La
ruptura interior, esa de sentirse considerados objetos, incapaces de dar alegría
y felicidad a los demás, no está reservada solo a las personas con discapacidad
intelectual.
Se encuentra en todo niño "no deseado" que ha sentido que "está de
más".
Éstos también han tenido que protegerse de un sufrimiento insoportable.
Me
estoy acordando de un detenido condenado por el secuestro de un niño.
Me contaba
que su madre la había dicho cuando tenía ocho años:
"Si los anticonceptivos
hubieran funcionado tu no estarías aquí hoy..."
Estos síntomas de depresión se encuentran
también con frecuencia en las personas despreciadas a causa de su raza, su
miseria o su incapacidad.
Esto les dificulta las relaciones entre las personas
y, como consecuencia, el ejercicio mismo de la sexualidad. (...)
En el corazón existe una especie de vacío
que, según parece, sólo puede ser colmado por un amor infinito.
En esto reside
su belleza y su drama.
Las palabras de San Agustín:
"Mi corazón está inquieto
hasta que descansa en tí, Dios mío" pueden aplicarse a todo el
mundo.
Jean
Vanier

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