Por Roxana Acotto
En algún momento, vamos a tener que mentir la forma de calcular el 82 por ciento móvil, diferir pagos, maquillar cifras o...
Sincerar que la caja de donde salen las jubilaciones necesita ayuda de otros recursos.
Sincerémonos: que un artículo de la Constitución Nacional garantice el derecho a una vivienda digna no va a hacer que toda la gente acceda a ella, de la misma manera que la Declaración de los Derechos del Hombre de la ONU no logró la igualdad de todos los seres humanos.
Pero está perfecto que aspiremos a que todos tengamos los mismos derechos (a nivel planetario) y a una vivienda digna (a nivel nacional), como un texto guía, una inspiración.
Como la línea del horizonte que nos mantiene caminando, en la figura que popularizó Eduardo Galeano.
El tema es cuando esas aspiraciones se convierten en una cifra concreta y –a partir de ella– en una bandera política tan apetecible como incumplible.
Eso es el mítico 82 por ciento móvil, que estipula en esa relación porcentual la remuneración de un jubilado con respecto a un trabajador activo.
Lo veamos en un ejemplo caricaturizado:
Un padre establece un día que –en su dinastía familiar– cada hijo deberá recibir 20 por ciento de los ingresos de su progenitor.
Como él tenía un hijo, la medida no sólo parecía justa, sino hasta ejemplar.
Pero su hijo tuvo dos descendientes y ya se le hizo cuesta arriba mantener la tradición, aunque a duras penas lo pudo hacer.
Cuando sucesivas generaciones fueron siendo más fecundas, el principio se volvió objetivamente incumplible, pero nadie quería resignar sus derechos adquiridos.
Eso sucede con el sistema jubilatorio, tanto en la provincia como en la Nación (y en casi todo el mundo):
Los trabajadores activos son cada vez menos en relación con los pasivos, por lo que “atar” la remuneración de estos a un porcentaje del salario de aquellos es poner a funcionar una bomba de tiempo.
En algún momento, vamos a tener que mentir la forma de calcular el 82 por ciento móvil, diferir pagos, maquillar cifras o...
Sincerar que la caja de donde salen las jubilaciones necesita ayuda de otros recursos.
Si dejáramos de lado la demagogia, deberíamos –como sociedad– aceptar que los jubilados nacionales (en su conjunto) nunca van a poder cobrar el 82 por ciento móvil, y que mantener en Córdoba esa situación demanda un esfuerzo injusto con el conjunto de la sociedad.
Si la situación es compleja y de múltiples aristas, lo peor que podemos hacer es simplificar y encasillarla en una cifra políticamente correcta y prácticamente nefasta.
Fuente: La Voz del Interior (Córdoba)
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