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Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 13 de septiembre de 2013

Argentina, el país con más riesgo de impago del mundo

VÍCTOR RUIZ DE ALMIRÓN / MADRID

S&P degrada su deuda a CCC+, varios escalones por debajo del nivel que marca el «bono basura»
La degradación de la deuda argentina parece no tener fin. 
La agencia de calificación crediticia Standard and Poor’s rebajó ayer la nota de la deuda soberana del país andino en un escalón, desde «B-» hasta «CCC+» con perspectiva negativa. 
La degradación supone incidir aún más en la condición de «bono basura» que pesa sobre las espaldas del país gobernado por Cristina Fernández de Kirchner. 
La decisión de S&p significa un nuevo revés político para la presidenta, que se encuentra acorralada por un escándalo de lavado de dinero negro y por su presunta posesión de cuentas en el paraíso fiscal de las islas Seychelles.
S&P destacó en un comunicado que la decisión viene motivada por la demanda judicial en Estados Unidos de varios fondos de inversión contra Argentina por el impago de la deuda soberana tras la quiebra del país en 2001. Aunque S&P reconoce que todavía no hay sentencia firme, en un caso que depende del Tribunal Supremo, la agencia ha decidido ponerse la venda antes de la herida y ha estimado que «el pago de la deuda podría verse comprometido». Los temores en el Ejecutivo radican en que si el Supremo estadounidense obliga a devolver el dinero a los fondos de inversión que no acudieron al proceso de reestructuración, la deuda soberana podría verse irremediablemente abocada a la quiebra. Las arcas públicas argentinas se enfrentarían a un problema de liquidez que le imposibilitaría hacer frente a todos los pagos. «Si el Tribunal Supremo de Estados Unidos acepta el caso o los riegos legales se moderan, los «rating» podrían estabilizarse», asegura la agencia de calificación de riesgos.

Inflación disparada

Pero las tensiones de tesorería no son las únicas que vive la economía argentina. S&P prevé además que la inflación alcanzará el 27% al cierre del año, mientras que en 2014 y 2015 alcanzará el 30%. Esta inflación está castigando socialmente a un país con un nivel de paro reconocido en el entorno del 8%. El aumento del coste de la vida, algo que se está viendo agravado con el desabastecimiento de algunos productos que anteriormente estaban subsidiados por las arcas públicas. De hecho, a comienzos del mes de julio, la Secretaría de Comercio comunicó la clausura de varios supermercados debido al desabastecimiento de algunos productos con precios establecidos. Esta realidad preocupa sobremanera a los organismos internacionales, que observan con preocupación cómo pese a que el país mantiene sus rítmos de crecimiento, no se puede hacer frente a la inflación real, que no coincide con la que reconoce el Gobierno.
El Banco Mundial alertó a comienzos del verano por la carestía de algunos productos básicos, y reconocía que sólo la política de contención de precios en determinados productos había podido contener de manera parcial una inflación disparada. El estudio alertaba de que las caídas en los precios de las materias primas derivarían en una reducción de los ingresos del Gobierno, afectaría a las divisas, inyectando más presión al tipo de cambio, y afectaría al gasto público.

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