La muy promocionada Supercard que casi nadie usa ni acepta
La tarjeta Supercard, no tiene mucho de “super”.
Cuando Moreno la ideó se decía que desplazaría a las otras tarjetas de crédito para la compra en los supermercados. El Secretario de Comercio buscaba por entonces bajar la tasa en las tarjetas que cobran los bancos. Luego se anunció que el plástico conviviría con otros y al final era requisito tener otra tarjeta para tramitar la Supercard, lo que generó polémica. Al igual que con el blanqueo y los cedines, la promesa oficial tuvo una bajísima adhesión. Apenas se activaron 400 tarjetas de las 10.000 esperadas. De ellas, las que se usaron no llegarían ni a la mitad y solo 1.000 comercios en todo el país son los que la aceptan.
CIUDAD DE BUENOS AIRES
(Urgente24).-
La Supercard tiene una ventaja con respecto a los
cedines y el blanqueo de capitales; no tiene un límite de tiempo para adherirse.
Sin embargo el fracaso ya es patente. Guillermo Moreno había
proyectado activar unas 10.000 tarjetas desde su demorado lanzamiento en agosto
pasado (se venía ideando desde marzo pasado para promover la baja en la tasa de
las tarjetas que cobran los bancos), pero hasta ahora se activaron unas 400 de
las cuales apenas la mitad se usó o se usa y unos 1000 comercios en todo el país
las aceptan. Para peor, es necesario un código de habilitación que pocos pueden
obtener.
Muchas de las ‘Morenocard’ emitidas han tenido
propósitos promocionales. Los casos mas conocidos son los de la defensora de los
consumidores, Lucila ‘Pimpi’ Colombo quien recibió la tarjeta
N° 2 aunque la habría usado. Pero la N°3, entregada a Yolanda
Durán (supermercados chinos), todavía no se usó y ni hablar de la N° 1
que corresponde a Cristina Fernández.
Los detalles los brinda este viernes 11/10 el
diario Ámbito Financiero, que relata que a pesar de la bajísima adhesión (poco
más del 5% de lo pautado), en la última reunión que mantuvo el viernes pasado
Moreno con representantes del comercio minorista aseguró que la Supercard
"viene bien y crece gradualmente". Allí estaba
Ider Peretti (CGE), Juan Vasco Martínez (ASU),
Yolanda Durán (Cedapsa), Alberto Williams
(Asociación de Propietarios de Carnicerías) y Jorge Martínez
(Cámara Argentina de la Industria Frigorífica), entre otros, que comentaban que
en los puntos de venta que conocen, la situación no era tan alentadora.
Según los datos del mercado, actualmente son 400
las Supercard activas (hay más de 24 millones de los tradicionales plásticos de
Visa, American Express y Mastercard, principalmente), y además menos de la mitad
ya realizaron compras.
Hasta que la Supercard no se usa, no se cobran los gastos
de mantenimiento.
El matutino revela que hay varias trabas en el
despegue de la Supercard, a pesar de que el plástico que creó e impulsó Moreno
cobra una tasa de 0,75% a los comercios contra el 3% de los plásticos
tradicionales.
Aún con ese beneficio, son poco más de 1.000 los comercios que
las aceptan en todo el país porque es necesario un código de habilitación que
pocos pueden obtener.
"En el sector de los supermercados chinos
todavía no nos sumamos porque hace falta tener un posnet y para nosotros es
costoso", explicó Durán a ese medio.
El tema del acceso a los posnet
también se tocó en la reunión de la semana pasada en la Secretaría de Comercio
Interior. Los puntos de venta chicos aseguran que el costo que implica aceptar
tarjetas es muy significativo en su facturación y les quita competitividad con
los grandes supermercados.
Tiempo atrás, el economista Martín
Lousteau, consideró a "la Supercard, una ocurrencia. Es la tarjeta
de crédito más cara del mundo. Puede haber extorsión", y agregó: “Moreno es
a la economía lo que un curandero a la medicina”.
Desde el 05/08 la tarjeta para realizar compras
en los supermercados puede ser tramitada en las grandes cadenas. Walmart, Jumbo,
Vea, Libertad, Carrefour, Garbarino, Frávega, Musimundo, en forma gratuita pero
para la obtención de la supercard, además de presentar DNI, factura de un
servicio público y recibos de sueldo, se pedía una tarjeta de crédito
tradicional.
Este último requisito es el que generó más polémicas, ya que la
supercard se había proyectado como un nuevo instrumento con mayores facilidades
a los plásticos que emiten los bancos.


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