Por Carlos Mira
Es posible que muchos crean que, por negarse a aceptar aquello en lo que el país se está convirtiendo, van a lograr, efectivamente, evitar que la Argentina se transforme en algo que no quieren. Pero esa expresión de deseos no es suficiente: la Argentina está dirigiéndose a un estadio peligroso para la vida cotidiana de sus ciudadanos.
De la mano de cuestiones que podrían parecer triviales, se está enseñoreando en el país una idea tan turbia como despótica, que impide la convivencia libre y basada en el consentimiento mutuo y en la autonomía de la voluntad.
Capitanich insinuó medidas que podrían tomarse respecto del dólar libre.
De la mano de cuestiones que podrían parecer triviales, se está enseñoreando en el país una idea tan turbia como despótica, que impide la convivencia libre y basada en el consentimiento mutuo y en la autonomía de la voluntad.
Capitanich insinuó medidas que podrían tomarse respecto del dólar libre.
En un día en que las señales que el gobierno emite hicieron que el BCRA tuviera que vender U$S 200 millones de dólares, el jefe de gabinete explicó el sentido de que la AFIP dispusiera de un formulario que ahora será requisito necesario para hacer compras por Internet bajo el argumento de que los productos chinos vienen a invadirnos y que llegó la hora de defendernos “entre nosotros… porque si no nos defendemos entre nosotros, quién nos va a defender…”
En la misma línea insinuó que la publicación del valor del dólar libre era parte de una conspiración anti argentina y que los medios estaban de ese modo contribuyendo a que los narcotraficantes adquirieran activos nacionales a precio de remate.
Capitanich no mencionó la inflación, el cepo, el déficit fiscal, la emisión monetaria, el descalabro de las cuentas públicas, el gasto del Estado…
En la misma línea insinuó que la publicación del valor del dólar libre era parte de una conspiración anti argentina y que los medios estaban de ese modo contribuyendo a que los narcotraficantes adquirieran activos nacionales a precio de remate.
Capitanich no mencionó la inflación, el cepo, el déficit fiscal, la emisión monetaria, el descalabro de las cuentas públicas, el gasto del Estado…
No.
Para él nada de eso tiene que ver con el precio de la moneda norteamericana que se dispara en el único mercado transparente que la cotiza, es decir, el blue.
Para el gobierno el país está siendo sometido al embate de una conspiración internacional compuesta por los fondos buitres, los mercados financieros internacionales entongados con las corporaciones mediáticas monopólicas locales, con el neoliberalismo de los ’90 y con todos aquellos que hablan en inglés, para someter al pueblo, a los trabajadores y a las más profundas tradiciones populares a un proceso de extranjerización por el cual la Argentina terminará convirtiéndose en la estrella número 51 en el cuadrante azul de la bandera norteamericana.
Esta alarmante certeza justifica cualquier medida en aras de defender lo nuestro.
Para el gobierno el país está siendo sometido al embate de una conspiración internacional compuesta por los fondos buitres, los mercados financieros internacionales entongados con las corporaciones mediáticas monopólicas locales, con el neoliberalismo de los ’90 y con todos aquellos que hablan en inglés, para someter al pueblo, a los trabajadores y a las más profundas tradiciones populares a un proceso de extranjerización por el cual la Argentina terminará convirtiéndose en la estrella número 51 en el cuadrante azul de la bandera norteamericana.
Esta alarmante certeza justifica cualquier medida en aras de defender lo nuestro.
Desde estatuir un estúpido formulario para comprar un aun más estúpido estuche de teléfono por Internet hasta prohibir la divulgación de la cotización del dólar libre.
En el medio de este aquelarre que el gobierno plantea a la manera de una guerra gaucha contra el mundo, un montón de libertades de las que los ciudadanos de cualquier país civilizado disfrutan diariamente con la mayor de las normalidades, se van perdiendo en la Argentina con la mayor de las naturalidades.
Sin prisa pero sin pausa, el cepo, que comenzó con el dólar, se está transformando en un enorme grillete que va impidiendo prácticamente cualquier decisión libre en el país.
