Ari Paluch Periodista
Allá por 1983 aún no aporteñado, Francis Ford Coppola estrenó su película ‘La ley de la calle’.
Quince años después, el director de ‘El padrino’ recalaría en nuestra ciudad para rodar su nuevo film ‘Tetro’.
Sin embargo, la simbiosis se ha dado de manera inversa a lo esperado.
Si bien hasta el momento no hemos podido observar el efecto que la Argentina surtió sobre la nueva película del afamado cineasta, ya se puede percibir la influencia de ‘La ley de la calle’ sobre la vida política nacional.
El pasado miércoles, luego de otra jornada repleta de cortes, bloqueos, marchas y movilizaciones, Néstor Kirchner ‘cortó’ el ‘Puente de amor’ que había abierto apenas una semana atrás, y amenazó con que no temía perder todas las comisiones del parlamento ya que tenía ‘las calles del pueblo’
Un par de horas antes, combatientes y movilizados en la Patagonia durante el conflicto, habían protagonizado la ‘Segunda guerra de Malvinas’.
Las imágenes por demás patéticas, exhibieron al mundo la síntesis de nuestros desencuentros.
Por un instante invito al lector a reflexionar lo que esta postal televisiva habrá significado en Inglaterra (originalmente el enemigo) o en las mismas Islas, donde los kelpers una vez más habrán venerado a Margaret Thatcher.
Años atrás Néstor Kirchner se vanagloriaba de ser ‘un poquito anarquista’, sin percibir cuan poco recomendable es apostar a ese método, desde la suposición de que esta pueda ser dosificada.
Tal vez sea tan probable ser un poquito anarquista, como estar un poquito embarazado.
Años después de mofarse de ‘la paz de los cementerios’ y de invitar a los sindicatos a imitar a los piqueteros y ‘ganar la calle’, el ex presidente lejos de conformarse con lo que su impronta belicosa ha generado en la sociedad, dobla la apuesta y se ilusiona con que ‘La ley de la calle’ termine de imponerse sobre aquellos como los integrantes de la Corte Suprema y nuevos legisladores que ingenuamente pretenden que las normas y la Constitución estén por arriba de intereses mezquinos y personales.
Mientras tanto, el temor a supuestas situaciones extremas que pudieran afectarlo, lleva al ex presidente a confeccionar un machete con los principales tips del
"manual Chavista" y a sentir al igual que su par venezolano que es hora más que nunca de profundizar el modelo y de responsabilizar por todos los males de la gestión a la oposición y al periodismo.
La historia demuestra que en general los argentinos solemos ser ‘malos pronosticadores’ (aclaro que no me refiero al Servicio Meteorológico Nacional) de manera que prácticamente nadie podrá precisar que será de nuestra bendita patria.
De todos modos, no parecen abundar razones para un optimismo desbordado, mucho menos si la costumbre de dirimir situaciones contempladas para ser resueltas en el ámbito de la institucionalidad, comienzan a resolverse por la vía de los hechos en la vía pública, bajo el imperio de ‘La ley de la calle’.
Allá por los ‘90, James Carville supo diagnosticar como asesor del candidato presidencial Bill Clinton la coyuntura norteamericana, con su célebre frase:
- ‘Es la economía estúpido’ , la cual quedará por siempre como un acierto de lectura veloz sobre la inquietud del elector estadounidense de aquellos días.
Hoy parafraseando a Carville, con la economía en incipiente recuperación y la política en palpable decadencia, podríamos decir: - ‘Es el ego, estúpido’
Mientras que Brasil se prepara para organizar el campeonato mundial de fútbol del 2016, en Argentina se desarrolla por estos días la más grande competencia de machismo, prepotencia e ignorancia que el país haya albergado desde la vuelta de la democracia.
Ante la elocuencia de los acontecimientos actuales y la incertidumbre de probables episodios cercanos, es bueno recordar como funciona el vehículo que hoy conduce a quienes nos conducen.
El ego no conoce la paz, necesita tener razón, él siempre encuentra culpables fuera de sí mismo, no conoce la cooperación, la reemplaza por la competencia permanente. Se toma todo como algo personal, ve las cosas como éxito o fracaso, siempre está a la defensiva, ataca antes de ser atacado, por las dudas.
Suele decir ‘este a mi no me va a ganar’, quiere triunfar a cualquier precio pero no hay victoria que lo satisfaga, vive atemorizado pero hace lo imposible por disimularlo.
El ego es el falso ser, necesita imperiosamente de la trampa y la mentira.
El ego y la verdad nunca se dan la mano.
- "Es el ego, estúpido"
Se lo puede ver a cada instante por tu barrio y por el mío...
Es ‘La ley de la calle’ pero esta vez sin Matt Dillon y Mickey Rourke.
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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