"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 24 de diciembre de 2012

La cadena nacional que nos gustaría escuchar:

MENSAJE DE RECONCILIACIÓN CON MOTIVO DEL NUEVO AÑO


Queridos compatriotas, 

Sé que en los últimos tiempos hemos vivido un clima político de confrontación y descalificaciones, que no es lo que los argentinos esperan ni merecen de nosotros, ni es lo que el país necesita. 
Más allá de nuestras legítimas diferencias, conozco el profundo compromiso y amor por nuestro país que existe en cada uno de vuestros corazones y estoy segura que todos compartimos que la responsabilidad de construir una Argentina más libre, más justa y más próspera, es una causa no solo de esta Presidenta y del Gobierno, sino que es una causa que compromete a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. 

En nuestro programa de Gobierno que el país conoció durante la campaña presidencial y apoyó por mayoría absoluta en las elecciones presidenciales del año 2011, asumimos compromisos muy trascendentes que podemos resumir en los siguientes ejes: recuperar la capacidad de crecer y crear empleos; reducir la pobreza y las desigualdades; mejorar la educación y la salud; avanzar en la lucha contra la delincuencia; rejuvenecer nuestra democracia, y fortalecer los valores de nuestra sociedad. 

Sin embargo, nuestra preocupación por los problemas coyunturales de la economía y la acumulación de vencimientos de nuestra deuda externa, nos llevó a una situación límite en los últimos meses, provocando que hayamos desatendido las necesidades que son preocupación permanente de nuestra sociedad, como la inseguridad y la inflación. 

Considero que un peligro real es el regreso de la inflación. Si no logramos mantener una línea firme y clara al respecto, podríamos producir un desvanecimiento de los beneficios obtenidos, esto lo tienen que entender todos los sectores sociales.

He dado instrucciones para que a partir del primer día del próximo año el INDEC materialice sus estadísticas con el mismo sistema que se utiliza en los países desarrollados con el fin de que no queden dudas acerca de nuestro crecimiento, de la marcha de la economía y sobre todo de los datos sobre niveles de pobreza y desocupación.

En materia de salarios, nadie más que yo está interesada en beneficiar a los trabajadores, pero deben saber los trabajadores de todos los sectores que los salarios reales son importantes y que el salario real se desvanece si dejamos que el monstruo de la inflación, al que le hemos declarado a partir de hoy una guerra sin cuartel, puede provocar daños irreparables, sobre todo, en el bolsillo de los argentinos de menores ingresos.

Todos tienen derecho a reclamar lo que consideran justo y que seguramente lo es, pero tenemos la obligación de defender lo que corresponde a toda la comunidad que tiene un interés nacional para que la inflación quede definitivamente controlada.

Por suerte, la presión inflacionaria, todavía no produjo daños graves a la economía ni a los sectores de menores ingresos, de manera que tenemos que mantener una línea de conducta muy firme para que el sistema de estabilización logrado en la economía nacional siga un curso de desarrollo sustentable a través del tiempo.

Quiero informarles también acerca del retorno al mercado libre de cambios, a la estabilidad de la divisa en un mercado cambiario absolutamente libre que no es obra artificial de ninguna medida, sino el resultado del libre mercado cambiario. Mi gobierno quiere esforzarse para que esa estabilidad sea un permanente estímulo a la estabilidad de la vida económica del país.

En cuanto a las reservas internacionales, la buena noticia es que han aumentado a niveles considerables por el volumen exportado de soja y otros productos agroindustriales que llegan a todo el mundo. 
Esta es una buena noticia, porque hace falta una ambiente de confianza en el país, que le dé permanencia y solidez a los recursos obtenidos por el comercio exterior.

El aumento de las inversiones extranjeras, sobre todo la entrada de inversiones en la industria petrolera y en el sistema financiero a partir de la nacionalización de YPF, a la que califico como “una demostración de confianza que nadie puede negar”, es el rumbo que hemos emprendido con el fin de que la seguridad jurídica y el respeto a nuestras leyes por parte del Estado, sean primordiales en este nuevo período que comienza a partir de 2013.

En este aspecto, considero que el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial, que representan a una democracia legalmente constituida, deben ser aliados y no adversarios en la gran causa de mejorar la vida y promover la felicidad de todos los argentinos.

