Brasil deberá blindar su sistema bancario ¿y la Argentina qué?
Brasil tendrá su propia lista de los bancos demasiado grandes para quebrar, una experiencia similar al ranking de 29 entidades difundido por la cumbre del G-20 el 07/11.
En Brasil se señaló ya a 1 estatal y 2 privados.
¿Y en la Argentina cuáles serán?
Standard & Poor's difundió un informe preocupante sobre la salud del sistema bancario argentino a causa de la macroeconomía, consideración negativa que ratificó días atrás.
S. PAULO (Carta Capital). El G-20 hizo públicos los nombres de 29
instituciones bancarias capaces de arrastrar con ellas a todo el sistema
financiero internacional en el caso de volverse insolventes. Estos bancos serán
obligados a mostrar más solidez, lo que equivale a mantener un colchón de
reservas extraordinario.
Tan pronto como sea definido el conjunto de requisitos que deben cumplir
por quien ofrece una amenaza mundial, el Consejo de Estabilidad
Financiera (FSB, por sus siglas en inglés) deberá crear los
criterios para la formación de listas nacionales, centrándose en los
mercados emergentes. Y es allí donde debe entrar la lista de
Brasil.
En la evaluación del profesor de la FEA-USP (Universidad del Estado de S.
Paulo), Alberto Borges Matías, estudioso del sector bancario,
por lo menos 3 de las instituciones brasileñas serían clasificables como
"demasiado grandes para quebrar":
> Banco do Brasil,
> Itaú Unibanco, y
> Bradesco.
El trío representa alrededor del 47% de los activos del sistema
financiero. Aunque no crea que la capitalización, por sí misma,
sea una garantía de solvencia en tiempos de crisis aguda, Borges Matías
estima que los bancos brasileños tendrán dificultades para encuadrarse
dentro de las normas internacionales, de acuerdo con lo que explica en
la entrevista a continuación:
-¿Brasil cuenta con bancos que pueden ser considerados demasiado
grandes para quebrar?
-El Banco de Brasil está a punto de tener 1 trillón de reales (en
la métrica española, 1 billón) en activos. Los dos que lo siguen en la
lista, Itaú Unibanco y Bradesco, siguen el mismo camino. Los valores son altos,
no sólo para los estándares brasileños.
-¿Eso los haría una amenaza a escala mundial?
-El sistema bancario brasileño no tiene grandes relaciones a nivel
mundial. E incluso las operaciones de bancos extranjeros aquí, fuera del
comercio minorista, son pequeñas. Se trata de un sistema medio aislado.
Incluso si hubiera un problema sistémico, aquí, difícilmente se extendería al
resto del mundo. Nosotros somos lo que debemos preocuparnos con de la
situación, no sólo en Europa sino también en los Estados Unidos, donde hay
pérdidas sufridas por los fondos de pensión, que tendrán problemas cuando las
personas comiencen a jubilarse.
-Pero tuvimos en Brasil, el ejemplo del Panamericano. Aunque se
trata de un banco medio, que fue reparado después del descubrimiento de
irregularidades contables, las condiciones de financiación de las instituciones
de igual o menor porte se hicieron más difíciles después de este
caso.
-Había una falla en el registro de los préstamos concedidos, hasta
porque nunca se pensó que alguien podría practicar una contabilidad audaz como
la del Panamericano. Una vez encontrado el problema, la Cetip (Central de
Custodia y de Liquidación Financiera de Títulos) creó un sistema para registrar
esos créditos. Eso elimina el riesgo de que ocurrieran casos similares. Esa es
la forma de perfeccionar el sistema. Hace unos años, Logicred era la mayor
financiadora de Brasil. Tenía el poder de muchos recursos e hizo una inversión
financiera en el Sudameris. En el momento de rescatar los títulos, se le informó
que los papeles eran falsos. Fue entonces cuando se creó el sistema de registro
de títulos.
-A pesar de ello, los bancos pequeños han enfrentado problemas
financiarse.
-Quien financió esos bancos es el propio Fondo de Garantía de Crédito
(FGC), que tiene muchos recursos, con la ventaja de no ser dinero público,
incluso que los clientes lo financien indirectamente. No es un mal modelo,
funciona bien en este momento. Al final, como quien está por detrás del FGC son
el Banco de Brasil, Itaú y Bradesco, son los grandes quienes financiarán a los
pequeños.
-¿Es suficiente para mantener seguro al sistema financiero
nacional?
-Un problema sistémico, ciertamente no tendremos. Los menores son en
realidad muy pequeños, de forma que los grandes, muchas veces, prefieren
mantenerlos como representantes en determinados huecos del mercado que no logran
alcanzar.
-¿La creación de listas de bancos demasiado grandes para quebrar no
aportaría una mayor seguridad?
-No hay ningún modelo, entre los examinados aquí en la USP, que apunte
a una mayor o a una menor capitalización de los bancos como un factor
directamente relacionado con los casos de insolvencia ocurridos en Brasil o en
el mundo. Basta con mirar a los grandes bancos de USA, tales como JP Morgan,
Chase, Citi o BankBoston. La distancia entre la aplicación de los fondos de
terceros y de fondos propios es muy grande y aún así, sobreviven. No es la
capitalización la que va a volver más fuerte al banco. Antes de eso, es la
gestión de los riesgos financieros y de los gastos estructurales, de personal y
administrativos. Un banco puede tener un costeo muy bajo, pero con una
cartera de crédito mala o una estructura de costos demasiado elevada, fácilmente
puede volverse insolvente fácilmente.
-Entonces, ¿los bancos centrales han mirado los parámetros
erróneos?
-Es la advertencia que hemos hecho en nuestro trabajo. Sobre todo
porque muchas veces la demanda de más capital puede perjudicar el funcionamiento
de los bancos más pequeños. La obligación de aumentar la capitalización puede
llevar a un banco a atraer a los clientes con el peor perfil de riesgo,
dispuestos a pagar más por el servicio. Es el perro que persigue su propio
rabo.
-¿Las discusiones en torno al 3er. acuerdo de Basilea (ciudad suiza
donde son definidas las reglas mundial de la actividad bancaria) pueden mejorar
los mecanismos de aplicación?
-Basilea 3 crea un concepto cíclico, que obligará al banco a
capitalizarse más en los períodos de expansión, cuando el mercado está, digamos,
más afin a la actividad bancaria. Como Brasil está por afuera de la crisis,
en este momento, estaría sujeto a normas más restrictivas.
-¿Eso puede ser un problema para los bancos brasileños, en este
momento de ampliación de oferta de crédito?
-Habría que hacer el cálculo, basándose en los cambios que se pretende
aprobar. En ese momento de cambios cíclicos, a partir de la crisis europea,
otros aspectos deben entrar en discusión. Las reglas van a exigirle a los
bancos, además de capitalización, una mejor organización interna. Nuestros
bancos grandes no sólo están por encima de las solicitudes internacionales,
también lo están de la exigencias de nuestro Banco Central, que son más
elevadas. Como están acostumbrados a trabajar de esta manera, no creo que
haya quejas sobre los nuevos requisitos
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