Puesto nuevamente en práctica los encuentros de familias separadas desde hace 60 años, el terror permanece.
De chantaje en chantaje, Kim Jong-un, el tirano de Corea del Norte, va consiguiendo su sobrevivencia. Para algunos, vale la pena acatar como la que permitió la retomada de los encuentros de familiares de ciudadanos de las dos Coreas, la mayoría separados desde el fin de la guerra que selló la división nacional, en 1953.
La emoción del momento fue simbolizada por las lágrimas de los hermanos Park Yang-gon de la parte sur y Park Yang-soo de la otra mitad del norte.
La retomada de las reuniones familiares- que duran sólo algunas horas- siempre pueden ser suspendidas cuando el régimen norte-coreano se sienta amenazado u ofendido.
El último riesgo de cancelación, aconteció unos días antes cuando una comisión de la ONU hizo un relevamiento y divulgó las barbaridades practicadas en Corea del Norte, basado en las declaraciones de 300 personas que consiguieron huir del país.
Entre ellas, la de Kim Kwang II, que describe dramáticamente los casi tres años de infierno vividos en un campo de concentración.
El relato, acompañado de dibujos ilustrando los abusos y las torturas, justifica una comparación que nunca puede haber sido hecha con ligereza.
Las atrocidades del régimen Norte-Coreano se equiparan con las cometidas en Alemania por los Nazis.
Otros dibujos hechos a partir de declaraciones de fugitivos muestran el castigo reservado a prisioneras que quedan embarazadas...
Los fetos les son arrancados a cuchillo antes de la ejecución de las mujeres.
Una escena casi indescriptible retrata a perros de guardias destrozando a prisioneras adolescentes.
La historia de que Kim Jong- un lanzó a perros hambrientos al tío expurgado, Juang-Song-un, considerada una broma de un sitio chino, puede haber sido inventada, pero el nivel de alucinación del régimen norte-coreano, es tal que, no pareció completamente imposible que realmente hubiese sucedido.
Nota de: Vilma Gryzinski
Traducida de la revista VEJA del 26 de febrero de 2014
Rio de Janeiro – Edición 2362 Año 4 No 9
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