Por eso, muy especialmente, pido disculpas a los representantes del Poder Judicial, que, en los últimos tiempos, se han visto jaqueados por declaraciones de mis funcionarios sobre cuestiones que deben resolverse en el marco de la justicia. 
Los derechos de todos los ciudadanos para resolver sus pleitos dentro del marco constitucional y jurídico que corresponde a nuestras leyes, deben respetarse a rajatabla.

Así como entendemos que para salvaguardar el destino de nuestra democracia es necesario prestigiar al Parlamento, la libertad de juicio e imparcialidad de la justicia constituyen la última y fundamental garantía de nuestro orden institucional. 

Gobernar nunca ha sido fácil en la Argentina y tratándose de una mujer ha sido particularmente difícil.
No pretendo que me eximan de mis errores, que los tuve y muchos. 
Ni tampoco creo que sirva de consuelo o justificación, decirles, que, particularmente, he vivido problemas personales muy difíciles. 
No es culpa de nadie, creí tener las suficientes agallas para soportarlos. 
Pensé de buena fe que estaba preparada para la responsabilidad de gobernar y de administrar un país con cuarenta millones de habitantes, pretendiendo ser justa y equitativa con todos los sectores sin distinciones de su status social, ni de credos, ni razas ni ideologías. 
Por eso, tomé decisiones que creí justas y apropiadas, aunque sé que en la práctica muchas de ellas resultaron polémicas y el efecto resultó contrario a los deseos de mi gobierno. 

La crisis que ha afectado al planeta en los últimos años y que nos ha llevado a tomar esas medidas que creíamos necesarias para resguardarnos de cualquier cimbronazo, resultó insuficiente. 
Hoy, después de un período consecutivo al gobierno de Néstor y un año de mi reelección, nos encontramos con una ciudadanía más exigente de sus derechos e impaciente frente a los resultados y la crisis económica internacional, que tiene a varios de los países desarrollados debatiéndose entre la recesión y el estancamiento, y que han puesto grandes dificultades en nuestro camino.

No obstante, debemos aprender de nuestros errores para reanudar la senda que habíamos emprendido con éxito en 2003, con la certeza de que retomar el rumbo no es una batalla perdida sino por el contrario es el mejor modo de cumplir nuestros compromisos con los argentinos. 

En este obstinado combate para lograr una justa convivencia nacional, no hemos asumido el poder para dominar nuestro país, sino para servir a su grandeza. 
Por eso, es necesario transitar el camino de la Constitución y de la ley, asegurando a todos nuestros ciudadanos iguales derechos y responsabilidades. 

En este proceso de recuperación y transformación social argentina durante mi mandato que finalizará, inexorablemente, en 2015, el Poder Ejecutivo cumplirá su parte, para que la esencia de la democracia no quede expresada por estructuras meramente jurídicas o líricas afirmaciones de dignidad humana o de igualdad de los hombres ante la ley. 
De lo contrario, resultaría un espejismo pernicioso para calmar las ansias que el pueblo vive, en medio de un desierto de duras realidades económicas. 

Ese propósito de perfeccionamiento de nuestra democracia, como forma de vida, no podrá lograrse a no ser que estemos resueltos a aceptar modificaciones sustanciales en las actuales estructuras económico-sociales de nuestro país, que devuelvan al pueblo argentino la fe en sus instituciones y gobernantes.

Mas lo importante no es que el sentido social de la democracia esté en nuestras declaraciones políticas o estatutos partidarios, sino que los argentinos tengamos la decisión y la valentía de llevarlo a la práctica. 
Solo será justo nuestro orden social cuando logremos que los recursos humanos y los materiales unidos al avance técnico del país, permitan asegurar al hombre argentino la satisfacción de sus necesidades físicas y espirituales. 

Deseo para todos los argentinos en el comienzo del año que vamos a vivir juntos, recuperada la fe y restablecida la moral cuya vigencia sentimos y proclamamos, comprometernos a promover la vocación de grandeza para que las nuevas generaciones reciban un país digno de ser vivido, sin sometimientos, emancipados y en libertad.


¡¡¡Muchas felicidades a todos y a todas…!!!

Roberto Calvaruso-Neira

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