Sin prisa pero sin pausa, el cepo, que comenzó con el dólar, se está transformando en un enorme grillete que va impidiendo prácticamente cualquier decisión libre en el país.
Al tiempo que el machaque del relato se mantiene desde las usinas de propaganda oficial hasta la impresión de estampillas que conmemoran “la década ganada”, en el devenir del día a día el país se va convirtiendo en una enorme jaula, en la que actividades que son normales y hasta tontas en cualquier lado van camino de convertirse aquí en un cuasi delito.
Se trata del modelo venezolano de miseria, mentiras y populismo barato.
Se trata del modelo venezolano de miseria, mentiras y populismo barato.
Allí el esquema es mucho menos velado que en la Argentina.
Allí se habla literalmente de “librar una guerra contra el Imperio”: mientras la gente no tiene ni papel higiénico para limpiarse el traste, el país reivindica su orgullo por presentarle “batalla” a los Estados Unidos.
Maduro tampoco habla del dispendio, de la dictadura económica y política a la que sometió a la sociedad, de la carrera armamentista, de la financiación con petróleo gratis que paga el pueblo a la desfalleciente revolución cubana.
Para el presidente venezolano, como para el gobierno argentino, esas cuestiones no tienen nada que ver con la alarmante situación de pobreza en la que se debate la sociedad.
Para ellos esa acuciante situación es la obra maléfica de un conjunto de actores dirigidos desde Washington para producir las desventuras de todos aquellos que manifiesten una voluntad de autonomía.
El trabajo de hormiga de acabar con la libertad entera por la vía de terminar cada día con una pequeña libertad, es más viejo que el mundo.
El trabajo de hormiga de acabar con la libertad entera por la vía de terminar cada día con una pequeña libertad, es más viejo que el mundo.
Hoy será el formulario para comprar por Internet,
mañana el impuesto a los autos,
pasado el cepo, traspasado un impuesto a las tarjetas de crédito,
la semana que viene la prohibición lisa y llana de comprar en dólares,
la siguiente el establecimiento de un cupo a las tarjetas en pesos,
la otra la abolición de las tarjetas,
la siguiente un esquema de racionamiento en el supermercado,
luego la prohibición de salir del país…
En fin la cadena hacia la cárcel puede disponer de varios eslabones.
Pero lo importante es que distingamos el rumbo:
el gobierno ha instalado la idea de que cualquier cosa está justificada en nuestra guerra contra el maleficio internacional porque “si no nos defendemos entre nosotros, quién va a defendernos…”
De la mano de ese disparate, la Sra. de Kirchner aspira a un control minucioso de la vida y obra de cada uno de nosotros.
De la mano de ese disparate, la Sra. de Kirchner aspira a un control minucioso de la vida y obra de cada uno de nosotros.
Que todos (y todas) estemos espiados todo el tiempo y que todos (y todas) tengamos una vida regimentada y custodiada por el régimen.
Ni siquiera el nuevo romance con las Fuerzas Armadas, especialmente con el Ejército es ajeno a este objetivo.
Sería interesante que los que han decidido tomarse en broma al jefe de gabinete por las comicidades que comenta cada mañana comiencen a tomarlo en serio.
Sería interesante que los que han decidido tomarse en broma al jefe de gabinete por las comicidades que comenta cada mañana comiencen a tomarlo en serio.
Detrás de sus delirios se esconde una concepción carcelaria de la Argentina que consolida la idea de una sociedad esclava y corrompida por el juego que con su esfuerzo y expoliación alimenta a una casta desigual y privilegiada integrada por el funcionario del Estado que, desde las altas torres, disfruta de una riqueza impúdica mientras el pueblo no tiene ni siquiera papel higiénico para limpiarse el traste.
¡Sigamos aceptando alegremente, muchachos, la pérdida cotidiana de las pequeñas libertades de la vida!
¡Sigamos aceptando alegremente, muchachos, la pérdida cotidiana de las pequeñas libertades de la vida!


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