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miércoles, 9 de octubre de 2013

Cristina no quiso dar los detalles de los estudios

Por Mariano Obarrio | LA NACION
En medio del nerviosismo previo a la intervención quirúrgica, Cristina Kirchnerdio órdenes a sus funcionarios, a los médicos de la Presidencia y a los de la clínica Favaloro de que no se informaran en detalle todos los estudios que se le hicieron previamente a la extracción del hematoma de cráneo que le practicaron ayer luego de sufrir arritmias y cefaleas producto de un traumatismo en la cabeza que sufrió el 12 de agosto último.
De hecho, los partes médicos oficiales no informaron que a la Presidenta se le practicó una prueba de Holter para monitorear de manera ambulatoria por varias horas la arritmia cardíaca que sintió el fin de semana. El resultado dio normal. "La arritmia está controlada", confiaron a LA NACION fuentes oficiales consultadas.
"Se le hizo un Holter y dio bien. No quiere que se informen todos los estudios porque pueden malinterpretarse y ello causaría inquietud", reveló un funcionario.
Tal como informó ayer LA NACION, los que controlan la información son los secretarios legal y técnico, Carlos Zannini, y de Inteligencia, Héctor Icazuriaga. Además, el hijo de la mandataria, Máximo Kirchner, permanece al lado de ella y les cuenta las novedades que ni siquiera los ministros llegan a conocer.
En medio de la tensión propia de los preparativos para la intervención quirúrgica, en el núcleo familiar la más afectada por el estado de salud de Cristina Kirchner era hasta ayer su hermana, Giselle Fernández, médica de profesión.
Ello causó cierta tensión en el equipo de médicos. En el posoperatorio, la Presidenta debe restringir al máximo las visitas, incluso familiares, para evitar posibles infecciones. Y es por ello que algunos profesionales evaluaban disminuir la presencia de Giselle, que mantiene muchas discusiones fraternales con la Presidenta.
"La que más se mete en todo es Giselle, porque es médica y quiere dar órdenes, y termina peleándose con Cristina Kirchner como si fueran dos hermanas discutiendo por el control remoto", explicó con cierto aire risueño, cuando había pasado la tensión de la operación, una fuente que conoció de primera mano lo que pasó en los días previos en la clínica Favaloro.
Incluso, el tema ocupó a la Unidad Médica Presidencial, que integran los doctores Luis Buonomo y Marcelo Ballesteros. Se estima que luego de 48 horas de cuidados intensivos tendrá 5 días de internación, pese a que la Presidenta evolucionó bien en su primer día de posoperatorio: toleró la anestesia y se encuentra con suministros de analgésicos para mitigar dolores.
Pero en la primera semana, le dijeron a la Presidenta, debe maximizar las restricciones de las visitas para prevenir infecciones. Debe seguir normas estrictas de higiene para sus familiares. También deberá tomar cuidados de este tipo por lo que dure el reposo, entre 30 y 45 días, según la evolución de la paciente.
"Esto es lo más difícil en una presidenta porque el entorno y sus obligaciones son bastante particulares", comentó una fuente al tanto de esos conflictos.
La Presidenta les prometió a todos los médicos que cumpliría a rajatabla con todas las prescripciones para no correr riesgos. "Está muy cansada desde hace tiempo. Y está entregada a los médicos: va a cumplir al pie de la letra las indicaciones de los médicos", dijo un funcionario que habló con uno de ellos.

AMABILIDAD EN LA CLÍNICA

"Ella es amable con la gente, no quería que se suspendan otras cirugías por la de ella, estaba muy tranquila por los sedantes y llegó con dolores de cabeza", confió a LA NACION otra fuente gubernamental.
La Presidenta debía quedar internada el sábado último, cuando concurrió a la Favaloro, porque ya desde entonces se sabía en la clínica de Belgrano al 1700 que tendría que ser intervenida ayer. Sin embargo, Cristina Kirchner quiso retirarse para restarle dramatismo y gravedad a su estado de salud. En ambos ingresos, la Presidenta llegó al sanatorio con fuertes dolores de cabeza.
Si bien Máximo Kirchner es el que se comunica con los funcionarios, la que está al lado de la Presidenta es su hija Florencia. "No se despega de su mamá", aseguró una fuente oficial.
Desde el noveno piso de la clínica -la Presidenta está internada en el sexto- Máximo Kirchner mantuvo entre el lunes y ayer innumerables comunicaciones con diversos funcionarios. "Todos estamos en contacto con Máximo, es el que sabe todo lo que piensa Cristina, a qué funcionario quiere ella y de quién desconfía", dijo a LA NACION un ministro.
La intimidad de la Presidenta fue muy similar a la de cualquier familia normal. Con las preocupaciones lógicas de los parientes cercanos, la cercanía de los hijos y las discusiones de una hermana médica con los facultativos que atienden a la paciente. Sólo que ésta es la jefa del Estado.
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