Creí tener algo y vi que no era nada.
Creí asegurar algo y lo que aseguraba no estaba.
Creí tener guardianes, y cuando grité no estaban.
Creí ser algo, y cuando desperté no estaba.
Y creí, y creí, hasta finalmente no creer en nada.
Y en ese lugar de nada
descubrí que todo es nada.
Y fue entonces,
cuando me dí cuenta de que respiraba.
Y fue entonces,
cuando saboreaba.
Y fue entonces,
cuando tocaba.
Y fue entonces,
cuando escuchaba.
Y fue entonces,
cuando saboreé el aroma de mi ser
en la visión del caminante
que nada pierde y todo gana.
Y fue entonces,
cuando visioné que de mí no depende nada.
Y fue entonces,
cuando descubrí que si puedo volar, no es por mis alas,
sino por el viento que las avala.
Y fue entonces
cuando ya no tuve miedo de nada.
Y fue entonces,
cuando descubrí que la muleta no servía de nada.
Y fue también entonces
cuando el consejo no era nada.
Y fue, y fue, y fue...
cuando mi ser se perdió en la nada
y... empecé a ser feliz.
Anónimo
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