"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 16 de enero de 2014

Respuesta a César Milani

By José Marcelino García Rozado


(Con motivo del artículo “Milani y Báez los dos errores del relato nac&pop” recibí una respuesta del actual Jefe de Estado Mayor General del Ejército que me interesa contestar. Por única vez ya que no suelo realizar éste tipo de respuestas).

“Que poco creativo y cuanta obediencia debida a las corporaciones y los patrones que manejan los multi medios y a sus secuaces calumniadores y difamadores políticos y periodistas que le mienten descaradamente al pueblo Argentino haciendo de la denuncia la forma de hacer política.
Que pobreza reflejan estos mediocres que no le hacen honor a sus bancas ni a las plumas.
Son incapaces per se y necesitan de Clarín, Nación, TN, etc. para sobrevivir.
Otros ni siquiera acceden a eso y se conforman con pasquines de cuarta que andan circulando en las redes. Los que los manejan saben que quieren: EL PODER y el PODER no le pertenece a ellos.
Está en el pueblo, que hasta ahora y que yo sepa eligió un proyecto y una presidenta para que lo conduzca. ¡¡¡Empleados a sueldo!!! tengan un poquito mas de vergüenza.” Cordialmente, CM.

No es mi costumbre contestar “comentarios” acerca de mis notas, pero el tenor y “el personaje” que se tomo el trabajo de comentar mi nota del pasado 26 de diciembre de 2013 me lleva a realizarlo y publicar textualmente la contestación del señor JEMGE Teniente General César Milani, respuesta que se contextualiza en las denuncias y los aprietes típicos del cristikirchnerismo.

Es importante aclarar que mi pasado artículo del 26/12/13 no era un ataque personal, y mucho menos uno influido o subvencionado por ninguna “corpo mediática” por lo cual, creo que el Jefe de Ejército “sangra por la herida”, herida que se le provocó por intentar “subordinar ilegítimamente” a una institución nacional prestigiosa y con más de doscientos años de gloriosa historia, a un Gobierno en contra de lo que manda y ordena -muy especialmente a las instituciones y sus jefaturas- la Constitución Nacional.
Nunca puede un Jefe de Estado Mayor, incorporar a la institución que comanda “transitoriamente” a ningún “proyecto o relato” emanado de un Gobierno político que como aquel también es “transitorio y finito”.
César Milani, por lo que viene realizando y expresando no solo no lo cree así, sino que por el contrario cree tener la “misión” de subordinar su fuerza, no ya a un Gobierno democrático tal como lo ordena nuestra Carta Magna, sino a un supuesto “proyecto nac&pop” -así es definido por el cristikirchnerismo- que simplemente ejerce transitoriamente el poder por mandato popular y por lo tanto es un “simple inquilino” con inicio y fin del contrato otorgado por el pueblo.

Este contrato “transitorio y con final acordado”, fue reprobado apenas dos años después de ser conferido, ya que de aquel maniqueo resultado electoral de octubre de 2011 (que el oficialismo propone de un 54% y muchos analistas y consultores al realizar un cómputo serio y prolijo lo disminuyen a un 39/42%) que le otorgare por cuatro años, y con una muy amplia mayoría sobre quien resultare segundo, fue totalmente “reprobado” por más de un setenta (70%) por ciento en dos oportunidades del pasado año 2013.

Tanto durante el acto eleccionario de las PASO del 11/08/2013 como luego en el acto eleccionario definitivo del 27 de Octubre, el Gobierno Cristina Fernández fue total y absolutamente reprobado por ese mismo pueblo que apenas 24 meses antes le había conferido aquel “contrato-mandato” que la ungiera como depositaria del poder nacional.

Es innecesario recordar que así como un supuesto y muy confrontado 54% “del electorado” y no del pueblo argentino le confiriera el poder como Presidente Constitucional existió “como mínimo” un 46% que no lo confería.
Esta simple disquisición la realizo para expresarle al señor JEMGE, que no es tan abrumador y mucho menos tan definitorio aquello que él expresa de que “EL PODER y el PODER no le pertenece a ellos (-incluyéndonos a todos aquellos que según él, lo difamamos o contraponemos su designación por considerarlo indigno de aquella-).

Esta en el pueblo que hasta ahora y que yo sepa eligió un proyecto y una presidenta para que lo conduzca”. Como bien dejáramos aclarado anteriormente, aquel mismo pueblo que le confiriere el “mando” y, por supuesto, “no el poder” es quien revirtió aquel mandato en las mismas urnas en que se lo había conferido.

