Otra estafa a los pueblos

Por el Lic. Claudio Valdez 

El progresismo “rojo, rojito” propuesto por “el líder Chávez”, reelecto mediante cuestionables argucias que no le alcanzaron para poder “jurar su nuevo período”, se percibe como fatal anomalía al régimen político republicano que sus partidarios gustan llamar democrático.
Sabido es que los marxistas sobreponen a la democracia y forma republicana de gobierno su perversa “utopía” y “dictadura del proletariado”, llevada habitualmente a cabo por la “nomenklatura” que se les ocurre como conveniente en cada país donde logran dominar las voluntades de ignorantes e ingenuos engañados:
Para el caso en cuestión, continuada por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y el resto de “la nómina” del partido bolivariano.

Lo trágico es que así la soberanía e independencia de la patria de Bolívar se encuentra sometida desde una ínsula que ni siquiera tiene cualidades de “potencia irresistible” sino que es, más bien, la agonizante sede de una fracasada ideología sostenida mediante criminales procedimientos totalitarios:
Los del “castrocomunismo”, consejero y asociado del “camarada presidente electo de Venezuela” que continúa su internación post quirúrgica en Cuba como un “desaparecido” ilustre de ese régimen comunista.

La legitimidad y legalidad del poder político venezolano se presenta dudosa por la ausencia en funciones del primer mandatario, no obstante los continuadores de su régimen se atreven a transmitir mensajes e instrucciones que según afirman son de puño y letra del enfermo que nadie ha podido ver.

El disparate se incrementa con la lectura de este tipo de mensajes “sin remitente cierto” hasta en asambleas de organismos internacionales donde Venezuela participa.
No es prudente omitir la posibilidad de que su firmante se trate solo de “un recuerdo”.
¡Ya ni siquiera utopía!