"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 28 de diciembre de 2013

Todo bien, man



Por Carlos Mira
Máximo Kirchner miró a sus interlocutores y les dijo
“2014 es el año del Mundial… tenemos que llegar más o menos tranquilos ahí… La gente cambia de ánimo y va a estar todo bien…”

El hijo presidencial sonaba como un argentino típico, de pura cepa:
El largo plazo no existe, apenas un mediano de horizonte cercano.
Ahora es el Mundial, en otras ocasiones son otros acontecimientos los que se toman como fronteras del pensamiento.
El argentino es así. “Vamos viendo…”
A veces saber por qué llegamos a estar como estamos y a estar gobernados por quienes estamos gobernados es bastante sencillo de explicar.

Se trata de la contra cara del desarrollo, que requiere una visión más amplia, un panorama extendido, una estrategia pensada.
Todo es improvisación en el gobierno.
A nada se le presta demasiada atención si no tiene una directa conexión con el ejercicio del poder.

¿Pero para que se ejerce el poder si no es para extender el horizonte de la mirada?
Para ejercerlo.
Simplemente para ejercelo y hacérselo sentir al que no lo tiene.
El ejercicio del poder no está emparentado, en la visión de los Kirchner (y de los argentinos en general), con la resolución de problemas y con una estrategia de largo plazo para el desarrollo.
Solo tiene relación con el mando considerado un fin en sí mismo.

La presidente odia admitir errores o dar el brazo a torcer.
Decir “tenés razón”, jamás.
Se trataría de una capitulación.
Y ella no capitula.
También es interesante el concepto que la señora tiene de la derrota:
Cualquier acción que ella crea que la gente interpretará como una rendición, es una derrota.
Ni siquiera analiza los costados positivos de la retractación.
La retractación en sí misma es un sacrilegio.

En estas horas de furia su plazo fue aún más corto que el de su hijo:
Antes de partir hacia el sur dejó instrucciones para que no haya problemas (saqueos, perturbaciones del orden) hasta Navidad.
Ese es su más lejano horizonte. No ve más allá.
Es una especie de contra estadista.

El clima del final del año no podría tener más ingredientes preocupantes.
La inflación parece descontrolarse, las provincias amenazan con imprimir cuasi monedas,
el socio presidencial –Lázaro Báez- ha dejado un reguero de huellas sobre la ruta del dinero “obra pública-Báez-hoteles de los Kirchner”,
la corrupción está golpeando la alcoba de los presidentes,
hay cortes de energía que dejan sin luz a miles de vecinos durante días,
el nuevo jefe de Gabinete no da pie con bola sobre nada de los que habla,
Kicillof insiste en sus conceptos marxistas y plantea un control de precios con milicias enfundadas en pecheras, un objeto fascista por antonomasia.

Mientras, la presidente sigue concentrando todo el poder.
No aparece como antes porque le recomendaron no seguir con el enfoque confrontativo y esa sugerencia solo puede cumplirse volviéndose muda, porque no puede hablar sin confrontar...
Siempre que abra la boca habrá un rencor sonando o alguna indirecta cargada de sarcasmos dirigida a alguien que no puede defenderse
.
Pero esa desaparición de la escena pública no quiere decir que haya delegado nada.
Todo debe pasar por su aprobación.
Nada de lo que ocurre bajo el cielo argentino hoy tiene otro responsable que no sea la presidente.

Corrientes emitirá $ 2000 millones en bonos provinciales si en los próximos dos meses el gobierno no revierte su unitarismo fiscal.
De la torta impositiva que la Constitución manda repartir en un 35% para las provincias, hoy solo llega el 25% para todos los estados argentinos y repartidos según los caprichos del poder central.
Si Colombi desata un festival de bonos correntinos, otras provincias lo seguirán.
Curioso efecto el de la “década ganada” que luego de diez años de éxitos teóricamente rutilantes deposita al país en el mismo escenario del cual salió, cuando estaba prendido fuego.

Las sospechas sobre el circuito de lavado de dinero de la obra pública patagónica van alcanzando niveles insólitos. 
Además la maniobra parece adornada con los confites de la estupidez:
El beneficiario de obras millonarias que adjudica la presidencia, alquila luego habitaciones vacías de hoteles que pertenecen a la familia presidencial.
¿Cómo no conectar este mecanismo con un intento de blanquear dinero producto de la exacción al Tesoro público?

La presidente ha permanecido muda también respecto de estas revelaciones.
En tribunales comienza a correr el rumor de que cualquier juez sensato reabriría las causas por enriquecimiento ilícito contra los Kirchner por considerar irrita la cosa juzgada acaecida en ellos.

El cuento de hadas de que los cortes de energía no se deben al fracaso sino al éxito del modelo económico es poco menos que una burla a las personas que hace más de una semana que no tienen luz.

El gobierno pulverizó con su demagogia el sistema de precios y eso expulsó la inversión tanto en generación eléctrica como en distribución.
Fundió a las empresas del sector con un torniquete financiero que las asfixió y ahora pretende culparlas por los resultados que produjo su política.
La falta de escrúpulos no tiene límites.

Tampoco los tuvo para ascender al máximo grado del ejército a un hombre con antecedentes muy turbios en materia de derechos humanos y a alguien que tampoco puede explicar la relación entre lo que gana y lo que tiene.
Hasta apeló a que la Papiza de los Derechos Humanos, Hebe de Bonafini, lo bendijera públicamente fotografiándose con él para un reportaje en la revista de las Madres.
Bonafini es capaz de hacer cualquier cosa por dinero o por odio.
Días después de aquella fotografía el gobierno anunció que se haría cargo de la Universidad de las Madres, estatizando su deuda y haciendo que nosotros debamos pagarla.

Mientras, la inflación tiene a espiralizarse.
Diciembre terminará con valores cercanos al 4% y la proyección para 2014 supera el 30%.
El peso sigue devaluándose y la presión impositiva crece:
Más inflación, más devaluación y más impuestos.
Esa es la receta del modelo.

Pero tranquilos muchachos.
El Mundial está a la vuelta de la esquina.
“Si tiramos hasta ahí, la gente cambia de ánimo y todo va a estar bien…”
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COMENTARIO
Deja Vú: (/deʒa vy/, en francés ‘ya visto’) o paramnesia es la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación nueva
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