Pero lo que verdaderamente molestó al señor Teniente General no fue que se atacare al supuesto “proyecto nac&pop”, que no tiene nada o muy poco de “proyecto”, de lo que está verdaderamente muy alejado si aceptamos la definición que realiza la Real Academia del habla Hispana y que es muy fácil de encontrar en cualquier diccionario, y muchísimo menos de “nacional y popular”...
Porque un régimen que lleva adelante “ajustes y devaluación como el actual” y que castiga a su pueblo con impresionante presión impositiva -la más alta de la historia argentina- y lo maltrata con un Gobierno “ausente” que lo desprotege ante sediciones policiales y sus consecuentes robos, saqueos y muertes (ya van 15), o ante apagones masivos y cortes de energía hasta a hospitales y que también generaron muertes (van 4 conocidas y certificadas), no puede ser de dicha forma catalogado.

De cualquier gobierno que se pretenda erigir en “nacional y popular”, lo menos que se pueda exigir es que se comprometa con gobernar un Estado constitucional y republicano que “regule” las tensiones internas propias entre “pueblo y corporaciones”, determinándose como pueblo a los trabajadores -regularizados o no- y desocupados, a los jubilados y pensionados y a la infancia (la que debe obligatoriamente estudiar y capacitarse, además de que debe estar atendida universal y con una cobertura de excelencia tanto educativa como de salud), así como a la mujer que atiende el hogar familiar, o los discapacitados a quienes el Estado debe proteger y mantener, y a los pequeños emprendedores que también son permanentemente “tensionados”; y a las corporaciones como aquellas que se incluyen en las centrales empresarias y a las empresas (nacionales o extranjeras, grandes, medianas o pequeñas) y que aunque imprescindibles el Estado “presente” debe controlar y regular en toda ocasión, para que cumplan su función social, además de obtener genuinas y controladas ganancias.

Pero para que esto suceda, es necesario que el Gobierno sea un conjunto de voluntades honestas, probas y capaces, que no solo lo sean sino que además lo “parezcan” pues es con el ejemplo -de arriba- con lo que se educa y enseña al “soberano”.

Si un Estado está conducido y gobernado por un conjunto de voluntades que se encuentren plena y totalmente consustanciados con el dogma de que están “al servicio” de ese pueblo que los ha “mandatado” como Gobierno, y si además ese gobierno está constituido por tres poderes -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- que ejercen el mandato popular con absoluta libertad y teniendo como máxima, que lo ejercen por “delegación transitoria” de ese pueblo y para controlar las acciones de los otros dos poderes, a los que por ninguna causa deberán subyugarse y mucho menos volverse “dependientes” o “subordinarse” a aquel otro... Y, si además todos ellos se subordinan al mandato estricto de las leyes y primordialmente a la Ley Suprema, volviéndose -si no lo fueren por naturaleza- honestos, probos, capaces y fieles servidores del pueblo que los ha elegido y mandatado transitoriamente, solo y recién entonces el país se convertirá definitivamente en Nación y en su conjunto pueblo, empresas, corporaciones y Estado (gobierno) se transformarán en Patria.

Este “novedoso” término, que las instituciones educativas militares argentinas por décadas subordinaron a los mandatos de los cipayos empleados nacionales de los imperios, los designios de grandeza, desarrollo y conducción estratégica del continente hispanoamericano, son los mismos que durante otras décadas supieron servir fiel y lealmente a aquellos designios llevando a la Patria a ser el emblema, el estandarte y la luz rectora de todo un continente.
El señor JEMGE pareciere que se formó en aquellas décadas infames pues pretende subordinar la insigne institución que por mandato transitorio conduce a un supuesto “modelo/proyecto/relato” que nada tiene que ver con los históricos designios -hoy bastardeados y abandonados por este régimen- de grandeza y pilotaje continental.

¿Que hubiere sido de la Patria y del Ejército Argentino si Belgrano, San Martín, Mosconi, Savio, Perón y tantos otros héroes y visionarios hubieren pretendido supeditar la institución a supuestos modelos, proyectos o relatos?
¿Qué dirían aquellos prohombres de su actitud rastrera y mendaz?
¿Lo aplaudirían o lo juzgarían por traicionar el uniforme que debe ser llevado con honestidad, capacidad y grandeza?
¿Es digno que un militar que porte los gloriosos colores de los uniformes del ejército, la armada o la fuerza aérea se dedique inconstitucional e ilegalmente a “espiar” a su propio pueblo, para solamente granjearse el “favor” de un gobierno o de un Presidente?

A todas estas, la respuesta es la misma: “la traición” a los valores y a los designios para los que fuere investido de la condición militar sólo pueden recibir una sola consideración:
“¡el más rotundo rechazo y desprecio por su figura!”

