Sin saberlo, descubrimos que teníamos un espacio en común, que era esa misma espera, pero por distintas almas.
Que sin compartirlas, las caminábamos lo suficiente como para asumir, que no hay mayor abstinencia, que olvidarse de uno mismo.
Y fue de tanto andar con esa resignación que engaña, que nos acercamos tímidos a contarnos, aquellos desencuentros con los abrazos que merecíamos, pero que jamás llegaron.
Coincidimos en que siempre es de noche, en los suburbios donde reside la soledad, y que dos calles más arriba, la nostalgia acaricia lento, pero sueña con otras despedidas.
Fue tanto el amor por un ayer que no existió, que se hizo más fácil el presente sin un adiós.
Volver a creer, para dejar de olvidarnos.
Ojalá pudiera ser aquello que dejaste de sentir.
Gabriel Velxio
"25 años de Apologética divulgativa en USA". Juan Alonso
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*Por su interés ofrecemos el enlace al artículo anterior, tomado de la
revista de la Universidad de Navarra, "Scripta Theologica", vol. 47. 2015.*
Hace 4 días
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