"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 11 de enero de 2013

En defensa de los pobres buitres

No me parece 
Por José Benegas

Buitres
Poco falta para que los jóvenes y no tan jóvenes de la Cámpora se pongan a cazar buitres para llevárselos a su reina como quién le ofrece una manzana a la maestra.
Pero los pobres animales qué daño hacen, se alimentan en general de otros animales muertos, es decir son ecológicamente casi vegetarianos.
Es fácil apelar a ellos para generar rechazo porque están lejos de ser elegantes a la hora de comer y si se los usa para asustar a los niños son ideales
¿Quién quiere ver comer cadáveres?
Buitre pájaro malo está muy bien para que los chicos obedezcan, en un formato educativo de la época del viejo de la bolsa, un poco escabroso pero efectivo, un poco alejado de los gustos actuales por Avatar y Pocahontas.

Héroes
Volvió la Fragata Libertad pero no de alguna batalla sino de un embargo en Ghana, donde estuvo secuestrada por pedido de fondos tenedores de deuda impaga argentina, llamados buitres.
El rescate no lo produjo la Armada Nacional, ni tampoco la tripulación escapó repartiendo cañonazos...
Fue todo cuestión de abogados y de invocar que como estado la Argentina tiene privilegios.
Es decir: Zafamos.
Pero la señora Kirchner organizó un espectáculo épico con aviones haciendo acrobacias, humo celeste y blanco y un acto reservado para fanáticos a los cuales se les pueda decir cualquier cosa que igual van a aplaudir.
El único interés del auditorio era demostrar subordinación sin valor, por eso no se veía entre la concurrencia, en un acto que pretendía ser nacionalista, ni una sola bandera.
Todas eran identificaciones tribales de distintos grupos que buscan puestos públicos y compiten por la atención presidencial.

A ese tipo de público hablarle de buitres es muy útil, no se van a plantear cosas como quejarse por el hecho de que en la comparación pareciera que el país es un cadáver.
Pero de cualquier modo no es así, nadie nos quiere comer, sino que nos quieren cobrar.
Escuchan discursos presidenciales y se preguntan por qué un paraíso, el mejor país de la tierra y del universo no se hace cargo de los que les debe o negocia con ellos y tiene que cuidarse de no pasear sus bienes por el mundo para que no se los quede algún acreedor.
Es como una señora que se viste con su mejor vestido y se adorna con sus alhajas para concurrir a una fiesta de gala y se encuentra que le quitan el collar que más quiere, me decía un abogado hablando sobre la situación de la Fragata en Ghana.
A mi me parecía, le dije, que era más comparable con esa señora que va de fiesta, sin haber pagado la cuota del televisor o la cuenta de la luz.
Después de que los granaderos entonaran la pieza clásica “Avanti Morocha” para no estar fuera de tono con el fervor kirchnerista, llegó la señora en el helicóptero dejándose ver en el horizonte marino.
Vaya uno a saber si esa era la mejor ruta, pero sin duda era conveniente para los productores de espectáculos que se encargan de la estética fascista aggiornada de los actos oficiales.
Abrió el acto diciendo “Patria si, colonia no”, porque seguro que hasta hace unos días éramos colonia de Ghana, mientras que Estados Unidos nos dio el apoyo y Gran Bretaña nos ofrece en alquiler sus mejores aviones para los viajes presidenciales.

Dirigió un reconocimiento a la valentía de la la tripulación y su capitán, que le dedicaron, se supone, una placa por su maravillosa defensa de la soberanía nacional, aunque no venían de batirse con la armada del país africano, sino de esperar tomando mate a que los abogados hicieran su trabajo.

En la explicación de la maldad de los Fondos Buitres siempre está el horrible deseo de ganar que tienen por haber comprado una deuda en el momento del default a un precio ínfimo, para cobrarla después al cien por ciento.
Si sacamos a las alimañas y los cuentos para asustar niños, podemos ver que el deudor recibió un capital al cien por ciento y está tratando de quedarse con una parte que no es de su cuerpo comido por un buitre sino de su víctima, el pequeño acreedor que en el momento del gran paga Dios, no está en condiciones de litigar por años.

Los fondos que compran deuda en default, compren al diez por ciento, al veinticinco o al porcentaje que sea del capital nominal, están sosteniendo el precio porque de no existir esos papeles hubieran servido en su momento para encender un asado.
Me refiero a la época en que se comía carne en la Argentina.
Los fondos concentran volumen y por lo tanto están en condiciones de esperar, molestar,
embargar fragatas, atosigar al acreedor que dijo te pago el veinticinco por ciento,
si no te gusta embromate y te doy un plazo más allá ni me vengas a hablar porque la puerta estará cerrada.
Igual no está muy claro si lo que hay que aplaudir es el pago o el no pago, porque en el mismo discurso la señora Kirchner se jactó de toda la deuda que había cancelado su gobierno y su antecesor y marido.
Los militantes de la Cámpora y los empresarias Boudou, Bonafini y Carlotto aplaudieron ambas cosas con la misma algarabía.
Por supuesto que los deudores a veces fallan y tienen problemas, pero poner a los acreedores seducidos por una poco fundamentada seriedad de un deudor que les pidió dinero en su momento, en el lugar de los malos de la película, es un tanto caradura.

Los estados en realidad deberían ir a la quiebra, y debería terminarse con las inmunidades que no tienen fundamento moral alguno.
O al menos en un proceso de quiebra limitar al mínimo los bienes inembargables para el funcionamiento básico del estado fallido.
Ni las embajadas, ni los barcos escuela, ni las compañías aéreas, ni los regalos que reciben los presidentes, son necesarios para el funcionamiento de un gobierno.
Ni para la población que en teoría (bastante graciosa) ese gobierno sirve.
Entonces las situaciones no se eternizarían como la de la Argentina, los que venden deuda pública a cambio de jugosas comisiones tendrían que hacerse responsables frente a sus clientes, y los acreedores cobrarían lo que es posible y no lo que le queda cómodo al deudor.

En nuestro caso nos vendría genial el remate de Aerolíneas Argentinas, tierras fiscales inútiles, el Fútbol para Bobos, YPF, Canal 7 y Radio Nacional.
No pretenderíamos que se lleven el contenido porque después nos harían otro juicio, pero al menos nos sacarían un gran problema.
Para ser estatista entonces habría que ser ricos y tontos y no pobres y tontos como ahora.

Aunque les parezca a muchos muy nacionalista acompañar todas estas muestras de falta de vergüenza, siendo nosotros principales acreedores en servicios incumplidos y deudores en impuestos e inflación no consentidas del mismo estado que aquellos fondos, lo más lógico parece expresar solidaridad con ellos a los que les toca padecer la estafa de un estado depredador una vez en la vida, mientras para nosotros es rutina y no agitar las banderitas, que somos tan víctimas como ellos del mismo victimario.

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