"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Palabra de Bono


Al crearse las autonomías, muchos territorios no tenían ni bandera ni himno ni puñetero interés
PILAR RAHOLA

Por supuesto no es palabra de Dios, pero su palabra tiene algo de divina, no en vano acostumbra a generar mucha feligresía a su alrededor.
Es José Bono, un hombre de una gran catadura humana, a quien –si me permiten la confesión– profeso mucha estima.
Pero como los amigos no están para dar alegrías, el amigo Bono acostumbra a disgustarnos (al menos a sus colegas catalanes) periódicamente, no fuera caso que perdiera la costumbre.
Es, en el sentido más serio del término, un auténtico jacobino, cuya tendencia al sentimentalismo lo hace profesar un patriotismo a la vieja usanza, del tipo que Valle Inclán ridiculizaba en sus magníficas obras. Como me avalan muchos artículos a favor de que la defensa de las naciones no se haga desde la perspectiva épico-esencial sino desde la argumentación inteligente, puedo también asegurar que el concepto de patriotismo en ese sentido clásico me resulta difícil de entender y me pone en guardia.

Pero cada cual ve el patio como lo ve, y Bono es un español cuya reflexión sobre España se desvía al corazón y al estómago, sin conseguir aterrizar en otros órganos más fríos.
De ahí que Catalunya forme parte de sus preocupaciones y de sus obsesiones.
La última ha sido la entrevista que dio a Manuel Fuentes en Catalunya Ràdio, donde después de una primera parte que podríamos avalar muchos, acabó con el dardo clásico contra las aspiraciones soberanistas catalanas.
La primera parte es de cajón: el mapa autonómico español es excesivo y costoso y no refleja las aspiraciones ciudadanas sino la estrategia política que existió en la transición para rebajar las reivindicaciones vascas y catalanas. 
Dicho en plata, cuando se crearon las autonomías, muchos territorios no tenían ni palo ni bandera ni himno ni puñetero interés en esa nueva administración, que no nacía de abajo arriba, sino de arriba abajo.
El café para todos fue la forma de colarnos agua en el café de los que siempre habíamos reclamado la cafetera.

Pero décadas después es probable que se hayan creado vínculos estrechos entre los ciudadanos y esas nuevas administraciones, y cualquier revisión toca fibras sensibles.
Quizás de lo que se trataría es de no doblar competencias y asumir que el mapa autonómico debe ser asimétrico, puesto que no todas las autonomías quieren según qué competencias.
El problema viene cuando, después de esta cartesiana reflexión, Bono aprovecha para atizar contra soberanistas, independentistas (son insolidarios) y en definitiva contra las aspiraciones catalanas.
Lo cual nos recuerda lo que siempre supimos, que el debate autonómico no es más que el disfraz que nos pusieron para intentar neutralizar el debate catalán.
Por ello Bono habla de Catalunya cuando habla de España.
Porque en su concepción patriótico-jacobina, Catalunya nunca cuadra.

Y, claro está, si el rompecabezas no encaja, la culpa siempre es de la pieza.

Fuente: La Vanguardia

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