"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 19 de marzo de 2014

¡¡¡Qué le dijo el Papa a CFK!!!

Los Papas nunca recriminan directamente a su interlocutor en forma explícita y menos si es un jefe de Estado.
Es una regla de la diplomacia y una tradición del Vaticano.
Pero son los visitantes los que deben interpretar sus mensajes. (1)
Los cardenales nunca critican a los gobiernos en forma directa en durante los tedeum sino que le hablan “a la sociedad”.
Pero a buen entendedor, se sabe hacia dónde apuntan.
Los curas nunca vapulean a sus fieles en sus homilías, sino que predican “globalmente” el amor, la paz y la misericordia.
Cada uno conoce sus pecados.

Cristina Kirchner no puede decir que “el Papa no habló de la Argentina” sino del mundo.
¿Dónde está la Argentina?
¿En otro mundo?
Francisco expresó sus preocupaciones sobre las miserias que azotan a muchos países del planeta, pero entre ellos claramente está la Argentina y el Santo Padre le hablaba a la presidenta de problemas que existen en la Argentina, un país que Bergoglio conoce bien.
¿Qué sentido tiene negarlo?

Al Santo Padre le preocupa la paz social y política –en el mundo y en su país también- y busca garantizarla con diálogo y gestos hacia ella y otros…
Le hablaba además a una Presidenta que gobierna la Argentina hace 11 años, junto con su fallecido marido, Néstor Kirchner.
Francisco, según Cristina, dijo que “lo desvela la falta de trabajo de los jóvenes que no trabajan ni estudian, con cifras alarmantes en Europa”.
Detalle: el Papa no se lo dijo al primer ministro de Suecia, sino a la presidenta de un país cuyas estadísticas dicen que hay entre 800 y 900 mil jóvenes Ni Ni de esa franja etaria.
Y si se extiende el universo a los 35 años de edad, podrían llegar a dos millones de personas con problemas de inclusión.
También la primera mandataria transmitió la preocupación de Francisco por la “exclusión de esos jóvenes”. El Santo Padre no se lo dijo al presidente de Corea del Sur; se lo dijo a la Presidenta de un país en el que el Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), que el Papa avala, indica que existen 10 millones de pobres sobre 40 millones de habitantes. Uno de cada cuatro.
Cristina reconoce el problema cuando lanza el plan Progresar y como un éxito revela ante el Santo Padre que ya más de 500 mil jóvenes lo tramitaron. Más bien, debería preocuparle que existan tantos excluidos del mundo de la educación y del trabajo.
La mandataria asegura que al Santo Padre le preocupa “todo lo que esto genera en materia de violencia también, inseguridad y exclusión” en el mundo. ¿No hablaba de la Argentina? No se puede soslayar que Francisco no le hablaba al gobierno de Suiza, sino a la presidenta de un país que tiene en la tapa de los diarios todos los días uno o varios asesinatos por inseguridad o narcotráfico. Y en el que de tanto en tanto se producen olas de saqueos, cortes de ruta, enfrentamientos…
Cristina destacó que Su Santidad le mencionó sabiamente como uno de sus desvelos “también la educación, por sobre todo que haya paz en el mundo y concordia”. No se lo dijo al jefe del Estado de Finlandia o de Australia, sino que tenía frente a sí a la Presidenta de un país en el cual no comienzan las clases hace diez días, hay continuos paros, los docentes ganan miserias, los chicos y los maestros faltan con frecuencia a las clases, hay crisis de autoridad, y cayó como país varios puestos en las pruebas Pisa.
Cristina elogió que Francisco hubiera pedido con preocupación y mucho énfasis “que toda la región de América se mantenga unida, solidaria y hablando permanentemente entre todos nosotros”. Y le agregó que “ustedes tienen que estar juntos, unidos, no separarse, dialogar constantemente, refiriéndose obviamente a los gobiernos de la América del Sur”. El Papa, una vez más, no se lo dijo al canciller federal de Alemania sino a la presidenta de un país que respaldó a Venezuela donde hubo represión y muerte, donde no se dialoga con la oposición ni con la prensa, y que integra un bloque, la Unasur, que no pudo emitir un documento unificado sobre esa crisis.
También se lo expresó a la presidenta de un país que abona teorías conspirativas y trabaja sobre la división y el conflicto para explicar sus fracasos, de los que culpa sucesivamente a los empresarios, a los sindicatos, a la prensa, a los militares, a la Iglesia, a la Justicia o a la oposición. Aunque gobierna hace 11 años. Que tampoco dialoga con la oposición ni con la prensa. Que nunca trabajó por la “cultura del encuentro”, sino que siempre cultivó la lógica del conflicto, la dialéctica del amigo-enemigo y del “nosotros contra ellos”. Y entre “ellos”, por muchos años, estuvo Bergoglio, el Papa. Pero el Pastor nunca se lo señalará. El objetivo es contener a la oveja dentro del rebaño para promover la paz social, el diálogo y el encuentro. Aunque la oveja no se haga cargo de los problemas, que siempre atribuye a otros. La paja siempre en el ojo ajeno.

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