"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 14 de junio de 2014

El "escudero" Boudou:

Parábola de la insignificancia

Los pasos  del vicepresidente Amado Boudou parecen dibujar la huella del camino de Canosa emprendido por el oficialismo.

Durante un larguísimo período, por ejemplo,  el kirchnerismo de paladar negro había  rechazado de manera sistemática las invitaciones del canal de cable de Clarín y evitaba minuciosamente aparecer en programas de esa pantalla.
Los políticos de la coalición oficialista querompían esa norma (dos ejemplos: Daniel Scioli y Miguel Angel Pichetto)evidenciaban, al hacerlo, una independencia de criterio que reforzaba lasprevenciones sobre ellos del kirchnerismo duro.

Por eso,  que el vicepresidente Amado Boudou haya decidido someterse el martes durante una hora a las preguntas de dos periodistas de TN es  un dato político más sorprendente y significativo, si se quiere,  que la imputación del juez Ariel Lijo que lo había hecho concurrir unas horas antes a los Tribunales de Comodoro Py.

Si bien últimamente algunos personajes del entorno kirchnerista insinuaronuna revisión de aquella política y accedieron a entrevistas en “la emisora deMagnetto”, la decisión de Boudou  de darexplicaciones en TN supone un cambio cualitativo, una manifestaciónsuplementaria del  ocaso del ciclo K.

El ventilador

En rigor, el paso por esas horcas caudinas no mejoró la situación en la que se encuentra, agravada por declaraciones de otros testigos (entre ellas un altofuncionario de la Administración impositiva). 
La imagen pública de Boudou está maltrecha.
En cuanto a su paso por el juzgado, tampoco parece haber sido prometedora.
El vicepresidente no pudo dar respuestas plausibles a la mayoría de los indicios que le apuntan:
Se refugió tras una improbable combinación de azares,acusaciones o insinuaciones sobre terceros (desde el jefe de la AFIP al ex Procurador Righi) y descargó oscuramente culpas por “lo de Ciccone” sobre quien, sin embargo, sigue siendo su amigo y socio, José María Núñez Carmona.

“Yo tengo la verdad”, proclamó Boudou a través de las redes sociales.
 Una frase que algunos traducen como:
“Yo conozco toda la trama y todos los nombres de quienes participaron en elaffaire Ciccone (y puedo hablar si alguien tiene la idea de transformarme enchivo expiatorio)”.

La tentación de dejar que Boudou se arregle solo, de no pagar el precio de defenderlo,  se extiende en la coalición oficialista.
Pero si hay alguien que –hasta ahora, al menos-  se resiste a ese impulso, es la señora deKirchner.
Boudou, que venía siendo alejado de las situaciones fotográficas en las que su efigie pudiera contaminar la de la Presidente, ha sido reinstalado en las inmediaciones de ella.
La señora no habla pero exhibe su apoyo silencioso a través de las imágenes.

La Presidente sigue inequívocamente involucrada en el sostenimiento de Boudou..
Para defenderlo no dudó, en su momento,  en golpear a aliados del campo progresista como el ex procurador Esteban Righi (uno de los pocos camporistas de Cámpora, tan activo en el sistema kirchnerista   que su estudio jurídico asesoró a los Kirchner para superar la denuncia sobre enriquecimiento ilícito)  y el juez Daniel Rafecas.

¿Dónde está el fusible?

Ironía de la situación:
La señora de Kirchner eligió a Boudou como su copiloto en la fórmula de 2011 por su insignificancia política.
Ella temía la compañía de un vice que pudiera enfrentarla o eclipsarla en la última fase de su gobierno y quiso tener, en cambio, a un don nadie: sin pasado en el peronismo, sin trayectoria profesional, sin peso territorial. Ahora Boudou se ha transformado en un elemento tan significativo que la  Presidente debe exponerse personalmente al desgaste para  sostenerlo (incluso ante su propio círculo).

Ella no sólo defiende lo que fue una decisión personalísima.
Dejar a Boudou librado a su destino podría verse como un signo de debilidad y redundar en una ofensiva judicial contra otros miembros de la estructura gobernante.
Además, un Boudou que se sienta abandonado pueda esparcir sin límites los detalles de la verdad que dice poseer.
El último viernes, en el programa que Luis D’Elía conduce en la TVpara oficial, el vapuleado vice, ya dejó establecido que él recibe bofetadas que corresponderían a alguna figura superior:
Se definió como “un escudero donde caen todas las piñas, estoy orgulloso de hacerlo”.

Sin embargo, es su superior quien le cubre los flancos a él:
Hace que sus operadores maniobren en la Justicia, suaviza o detiene el “fuego amigo” peronista que sin esa mediación se desataría, inclemente..
Hasta se le sugirió a Axel Kicillof que saliera a argumentar en su favor, después de que nuevos testimonios  ratificaron la intervención de Boudou en la concesión de favores impositivos a la firma adquirida por el fondo de inversión cuyo manejo se le adjudica:
"Si está por quebrar una empresa por una deudaimpositiva, como ministro debería intervenir.
Y si es una empresa de relevancia por el papel que juega en su sector, todo el Gobierno se tiene que interesar", dijo el ministro, cubriendo varias espaldas al mismo tiempo.

Es que en la lógica de un sistema de decisiones hiperconcentrado, todo cortocircuito golpea directamente el centro del dispositivo, afecta al conjunto de la instalación.
Se anula el concepto de fusible.
Dado que Boudou carece de representatividad e historia política y está donde está como emanación directa de la Presidente, es ella la que debe salir a funcionar como fusible, al revés de lo que sería normal.
Esa lógica presagia crisis en el crepúsculo.
 
La corrupción en la agenda
En principio, activa en la agenda política pública un tema –la corrupción-  que favorece a las fuerzas opositoras.
Los estudios demoscópicos ya empiezan a detectar que el asunto  se abre paso entre las cuestiones que inquietan a la opinión pública.
Esto ocurre cuando las principales preocupaciones son la inseguridad, la inflación y, últimamente, las amenazas sobre el empleo.
Es decir, cuando hay muy mal clima.

Esta semana el Congreso no pudo tratar iniciativas de distintas corrientesno kirchneristas destinadas a convertir en imprescriptibles los delitos de corrupción por parte de los funcionarios públicos.
El oficialismo le restó quórum a ese debate.
¿Podrá hacerlo por mucho tiempo si el reclamo social (estimulado por el caso Boudou) crece?

También esta semana, en un evento organizado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa, emergió el tema de la corrupción.
Los empresarios se auto analizaron y varios de ellos admitieron que, como señaló un participante,en los hechos de corrupción no sólo hay acción de funcionarios públicos, sino también de actores privados.

La trama de hechos  que se imputa al vicepresidente necesariamente estimula estas discusiones (fuera y también dentro del gobierno).
Y actúa en paralelo con una agenda económica que tampocose muestra estimulante para el oficialismo.

Aunque en  estos días el fútbol opera como un sedante, ése es un alivio de alcance limitado.
En el mejor de los casos permite ganar un mes.
Pero hasta agotar normalmente su período el gobierno debe andar aún 18 meses.
Parece una eternidad si hay que hacer el camino con mochilas tan pesadas.

No hay comentarios: