La insoportable levedad del ser
Por Ignacio Fidanza
La Presidenta intentó imprimirle al principal conflicto geoestratégico la lógica maniquea del kirchnerismo.
Cristina
Kirchner no le ahorra casi ningún papelón a su administración, pese a
que el ridículo es una de las cosas que más la incomodan.
La
posición del Gobierno frente a la masacre de París es ya uno de los
mayores desaciertos históricos de sus dos mandatos y suma una nueva
mancha a la política exterior argentina, que se caracteriza por su
incoherencia.
La Presidenta afecta a utilizar Twitter en sus cíclicos retiros, esta vez se sumió en un pesado silencio pese
a que la única afección conocida que padece es una fractura de tobillo,
que hasta donde se sabe no impide escribir ni hablar.
La
condena de su Gobierno fue un escueto, formal y frío –casi helado-
comunicado, emitido por la Cancillería horas después de la masacre en la
redacción de Charlie Hebdo.
Líderes del mundo como Barack Obama
entendieron de inmediato que se estaba en presencia de uno de esos
hechos que pueden resignificar el mundo, como ocurrió con el 11S.
Obama
habló ante los medios no una sino dos veces, para explicar lo que
estaba en juego y ofrecer su ayuda y amistad al francés Hollande.
La
democracia, la libertad de expresión, la tolerancia religiosa y casi
todo lo que constituye el núcleo de valores de Occidente se vio
amenazado.
Por eso, la reacción histórica de decenas de presidentes marchando juntos por las calles de París, con la impactante síntesis de ver juntos al israelí Netanyahu y al palestino Abbas.
El kirchnerismo, fiel a su tradicional tara de
pasar el mundo por el filtro distorsionado su propia “Guerra Santa”
contra Clarín y ese fantasma multipropósito y maleable de “las
corporaciones”; vio por el contrario la oportunidad de marcar las
“falencias” de las potencias que engendran sus propios monstruos.
Osciló
entre el silencio contenido y el progresismo ramplón de avenida
Corrientes que expresó la ultrakirchnerista decana de la Facultad de
Periodismo de La Plata, Florencia Saintout, cuando pidió mirar “el
contexto” que llevó a los yihadistas a masacrar ilustradores de
caricaturas cómicas y periodistas que utilizaron como única arma la
parodia, el humor y la ironía.
Mezcló viejos pleitos
–Malvinas, los supuestos excesos en la libertad de prensa, las
conspiraciones imperialistas-, en una bochornosa sucesión de disparates
propalados con entusiasmo por la red de medios ultraoficialista; que culminó
con el papelón mayúsculo del canciller Héctor Timerman, intentando
marcarle el paso moral a Occidente por no condenar con la misma energía
el reciente atentado terrorista en un mercado de Nigeria.
Patético
intento de trasladar al plano de la geopolítica, la manipulación
maniquea que diariamente se destina a consumo interno, para fabricar
enfrentamientos que siempre, tienen que dejarlos a ellos del lado de los
más postergados.
Verónica que se repite aún a costa de los más
forzados razonamientos, como es en este caso pretender contraponer
atentados “primermundistas” a ignorados ataques “tercermundistas”.
Ridículo
que llega al extremo porque fue precisamente Francia una de las
potencias que más se movilizó a nivel internacional por las más de 200
niñas que secuestró Boko Haram, la banda terrorista sospechada de haber
provocado el atentado en Nigeria que hoy despertó una redescubierta
preocupación de Timerman por las penurias de esa nación africana.
Lo más triste es que la saga de torpezas desnuda sobre todo confusión.
Puede haber algo de resentimiento –siempre lo hay en el kirchnerismo-,
pero más que nada exhibe un gobierno atontado, desconectado de los
flujos globales más significativos, que responde con reflejos
desacompasados a situaciones que no termina de entender.
Contradicción
y oportunismos varios jalonan una "política exterior" que quedó desnuda
con el tardío tuit de las 19:32 de este domingo, cuando varias horas
después que la histórica marcha de Paris conmocionara al mundo, alguien
en el Gobierno pensó que acaso había que "hacer algo" y volvió a tuitear
el link al post del 7 de enero del Facebook de la Presidenta, que lejos
de sus habituales comentarios personales se limitó a subir el
burocrático comunicado de la Cancillería.
Ni siquiera les dio para escribir unas nuevas líneas.
Cristina
suele decir que impulsó el fracasado acuerdo con Irán por la Amia
porque se dio cuenta –tardíamente, si se le creyera- que esa causa había
sido peón de un juego de las potencias.
Si esto es así ¿Qué
extraño correlato, que compromisos no dichos y sobre todo con qué
potencias, llevaron a su Gobierno a esta incomprensible posición?
¿Cómo
es posible que el Gobierno de Argentina, acaso el país de Latinoamérica
que los franceses sienten más cercano, marque semejante distancia en su
hora más vulnerable?
No es un secreto que es en los momentos
límite, tanto en la vida de las personas como de las naciones, cuando
se forjan los lazos más perdurables.
Dicho de otra manera: ¿Si no es con Francia, con quien se supone que estamos en este conflicto? ¿A quién está tributando Cristina con la "condena" a reglamento que su Gobierno expresa?
Argentina hace mucho tiempo que dejó de ser un actor relevante en el plano internacional.
Esa es acaso la única ventaja que quizás atenúe en el futuro el oprobio de estas horas...
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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