No existirían denuncias si no existieren los delitos y las corruptelas más abyectas, no podrían existir los “denunciadores mediáticos” a los que se refiere muy poco creativamente el señor JEMGE, si no existieren tal cantidad de funcionarios venales y apartados de la ética que requieren sus cargos, tanto como cómplices y socios del desfalco más brutal que haya sufrido la Patria;.
Porque ésta ha conocido épocas negras donde el “robo para la corona” o “los pollos de Mazzorín”, tanto como el encomio de inútiles e incapaces que nos llevare a la peor de las crisis conocidas no pueden ser comparadas y mucho menos igualadas o superadas por lo vivido durante este régimen, que solamente en el “relato/discurso” que pretende imbuirse de “epopéyico” es denominado el de “la década ganada”.

Iniciamos el proceso de recuperación tras la gigantesca crisis del 2001 un 2 de enero de 2002, con un país en llamas, con una pobreza que alcanzaba al 50%, una indigencia del 15% y a punto de “disolución” y mediante una “Mesa del diálogo”, encabezada y convocada por el entonces Cardenal Jorge Bergoglio se lograron sentar las “bases” para la etapa de la recuperación.
Fue el campo, ese mismo que fuera atacado, perseguido y demonizado por “sus jefes” señor General, Néstor y Cristina Kirchner, quien “puso prioritariamente el hombro” y los dineros (de las retenciones del 5 al 20% máximo) para salir de aquel verdadero infierno en llamas.
Cuando el 25 de mayo de 2003 Néstor Kirchner asumió la Presidencia con un escaso 22% de aprobación popular, los valores de pobreza e indigencia habían disminuido considerablemente en el país y se encontraban apenas un 50% arriba de los que verdaderamente ayer nomás -fines de 2013- existen en el país de esa “presidente que lo conduce”, y que por lo mismo es “única responsable”.

Es este Estado gobernado por la Presidente Cristina Fernández de Kirchner, el mismo que habiendo asumido en mayo de 2003 con una pobreza de algo más del 42% y una indigencia que mostraba un 11,5%, el que luego al finalizar el mandato de Néstor en diciembre de 2007 lograba haber reducido aquellos guarismos terribles a estos nuevos donde la indigencia había caído al 8,5% y la pobreza solo reinaba en el 28% de los hogares argentinos.
Seis años luego, o sea en diciembre de 2013, el Observatorio de la pobreza de la UCA maneja valores “reales y no manipulados” que nos muestran que la indigencia ha vuelto a crecer hasta superar un 15% de nuestra sociedad y la pobreza trepó en lugar de disminuir alcanzando al 35% de nuestro pueblo.
¡Estamos mucho peor que en mayo de 2003!

Y ¿porqué lo estamos?, me preguntará usted señor General, o lo harán todos aquellos aplaudidores rentados del gobierno...
Simplemente porque, transcurridos 6 años de una bonanza nunca vistos, donde las condiciones mundiales para el “proceso de intercambio” de nuestras exportaciones fueron únicas en toda la historia nacional, los producidos por éstas, y lo recaudado a través de una presión impositiva jamás vista y lograda (de más de US$ 300 mil millones) nadie sabe “adonde fueron a parar”.

Con seguridad meridiana no lo fueron a derrotar definitivamente la pobreza y la indigencia, tampoco lo fueron a pagar a los jubilados y pensionados el 82% móvil, mucho menos a las manos de nuestros asalariados…
¿y entonces dónde fueron a parar? 

Me preguntará usted, con el derecho que le asiste por ser un ciudadano argentino.
La contestación que se puede brindar racionalmente es doble.
Por un lado se puede pecar de ingenuo y calcular que esa verdadera fortuna de US$ 300 mil millones fueron “despilfarrados” por un Gobierno de ineptos, inútiles e incapaces de toda cuantía.

Por el otro, si no se peca de iluso e infantil, se debe decir -sin temor alguno a equivocarse, ni pecar de “denunciante mendaz, mediático o consuetudinario”- que semejante fortuna fue a engrosar el patrimonio personal de todos o algunos de los funcionarios del gobierno y de sus socios o testaferros, comenzando por la Presidente Cristina Fernández -ayer por Néstor Kirchner- y continuando por sus Jefes de Gabinete de Ministros, sus Ministros, Secretarios y Subsecretarios, así como algunos Directores Nacionales y hasta Presidentes de Organismos Descentralizados, pasando también por Gobernadores adictos o no mucho y sus respectivos Secretarios y Subsecretarios.

Si aún le queda alguna duda Señor Teniente General, me encuentro a su total disposición para terminar de clarificarlo, en partes o en un todo respecto de la nota de marras o de la presente.
Atentamente.
José Marcelino García Rozado
Fuente: El Informador Público

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