Por Carlos M. Reymundo Roberts | LA NACION
La ridícula imputación a la Presidenta que le hizo ayer Pollicita -otro fiscal en busca de 15 minutos de fama- no nos preocupa.
No es una medida judicial.
Es una estrategia de marketing de cara a la marcha del miércoles.
Ésa sí que nos ha puesto a parir.
Esta semana no hubo un solo funcionario o militante que no me haya hablado de eso.
El 18-F empezó siendo una espina y ahora es una daga:
Va camino de convertirse en la mayor concentración opositora que jamás hayamos tenido.
Menos mal que en La Cámpora reaccionamos.
Se nos ocurrió pedirles propuestas a nuestras principales espadas.
Lo que es tener gente bien retribuida.
En un par de horas nos llovieron ideas.
Algunas son un tanto descabelladas, pero lo importante es que hay material para presentar batalla.
Así nos encontrará el miércoles:
En la trinchera, mientras nuestra comandante dirige el combate desde su cuartel general de El Calafate.
Como dije, hay propuestas para todos los gustos.
Los más belicosos se inclinan por acciones de efecto rápido.
D'Elía se ofrece a decir que es una temeridad que se reúna tanta gente cuando acaban de robarse un misil y fusiles FAL y nadie sabe contra quiénes van a ser usados.
A Hebe le gustaría que la seguridad de la marcha sea puesta en manos de Quebracho, pero no con los palos que llevan siempre, sino con misiles y FAR.
En la retaguardia, barrabravas.
Y por detrás, como ultísima reserva, la división Puerto Madero de La Cámpora.
No serán unos temibles guerreros, pero son muchos y están bien alimentados.
Capitanich opina que una gran jugada sería que a la misma hora de la protesta haya un discurso en cadena de la Presidenta.
"Nadie va a querer moverse de su casa", dice.
No lo dice para que se haga, sino para que se lo cuenten a Cristina.
Estoy seguro de que Coqui de chiquito se sentaba en primera fila enfrente de la maestra.
Generoso, Randazzo ofreció los nuevos vagones del Mitre para volver a inaugurarlos el miércoles en la Plaza de Mayo.
Una maniobra de distracción espectacular.
Eso sí, da miedo:
Creo que después de esta serie ininterrumpida de inauguraciones, a esos coches les va a costar dejar una vida de fiestas y honores para ponerse a llevar gente.
Una forma segura de sacarle gente a la protesta es organizar ese mismo día otra protesta.
Por ejemplo, contra el hambre.
Ya sé que no nos conviene menear mucho este tema, pero todo sea por boicotear a los fiscales.
Distraer, de eso se trata.
Cristina dio el ejemplo en su discurso del miércoles, cuando habló de buitres, de malos empresarios, de declaraciones juradas (la de Scioli) y de una fábrica de cosméticos que va a contrarrestar el desempleo con la contratación de 120 personas.
De cualquier cosa menos de Nisman.
También contó que Máximo compró una heladera con el plan Ahora 12.
Pagar al contado se le hacía cuesta arriba.
En cambio, otros prefieren enfrentar al toro.
Forster, adalid del pensamiento nacional, dijo que la marcha de los fiscales no tiene ningún sentido:
"Es como si los chefs marcharan para quejarse por la mala cocina".
Cuánta sabiduría: Jamás se me hubiese ocurrido equiparar el reclamo por la muerte de un fiscal que denunció a la Presidenta con el tuco de los fideos.
Forster mostró un camino y muchos quieren seguirlo.
En La Cámpora recibimos frases ingeniosas para ser usadas como latiguillos contra el 18-F.
Menciono algunas.
Gils Carbó: "Si los fiscales invaden las calles, ¿quién fiscalizará el tránsito?"
Héctor Timerman: "¿Irán todos los que dicen que van a ir? ¿Irán? ¡Aguante Irán!"
Milani: "La marcha es algo militar; a los conscriptos revoltosos, los marchamos, y los fiscales protestones, que se marchen".
Kunkel: "18-F: 18 fiscales filibusteros".
Otra de Forster: "La acción debe ser posterior a la reflexión, y al café con leche qué bien le van las medialunas".
(Forster nos sale caro, pero qué guita bien invertida.)
Una propuesta que llegó y al rato ya era realidad fue la de Kicillof y Galuccio:
Subir el precio de la nafta.
Kichi lo pensó como una forma de encarecer la movilización del miércoles.
El Mago sólo buscaba que le cierren las cuentas.
Aunque archienemigos y con distintas motivaciones, los dos coincidieron en que ya era hora de terminar con la jodita de que la nafta baje.
La gente se tragó el amago del 1° de enero.
Y lo peor es que Cristina también.
Pobre mi reina, tan feliz que estaba con su decisión "histórica".
Una forma segura de sacarle gente a la protesta es organizar ese mismo día otra protesta.
Por ejemplo, contra el hambre.
Ya sé que no nos conviene menear mucho este tema, pero todo sea por boicotear a los fiscales.
La sucesión de muertes de chicos desnutridos tiene al país muy sensibilizado y podría juntarse una multitud.
Ellos van a llevar en sus pancartas a Nisman.
Nosotros, a un pibe famélico de Salta o del Chaco.
Vamos a ver quién vende más.
Algunas ideas fueron descartadas porque eran tan irritativas que podrían causar el efecto contrario.
A Landau, apoderado del PJ, que había amenazado con recusar a los fiscales que se sumaran a la marcha, le cerramos la boca:
Estaba por decir que además había que recortarles el sueldo, mandarles a la AFIP, declararlos personas non gratas y prohibirles la salida del país.
Por supuesto, terminaremos haciendo lo que ordene la señora.
Lo bueno es que el 18-F la tiene de la nuca, y a ella el odio la pone creativa.
Hasta último momento puede inventar algo.
Necesitamos que lo haga.
Parafraseando al recordado Manfred Schönfeld:
Cuando, de noche, pensamos en la marcha, no podemos conciliar el sueño
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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