US$ 2.565 millones para 2013
La economía argentina padece una angustia creciente de divisas.
Las restricciones cambiarias llegaron para permanecer, y eventualmente aumentar.
Pero Cristina, Guillermo Moreno, Axel Kicillof y Mercedes Marcó del Pont han decidido persistir en su error.
Aquí un análisis de Economía & Regiones:
Descartamos que el gobierno aumentara las trabas al giro de utilidades y dividendos de manera de minimizar la pérdida de reservas. (Economía & Regiones).
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Economía & Regiones).
A pesar de la mejor
(+23%) cosecha proyectada, de los buenos precios esperados para la soja y del
mayor crecimiento esperado en Brasil, las políticas domésticas le imponen un
techo al incremento de nuestro PBI y, probablemente, Argentina será el país de
menor crecimiento de la región en 2013.
La pregunta clave a contestar es: ¿más cosecha, buenos precios y mejor
Brasil implicará que haya más dólares en la economía y se relaje la intervención
cambiaria en 2013?
A partir de fines de 2011 el cepo cambiario fue ganando fuerza y el sector
privado tuvo cada vez menos acceso a la compra de dólares.
Los particulares
perdieron la capacidad de ahorrar en moneda extranjera y enfrentan restricciones
para consumir bienes y servicios denominados en dólares. Las empresas afrontan
trabas para importar, abonar servicios en el exterior, pagar royalties, girar
utilidades o pagar dividendos a los inversores extranjeros.
Sin embargo, a pesar de la intervención cambiaria en 2012 la economía en su
conjunto “perdió” más dólares de los que “ganó”.
Es decir,
agregando todas las transacciones de nuestra economía (tanto del sector
público como del sector privado), se perderían aproximadamente unos US$ 2.700
millones; o lo que es lo mismo, las reservas internacionales se reducirían en
ese monto (6% con respecto al año pasado).
Por el lado de balanza comercial, el año cerraría con un superávit de
aproximadamente US$ 14.000 millones, en el que las menores exportaciones (de
soja y de bienes industriales hacia Brasil) fueron más que compensadas por una
mayor caída de las importaciones impulsando un incremento marginal del superávit
comercial.
A pesar de mantener un considerable excedente en su cuenta
comercial, el resto de la cuenta corriente (del balance de pagos) viene
mostrando algunas señales de debilidad.
Concretamente, si además del comercio exterior se toma en cuenta el
resultado neto de los dólares que ingresan y egresan por turismo, por fletes,
por regalías, por pago de intereses y por giro de utilidades y dividendos, el
resultado de la cuenta corriente del año se reduce a unos US$ 2.000 millones
aproximadamente.
En efecto, por esta vía nuestra economía habría perdido unos US$ 1.900
millones por el pago del cupón PBI del Gobierno Nacional; unos US$ 3.400
millones de intereses de deuda pública (nacional y provincial); unos US$ 1.000
millones por el déficit de los servicios6 y unos $ 5.200 millones en concepto de
utilidades y dividendos girados por las empresas multinacionales.
Cabe resaltar que el saldo negativo de “rentas de la inversión”
(expresado principalmente por los egresos en concepto de “dividendos y
utilidades”) es la segunda partida en importancia relativa de la cuenta
corriente y es la consecuencia del proceso de extranjerización de las grandes
empresas que caracterizó a la década del ’90 y que para nada se revirtió en los
últimos años.
De todos modos, el magro resultado positivo de la cuenta corriente (US$
2.000 millones aproximadamente) es más que contrarrestado por el resultado
negativo de la cuenta capital y financiera que presentaría un déficit de US$
4.500 millones. Este déficit estaría provocado por la fuga de capitales (US$
6.000) y por la cancelación neta de amortizaciones de la deuda pública en
dólares (de Nación y Provincias) por US$ 3.500 millones que superan la entada de
dólares por inversión extranjera directa (IED) por US$ 5.000 millones.
El hecho de que el resultado negativo de la cuenta de capital
supere al resultado positivo de la cuenta corriente implica que Argentina pierde
dólares.
En contraposición, los países de la región han aprovechado el favorable
contexto internacional, atrayendo el flujo de IED hacia la región y aprovechando
precios de commodities históricamente elevados para acumular reservas durante
los últimos años.
De hecho, todos los bancos centrales de la región experimentaron un
aumento de sus reservas en el último año. El caso extremo es el de Uruguay y
Perú, en donde las reservas habrían aumentado un 30% aproximadamente en los
últimos 12 meses.
Justamente, este comportamiento opuesto en materia de reservas entre
Argentina y los otros países es resultado de las políticas también contrapuestas
que aplican unos y otros. Los países de la región que le prestan atención a la
inflación, hacen políticas contra-cíclicas, son prudentes con el manejo del
ritmo de expansión monetaria y de la política cambiaria, que utilizan para
amortiguar las oscilaciones del nivel de actividad y la inflación.
En Argentina perdemos reservas porque aplicamos una política
económica no sustentable.
A pesar que entrarán más dólares por comercio exterior y no se pagará cupón
del PBI, en 2013 esperamos una caída de las reservas similar a la de este año.
Esto sucedería porque estimamos una reducción del superávit comercial, como
consecuencia de que nuestra economía necesitará importar insumos y bienes de
capital para los sectores productores.
Es decir, el aumento de las exportaciones quedaría contrarrestado por un
avance mayor de las importaciones, necesario para que la economía crezca entre
el 3% y el 4% anual.
No obstante, no creemos que haya una liberalización masiva de las trabas a
las importaciones, sino que se liberarían selectivamente y sólo marginalmente.
Será una decisión política. Lo más probable es que haya liberalización para
insumos y bienes de capital, pero no para bienes de consumo final.
De todos modos, la fuga de capitales se mantendría en niveles estructurales
similares a los de este año (US$ 6.500 millones). En este escenario, el giro de
utilidades y dividendos al exterior será la variable clave que determinará la
variación del el stock de reservas internacionales del Central. Descartamos que
el gobierno aumentara las trabas al giro de utilidades y dividendos de manera de
minimizar la pérdida de reservas.
Igualmente, nuestra economía cuenta con un déficit estructural de
aproximadamente US$ 6.000 por año en materia de giro de dividendos y
utilidades.
Por lo tanto, habría que seguir de cerca los permisos que el Gobierno le
otorgue a las empresas, que se irían reduciendo para compensar en parte el
aumento de las importaciones.
Por último, se perderán aproximadamente unos US$ 5.600 millones por
vencimientos de deuda (capital e intereses) tanto nacional como provincial,
excluyendo la deuda que se refinanciaría automáticamente.
De modo que, la economía argentina perdería US$ 2.565 millones en
2013.
Resumiendo, a pesar que entrarían más dólares por mayor cosecha, buenos
precios y mejor Brasil, en 2013 no quedarían más dólares en el país.
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