Por Gabriela Pousa (*)
No aceptes lo habitual como cosa natural.
Porque en tiempo de desorden, de confusión organizada, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar. Bertolt Brecht
Enero de 2013
Sólo el año es nuevo, el resto es historia conocida, círculo vicioso de ignominia y afrenta sin freno.
Un país a la deriva y la conciencia colectiva aún adormecida.
Tinta, tiempo y porfía se destinan a la salud de un mandatario foráneo, sin asumir cabalmente, que acá hay otro paciente en grave estado.
La República está en “coma inducida”, y en el Ejecutivo debaten cuando será desconectada.
Posiblemente, como sucede con el presidente venezolano, sea cuestión de horas, días acaso…
A tal punto se ha llegado que no importa ya el cuándo, sino el milagro.
Es decir, el modo a través del cual, logremos que los dones republicanos emulen a Lázaro.
Opciones no quedan.
El gobierno está dispuesto a matar.
No se vislumbra aún, alguien que lo pueda parar.
Las últimas declaraciones de Hebe Bonafini corroboran la intención oficial.
En ese trance, es tiempo de preparar el escenario para que la democracia perdida y el régimen republicano reciban la orden impartida al hombre de Betania.
El pueblo es quién oficia de delegado.
Hay que acatar las palabras: “levántate y anda“.
De lo contrario, seremos abyectos deudos del país que nuestros ancestros nos legaron.
Ellos lo construyeron, nosotros lo velamos…
Y dudo que el perdón nos sea otorgado.
(*) Lic. GABRIELA R. POUSA - Licenciada en Comunicación Social (Universidad del Salvador), Master en Economía y Ciencia Política (Eseade), es autora del libro “La Opinión Pública: un Nuevo factor de Poder”. Se desempeña como analista de coyuntura independiente, no pertenece a ningún partido ni milita en movimiento político alguno. Crónica y Análisis publica esta nota por gentileza de su autora y de "Perspectivas Políticas". Queda prohibida su reproducción sin mención de la fuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario