Resumen de las
operaciones de 1975 en Tucumán y resto del país contra el ERP y fracciones de
MONTONEROS:
Se
produjeron unos 37 combates menores en el monte, típicos de las acciones de
guerrilla; cayeron muertos 160 terroristas y se capturaron del orden de 60
campamentos menores y depósitos. Las fuerzas legales de las FFAA y de Seguridad
ofrendaron 53 vidas en la defensa de la República.
A
medida que la guerrilla pedía la iniciativa en el monte, sus efectivos
comenzaron a refugiarse masivamente en la capital tucumana, iniciándose así
acciones de lucha urbana.
Tal
decisión fue un fatal error, en esa ciudad de tamaño mediano eran fácilmente
identificados hasta por los mismos vecinos, ya que la mayoría provenían de las
clases media y alta universitarias de Buenos Aires. Continuaron cayendo
aceleradamente en sus citas de funcionamiento clandestino y en sus refugios en
los barrios; su aspecto y la tonada al hablar los delataban fácilmente.
El
ERP, mucho menos numeroso de lo que hasta entonces se creía, comienza a
evidenciar primeros signos de debilitamiento.
Por
el contrario MONTONEROS, OCPO y PCML, dedicados básicamente al terrorismo
urbano, siguen creciendo exponencialmente; se nutren de sectores estudiantiles
de clases medias, absolutamente frustrados ante el patético fracaso del
gobierno de Isabel Martínez y de la dirigencia política en general, esa
frustración es la base que fertiliza su captación para la lucha cada vez más
salvaje.
Además
de los principales atentados hasta aquí reseñados, a lo largo del año 1975 se
sucedían en la Argentina todos los días una serie de simultaneas pequeñas
acciones de guerra revolucionaria:
Transmisiones
radiales y de TV clandestinas, colocación de explosivos menores, chequeo de
domicilios y rutinas de personas potencialmente blancos de secuestros /
asesinatos (militares, empresarios, dirigentes sindicales peronistas,
periodistas, docentes, etc.), copamientos menores no registrados en las
estadísticas,
asaltos
bancarios y a comercios, miles de comerciantes amenazados que pagaban sin
chistar el denominado "impuesto revolucionario",
operaciones
relámpago de panfleteo con explosivos menores para propaganda, tareas de
adoctrinamiento y captación en barrios,
villas
y particularmente colegios secundarios (con organismos sellos de goma de
fachada tales como la nueva prefabricada UES de MONTONEROS) y las Juventudes
Guevaristas del ERP, los cuales comenzaban a captar alumnos de 4 y 5 año para
las filas terroristas).
A
todo ello se sumaban las diarias citas callejeras clandestinas de control o
trabajo específico, en todo el país, de miles de terroristas (40.000 en
MONTONEROS solamente) agrupados en células de aproximadamente cinco personas;
cada día el Jefe de cada una se encontraba con sus cuatro subordinados y cada
uno de ellos con otros cuatro, hacia abajo en la cadena organizativa
clandestina.
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