"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 12 de enero de 2015

El Gobierno y Charlie Hebdo:

Un silencio que aturde

Por Esteban Eseverri

Luego de las masacres de Paris, Cristina mantuvo un sonoro silencio, que la distancia de otros líderes del mundo y hasta del Papa.
Tras los atentados en París, el Gobierno Nacional entró en un llamativo silencio.
Esta circunstancia de parte de quien conduce las relaciones exteriores del país, produce tal vez un sonoro estruendo en las voces ultraoficialistas que han tenido directamente expresiones disparatadas y carentes no sólo de la prudencia que aconsejan más de una decena de víctimas, sino además del más mínimo apego por las formas democráticas.

El kirchnerismo relativiza la condena a la masacre de París y habla de "autoatentado"
En efecto, la Presidente tuvo una actitud desigual respecto tanto de los líderes de Occidente quienes salieron en persona a repudiar el atentado, como de potencias a las que pretendemos sumarnos comercialmente, como China, cuyo premier envió rápidamente condolencias a las familias de las víctimas.

También se desalinea Argentina respecto de la posición del Papa Francisco, quien fue contundente en su mensaje sobre el fenómeno, apuntando como es lógico por su condición de líder espiritual, al horrible atentado tanto como a la crueldad del hombre.

Naturalmente, aunque haya muchas tentaciones en hallar el “enemigo perfecto”, los líderes occidentales que incluso llegaron a compartir tribuna para manifestarse o directamente, hablaron en francés no siendo su idioma nativo, han destacado y sostenido valores y principios que se encuentran en las constituciones y costumbres democráticas de sus países.

Es casi una verdad de Perogrullo:
Occidente se construyó en su abandono de las monarquías absolutas en base a la promoción de cierto orden de cosas ideal al que resulta preciso adherir previamente, para poder disfrutar las libertades que se postulan.

Claramente, esa es la razón básica por la cual se puede proscribir en nuestros derechos a quienes han sostenido un ataque concreto y deliberado a la democracia, por caso, el nazismo, o quienes fomentan el odio racial, político o religioso, y seguir siendo democrático.

A la vez, y muy posiblemente, tampoco sientan culpa distintos estadistas en sostener públicamente la defensa de lo que son los intereses de sus países.

La posición oficial argentina ha sido encontrada en una situación incómoda por segunda vez en pocos días, pues también halló al Gobierno con el “relato a contramano” el descongelamiento de las relaciones entre USA y Cuba.

Argentina viene tambaleando en la política exterior conducida por el kirchnerismo pues comenzó en un pronunciado entusiasmo por la causa AMIA y terminó ofreciendo al régimen iraní la única victoria diplomática de toda su historia.

Entre los problemas más acuciantes y debatidos de la alta estrategia geopolítica, el terrorismo se ha convertido en un punto álgido de amenaza:
La diplomacia abierta, entre países, e incluso las guerras entre Naciones parecieran haber sido sucedidas por miles de pequeños conflictos que se revelan igual de peligrosos que aquellas, con la característica de que en cierto modo el enfrentamiento es desigual: unos deben luchar con el reglamento en la mano, y para otros es lícito ejecutar humoristas.

En este contexto, el silencio de nuestro país resulta atroz, sin importar lo que se haya querido decir, pareciera que es más importante en este momento, lo que el resto del mundo entiende.

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