"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 15 de julio de 2013

El lenguaje poético


El lenguaje es posiblemente el más importante y más extendido de los símbolos que se vale el hombre para comprender la realidad y comunicarse con sus semejantes.
Permite sedimentar conocimientos, sensaciones, actitudes y proyecciones y hacerlos comprensibles y extendidos a un número indeterminado de personas, al alcance de la palabra oral o escrito que con ellos se logren.
Hay muchos tipos de lenguaje, pero nos queremos detener en uno especial y muy específico que es el lenguaje poético.
La poesía es un modo de producción del entendimiento humano que trata de expresar la belleza por medio del lenguaje.
Esta sujeta a la medida y a la cadencia del verso, aunque puede obviarse ,y puede entenderse como la literatura lírica.
Está muy relacionada con la música y el canto, y es común que funcionen juntas en muchas de las experiencias humanas.
Pero hay un más allá en su lenguaje.

Es más que un texto, un mensaje, un conocimiento, es una expresión abierta a un sinnúmero de posibilidades que escapa a cualquier norma y a cualquier molde.
La expresión poética es irracional, surge del sentir y del inconciente de aquel que poetiza.
Expresa tanto lo que dice el texto, como el deseo, el gozo, la pasión, y la intencionalidad, que se irradia hacia el otro, el que lo lee o escucha y le permite entenderlo en su contexto, posiblemente con diferencia del que lo ha escrito y dándole otro sentido, otro valor, otro panorama.
Un texto general es común a todos, y tiende a que lo comprendan de la misma manera y sino se considera que ha sido errónea dicha comprensión.
Un texto poético es abierto, infinito, múltiple, variado y no tiene condiciones ni normas.
Escrito por alguien que en primer lugar lo escribe para sí, y que cuando lo expresa o lo publica, escapa a su control, a su comprensión, y es tomado y re expresado con los valores, los deseos y la intención de cada uno a los cuales llega.
Toda poesía es un texto universal, que no se puede encasillar, y que si se le hace la crítica se lo desvaloriza o desvirtúa, porque nadie es capaz de saber que se quiso decir, o que va a entender el próximo lector.
El lenguaje poético, tiene además una condición singular.
Permite expresar lo inefable, aquello de lo que no se puede hablar, no por prohibición o negligencia, sino porque es imposible expresarlo, porque no hay palabras que lo contengan.
Es un lenguaje que encaja con lo gestual, que dice no sólo el texto, sino el gesto, la mirada, la intención, tanto del que escribe como del que lee.
Y eso es inefable.
No se puede hablarlo de otra forma, que no sea poéticamente.
Es el lenguaje del corazón, de lo más profundo del espíritu del hombre, de lo que siente y espera, de lo que goza y sufre, del dolor, de la alegría, de la solidaridad, de la vida compartida, de la visión del otro a través de quién es y como es el otro.
No pide, no ordena, no fija reglas, ni siquiera espera ser leído.
Sólo fluye, como la vida, como el ser, como la naturaleza, en ondas concéntricas que se van extendiendo en el tiempo y en el espacio.
Es sólo poesía.
Porque el lenguaje poético es el lenguaje del amor, de lo más hermoso, lo mejor y más bondadosa y admirable que hay en nosotros, y aquellos que logran captar el llamado de las musas y expresar sus ecos en palabras conectadas por versos tienen el privilegio de unir el cielo y la tierra, de mostrar el más allá, exista o no, de expresar el remedo del lenguaje de los dioses, aquel que escapa a toda lógica y a toda razón,  aquel que arroba el alma, acuna la pasión y desata los nudos que nos atan a nuestra condición finita e incompleta de hombres perecederos y corruptibles.
Es aquella que escapa a nuestro destino, que nos permite volar por las alturas más allá de nuestra experiencia y nuestra capacidad.
Es aquella que nos da la condición de lograr por un momento la felicidad que todos deseamos y que pocas veces se alcanza.


Elías D. Galati

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