Por
Denis Pitté Fletchrcher
INFORMADOR PÚBLICO
El cruel asesinato de Candela, de tan solo 11 años de edad, muestra que ciertos sujetos no tienen ningún reparo en destruir vidas y familias, y que se burlan permanentemente de la sociedad. Matan hasta niñas inocentes.
Observen Uds. el pensamiento del ideólogo de la impunidad, el Dr. Eugenio Zaffaroni, en su Manual de Derecho Penal (pág. 87): “la idea misma de ‘peligrosidad’ aplicada al hombre es contraria a los Derechos Humanos, porque todo hombre es persona y el concepto de ‘persona’ y el de ‘peligrosidad’ son incompatibles”.
La consecuencia práctica de este pensamiento demencial y desapegado de la realidad es que la peligrosidad de un sujeto no puede ser utilizada para denegarle la libertad. Por ello los delincuentes están en la calle matando y secuestrando todos los días.
Recordemos que a Zaffaroni lo designó como juez de la Corte Suprema el Dr. Néstor Kirchner con el apoyo de los por entonces senadores, entre los que se encontraba Cristina Fernández de Kirchner. Aquí está la raíz del mal: en la ideología abolicionista e irresponsable de Zaffaroni y de quienes lo apoyan y lo siguen.
Díganme Uds. si los asesinos de Candela y todos los demás asesinos, secuestradores, violadores, ladrones y extorsionadores que conviven con nosotros en la Argentina, son o no peligrosos y si su peligrosidad debe o no ser considerada por los jueces.
Es más que probable que los asesinos de Candela tengan antecedentes penales.
Y que estén en libertad gracias a la ideología de Zaffaroni y de los jueces seguidores de su doctrina.
Los que votaron a Cristina no se quejen de lo que ocurre, pues son también responsables conscientes o inconscientes de estos crímenes.
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