Habitualmente soy crítico de las medidas de gobierno pero debo reconocer que acompaño fervorosamente uno de los proyectos que, a estar a lo que dicen los diarios, parecería andar dando vueltas por el mundo del oficialismo.
Me refiero a la eliminación de los barrios privados o, para decirlo en otro idioma, “countries”.
Comparto plenamente los argumentos tanto de Agustín Rossi como de Julio Alak.
Hay que terminar con esas barreras arquitectónicas que reservan determinados lugares lindos sólo a algunos privilegiados e impiden que sean disfrutados por todos.
Es cierto también que en la plaza deben mezclarse ricos y pobres para tener una síntesis cultural homogénea y provechosa para el país.
Espero que en poco tiempo desaparezcan esos horribles cercos, esas humillantes barreras que dividen a los de afuera de los de adentro.
A propósito.
Acá nomás, en Olivos, hay un predio muy grande, no menos de veinte o treinta hectáreas, en una franja que corre desde Avenida Maipú hasta Avenida del Libertador entre las calles Antonio Malaver y Carlos Villate.
Propongo que mañana mismo se proceda a derribar el cerco perimetral de ese predio y podamos acceder todos a esos lindísimos jardines.
Además, es un bien de propiedad del Estado, es decir de todos nosotros:
No hace falta ninguna expropiación.
¿Estás de acuerdo, Cristi?
Héctor Pérez Bourbon
22 de agosto de 2012
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