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Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 9 de marzo de 2014

Reforma del Código Penal

La polémica enfrió el impulso del Gobierno
En la Casa Rosada quieren evaluar el impacto del debate

La polémica desatada por la intención del gobierno de Cristina Kirchner de debatir en el Congreso una reforma del Código Penal generó un impacto negativo en el bloque de legisladores del Frente para la Victoria y despertó dudas en la Casa Rosada respecto de la conveniencia de seguir adelante con el proyecto.

Según confiaron altas fuentes oficiales a LA NACION, la Presidenta comenzará a evaluar tanto el anteproyecto como las reacciones en la oposición y en las encuestas de opinión para tomar una decisión antes de avanzar en su tratamiento.

Un ministro del Poder Ejecutivo que está interiorizado del debate interno del anteproyecto señaló al ser consultado que "hoy por hoy no hay voluntad de sacarlo ni de frenarlo.
Está frío.
Cristina va a mirar cómo está el proyecto y cómo están la gente y los legisladores para ver si se puede avanzar.
Pero no hay voluntad ni de acelerar ni de frenar".

En línea con esto, el dato es que hasta hace unos días en el Gobierno decían que ese proyecto sería enviado en un mes al Congreso, mientras que ahora se enfrió.

Algunos funcionarios relevantes dentro del gabinete agregaron también que "el Gobierno no se va a expedir sobre el proyecto y van a escuchar todas las posiciones y qué dicen los demás.
Esperar...
Sólo entonces se tomará una decisión".

Dentro del entorno presidencial aseguran ahora que la Presidenta está esperando sus propias encuestas acerca de lo que opina la opinión pública en un asunto vinculado a una de las principales demandas ciudadanas, como la inseguridad.

Los primeros números que llegaron a la Casa Rosada no eran alentadores, aunque hasta ayer no había sondeos terminados sobre ese tema.
En este contexto, dentro del Gobierno se lamentaban de que el diputado del Frente Renovador, Sergio Massa, hoy el más temido opositor del oficialismo, se hubiera aprovechado con oportunismo de un error de estrategia del ala más progresista y radicalizada de la administración, la que encarna el secretario legal y técnico, Carlos Zannini.

"Esto es un costo político indudable para el Gobierno.
Massa logró mantener protagonismo pese a que no hay sesiones en el Congreso.
La gente no puede escuchar que se les van a rebajar penas a los delincuentes.
No podíamos meter este tema", dijo a LA NACION una fuente oficial.

También la Presidenta apostó fuerte a la reforma cuando el sábado 1° de marzo último anunció que enviaría un proyecto de reforma del Código Penal sobre la base del anteproyecto que había recibido dos semanas antes de la comisión redactora, conformada por el juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni y representantes de los partidos mayoritarios:
León Arslanian (PJ),
Ricardo Gil Lavedra (UCR),
Federico Pinedo (Pro) y
María Elena Barbagelata (FAP-socialismo).

Algunos sectores en el Gobierno consideran que con errores de estrategia como éstos, Massa se instalará solo como principal candidato presidencial de la oposición porque sabe aprovecharlos.

Una de las voces más escuchadas en el Gobierno fue internamente la del secretario de Seguridad, Sergio Berni, que debe convivir con el delito a diario.
En conversaciones privadas, Berni aconsejó no embarcarse en discusiones como la reforma del Código Penal porque en lugar de modificarlo era más necesario cumplir con el que ya existe, según sus propias palabras.
Berni suele sostener posturas más duras con el delito que las de Zannini o las de Zaffaroni.

Todo ello hizo pensar que el Gobierno podría pisar el freno en la intención política de avanzar en el proyecto.
De todos modos, algunos legisladores y algunos funcionarios de la Presidencia aseguraron a LA NACION que "las críticas opositoras nunca amedrentaron a Cristina, y ésta no será la primera vez".

En ese análisis, sostenían que finalmente y pasado el mal trago de Massa, la Presidenta intentaría convencer a los diputados que hoy plantean dudas y forzar la votación con el número que todavía conserva en ambas cámaras del Congreso.

"De todas maneras, este proyecto no es de Cristina.
Es un proyecto de una comisión redactora, con lo cual la Presidenta en última instancia no tiene que poner el cuerpo", aseguraron pese a que la mandataria defendió el anteproyecto que ahora se analiza en Balcarce 50

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