En mi visita a Cuba a semana pasada, la presidente Dilma Rousseff, inauguró en Cuba el Puerto de Mariel, reformado en su mayor parte con dinero de Brasil...
Participó de una reunión de cúpula latino americana y tuvo un encuentro particular con Fidel Castro que sigue mandando en el país incluso habiéndole pasado el bastón de mando a su hermano Raúl Castro.
Con la Venezuela reduciendo el envío de petróleo a los aliados, el apoyo brasileño se tornó esencial para la dictadura cubana.
De Dilma
El debilitado Fidel ganó apoyo no sólo económico sino también político.
La presidente hasta hizo eco de la disculpa de “injusto embargo” de los americanos a Cuba, usada ampliamente por los hermanos Castro para podar los derechos de la población.
En la tentativa de justificar al pueblo de Brasil de 682 millones de dólares del Banco Nacional de Desarrollo Económico Social (BNDES) prestados para el puerto de la gerontocracia, Dilma y sus subordinados presentaron una lista rápida detallando los argumentos.
Nadie explica cuál es el acuerdo entre los dos gobiernos.
Una de las condiciones del préstamo concedido por el (BNDES) es que la dictadura no podría gastarlo en compras de bienes de servicios de Brasil.
Los cascos de protección o cimiento y hasta un carro Gol fueron llevados del Brasil.
La mayor parte de las exportaciones fueron servicios.
Los proyectos de ingeniería, por ejemplo, fueron hechos por escritorios brasileños.
De los 233 millones de dólares exportados a la isla el año pasado para atender la obra, 201 millones de dólares fueron servicios.
El gobierno dice que 56.000 empleos fueron generados en el Brasil.
Todo muy lindo, si no fuese al riesgo del no pago de la deuda.
Brasil aceptó conceder el préstamo anclado en garantía soberana impuesta por los bancos centrales.
Esa modalidad es segura cuando hay un mecanismo de compensación de exportaciones entre los países, lo que no ocurre con Cuba...
El argumento del gobierno federal es que la modernización del puerto caribeño ayudó a la economía del Brasil cosa que no se sustenta en el campo del pensamiento lógico.
Si invertir en una isla del Caribe sometida a más de medio siglo a una dictadura comunista tiene efecto positivo en la economía brasileña imagine entonces las ganancias si el dinero del contribuyente de Brasil hubiese sido invertido directamente en la mejora de los hacinados y obsoletos puertos de Brasil.
Es difícil para Brasilia explicitar los motivos reales de la generosidad para la reforma del Puerto de Mariel. ¿Qué tiene la indigente economía cubana para exportar que justifique esa inversión brasileña?
Nada.
El Puerto de Mariel quedó mundialmente conocido en 1980 por la exportación de una gran masa de gente. En sólo dos semanas cerca de 125.000 cubanos escaparon de la dictadura castrista que presionada por la miseria suspendió la prohibición de abandonar el país
El episodio quedó conocido como el Éxodo de Mariel.
En la imposibilidad de justificar el préstamo a Cuba, la salida para el gobierno brasileño fue clasificarlo como “secreto”.
Los detalles del proyecto, sólo podrán ser conocidos en el 2027, dos años antes del plazo final para que Cuba pague la deuda.
Es extraño que los negocios del gobierno del PT ( Partido de los Trabajadores) con Cuba y también con Angola sean cerrados en secreto...
Ni el Congreso Nacional tiene acceso a los términos de esas transacciones.
De esa forma hasta que ese contenido sea expuesto a la luz del sol, los brasileños tienen todo el derecho de desconfiar de las intenciones de esos proyectos.
Tienen todo el derecho de creer, por ejemplo, que lo que Brasil hizo fue simplemente una donación a los hermanos Castros.
O algo peor.
Los técnicos del BNDES trabajan bien y son meticulosos con las garantías, pero, al final, “el banco hace lo que el gobierno le manda” dice Mansueto Almeida del Instituto de Investigaciones Económicas Aplicada (Apea).
El Ministerio de Desarrollo informa que el secreto estaba previsto en el protocolo de entendimiento firmado entre Brasil y Cuba- solos.
Se propagó también la versión de que el puerto cubano será útil a las empresas brasileñas con la creación de una zona especial de desarrollo (ZED).
La construcción de esa área industrial demanda un nuevo financiamiento del BNDES de 290 millones de dólares.
Dice el profesor Sergio Lazzarini de la escuela de negocios Insper:
“Es difícil percibir cual sería el interés de Brasil en el proyecto"
Los chinos hacen puertos en África porque les interesan las materias primas locales.
¿Cuál será el objetivo de Brasil en un mercado insignificante como el de Cuba?
Dilma habló que hay varias empresas nacionales interesadas en instalar en la ZED una Agencia Brasileña de Promoción de Importaciones (Apex) pero no es capaz, al menos de citar una sola empresa interesada.
Es arriesgado instalar fábricas en Cuba, país que desconoce los conceptos de la propiedad privada, lucro y respeto a los contratos.
Los defensores de la inversión en Mariel piensan que plantar la bandera ahora en Mariel colocará a Brasil en una posición privilegiada cuando la economía de Cuba se abra.
Por ese ángulo también puede ser un tiro por la culata, el historiador cubano Manuel Cuesta Morúa:
“El modelo de Mariel dará aire nuevo a la dictadura para continuar imponiendo el nacimiento de un empresariado nacional, al mismo tiempo, que permitirá un enriquecimiento mayor de los militares”
No se sustenta todavía la tesis de que el puerto se pagaría sirviendo de almacenamiento logístico donde los grande navíos redistribuyan una carga para embarcaciones menores.
“Si eso ocurriera Brasil habrá favorecido a los exportadores chinos” dice Wilen Manteli, presidente de la Asociación Brasileña de los Terminales Portuarios (ABTP).
Hasta que el secreto sobre el proyecto sea abierto a una mejor explicación es que se trata de un nuevo PAC: Programa de Amparo a Cuba.
Nota de: Duda Teixeira
Traducida de la revista VEJA del 6 de febrero del 2014\Edición 2359 Año 47 No 6.
HABRA QUE ESTAR CON LOS OJOS BIEN ABIERTOS
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