Rubens: "Kronos devorando a su hijo"
Marta Sánchez Valenzuela
El Manifiesto.com
“Pero, qué quieren, me gusta escribir sobre papel. Sacar luego la hoja y corregirla a mano, con tachaduras, flechas y cambios, y volverla a teclear, una y otra vez. Pierdo mucho tiempo, me dicen, pero yo no escribo para ganarlo ni ahorrármelo, sino para aprovecharlo y sentirlo pasar, o incluso para eso, para perderlo, y pensar mejor. Y cada vez que tecleo de nuevo la página la voy asumiendo, aprobando, le voy dando el visto bueno y me voy acostumbrando a ella. Porque a todo tiene uno que acostumbrarse, hasta a lo que sale de su imaginación.” ¹
No tener tiempo,
ir deprisa,
acabar cuanto antes,
ahorrar tiempo,
ganarlo,
que ocurra ya,
aquí y ahora,
A SER POSIBLE SIN COSTE NI ESFUERZO,
que no ocurra nunca,
no llegar,
echarse el tiempo encima…
… son expresiones que miden nuestra relación controlada y combativa con un tiempo cuantitativo y devorador en esta época de aceleración e inmediatez.
Una medida del tiempo que han venido a apoyar las nuevas tecnologías.
Primero llegó la máquina y proponía liberarnos del esfuerzo.
Ahora, las nuevas tecnologías, con la promesa de hacernos dueños del tiempo.
Y, acaso sin quererlo, tan pretenciosos y avaros en nuestra ambición, hemos ido quedado despojados de la propia vida, incluso de su parte placentera.
Llegamos corriendo al andén del metro, se nos escapa uno y nos parecen una eternidad insoportable los tres minutos que tardará en llegar el siguiente, no podemos descolgar la mirada del reloj que descuenta los segundos que faltan, hasta contamos por dentro con él como si así lo alentáramos, y luego saldremos apresuradamente de nuestro viaje por pasillos donde nos estorba cualquiera que no corra, a punto estamos de apartarlo para que no interrumpa nuestra prisa.
Y ¿adónde nos dirigimos tan rápido?
Muchas veces de vuelta a casa, a encerrarnos y escondernos de nuestra incapacidad de disfrutar la vida.
¿Adónde va a parar esta gran cantidad de tiempo que ahorramos?
Muy a menudo, a la virtualidad.
A base de ahorrar tiempo hemos adelgazado la realidad y engordado la fantasía, pero una fantasía que, como la de ganar la lotería, no le abre el camino a la vida.
Llevamos una vida, pues, sin cuerpo.
Hemos dado la espalda a lo artesano, nos hemos escindido de nuestras propias manos y…
… ya no cogemos un bolígrafo para escribir…
Entonces, si la caligrafía, que se cultiva a base de práctica, refleja nuestra personalidad,
¿dónde hallamos ahora nuestro reflejo?,
¿nos hemos uniformizado todos a imagen de la “times new roman”?
… tampoco cogemos un lápiz para garabatear mientras hablamos largamente por teléfono tendidos en el sofá al llegar a casa, porque llevamos todo el día hablando con todos y con cualquiera por el móvil, siempre de pie y, a ser posible, haciendo otras cosas a la vez, atendiendo el correo electrónico mientras escuchamos una voz supuestamente amiga, de la misma manera que hemos aprendido a escuchar las voces de los tertulianos de un programa televisivo al mismo tiempo que leemos las opiniones que vierten los espectadores en forma de sms a pie de pantalla.
Ahora también podemos estar mandándonos whatsapp a cada minuto, porque son gratis, abreviando, eso sí, las palabras, como si en realidad cada letra costara o porque no vale la pena invertir tiempo en el lenguaje, que es reflejo del pensamiento.
¿Para decir qué?
¿Qué nos estamos contando?
¿Estamos sintiéndonos escuchados?
… no nos queda tiempo para cocinar (ni para comer, los nutricionistas tienen que empeñarse en recordarnos que comer requiere tiempo para que las funciones digestivas se realicen correctamente), ni para estirar el cuerpo al final de la jornada, ni para hacer el amor, menos en días laborables, si acaso el fin de semana.
Pero nos apoltronamos cada noche frente al ordenador, a navegar, decimos, olvidando que para navegar se necesita rumbo, más bien a dejarnos mecer pasivamente por miles de imágenes, contactos fugaces, vagos mensajes, hasta languidecer, algunos de madrugada,
a eso de las dos o las tres, incluso hay quien se ve impelido a vetarse la posibilidad de un sueño tranquilo y reparador, porque duerme con el móvil junto a la cama, esperando con ansiedad la respuesta a una solicitud de amistad que envió por facebook…
… lo de leer cada vez va siendo más difícil, eso de atender un único estímulo, que va desgranándose tan lentamente, estando sentados, pero ahora tenemos el ebook, que permitirá almacenar cientos de libros, como si semejante ventaja cuantitativa bastara para devolvernos el gusto por la lectura.
(Ahora mismo, que me encuentro a mis anchas escribiendo, siento que estoy extendiéndome demasiado, pero decidido confiar en que vosotros sí dispongáis del tiempo).
En el cine, que decimos que nos cuesta tiempo y dinero, a veces no podemos evitar mirar el reloj a media película, inquietos entre tanta oscuridad, advirtiendo entonces que sólo hemos entrado levemente en la trama porque seguimos dando vueltas a la lista de cosas que quedan por hacer, pero podemos descargar gratis de internet infinitas películas, películas cuyo visionado en casa interrumpiremos mil veces para atender otros estímulos paralelos hasta que las abandonemos…
Leo que la realidad virtual consiste, mediante ordenadores y otros dispositivos, en producir una apariencia de realidad que permita al usuario tener la sensación de estar presente en ella.
Vamos, que estamos teniendo la sensación de que vivimos sin vivir realmente.
¿Qué realidades merecen nuestro tiempo?
¿De qué calibre tienen que ser los estímulos para conseguir no sólo seducirnos, sino sostener nuestro deseo?
Y de nuevo y con insistencia:
¿Para qué realidades futuras estamos ahorrando nuestro tiempo de realidad actual?
Debería ser para algo bueno…
(Continuará)
Cinco invitaciones a entrar en el tiempo, a zambullirte en la vida
1- Haz en vez de fantasear, y que tu hacer alumbre obras, obras menos grandiosas que las fantasías, pero palpables.
2- Vive lentamente. Incluye las esperas, la de la cola del supermercado también. Observa la naturaleza y lo aprenderás.
3- Repite. Practica. Como un artista. Se requieren 10.000 horas de práctica para convertirse en experto.
4- Utiliza tus manos y tu cuerpo para vivir y deja de pensar un rato. El cuerpo es emoción y las emociones, a diferencia de las ideas, son corpóreas y lentas. Cocina. Planta. Haz las tareas de la casa. Haz deporte. Esculpe. Dibuja.
5- Entrégate al sueño como lo que es, una muerte y una segunda vida. No te resistas.
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 4 semanas
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