¡Ojo
con Ellas…!
Andan
por ahí, con su atrevido miedo, portando sus cuarenta y tantos, lindas, leídas,
viajadas, sensibles.
¡Ojo
con ellas…!
Vienen
de cerrar una puerta con decisión, pero sin olvido.
Amaron,
construyeron, parieron, cumplieron.
Amaron
a su hombre, dieron alas a sus crías y ahora, desentumecieron las suyas…
¡Ahí estaban!
Intactas,
brillantes, soberbias, majestuosas, listas para el vuelo…
No
ya las de un hornero, sí las de una gaviota, soberana y curiosa.
Saben
de la vida y de tu hambre porque con su cuerpo han sabido saciarlas.
Expertas
en estupidez y sus matices...
Se
reconocieron inmersas en ella hasta el estupor y soportaron mucha hasta el
dolor…
Sabrán
distinguirla, no lo dudes.
Versadas
en economía, la aplican en el gesto, en el andar y en su exacta sensualidad.
¡Ojo
con sus caderas sabias…!
Ya
se estiraron y contrajeron, se estremecieron y agitaron.
Saben
del amor, en todos sus colores, desde el rojo resplandor al mustio gris.
Sus
piernas fuertes arrastran raíces todavía.
Prontas
a sentir, van con una vieja canción en los labios, profunda intensidad en la
mirada y delicada seguridad en la sonrisa.
Pero,
si esta advertencia es tardía, y descubres que ya no puedes dejar de pensar en
ella, entonces, ten cuidado de ahora en más…
No
te equivoques, no lo arruines...
No
les envíes un mensaje de texto, mejor invítale un café con tiempo
No
recurras al email, preferirán sin duda un poema en servilleta.
No
les hagas promesas, no les vendas imagen, mejor exhibe tu autenticidad más
despojada.
No
caigas, por rellenar, en aturdido ruido vacuo
Deja que respire un silencio en
común.
Vienen
de quemar las naves y cambiar comodidad indolente por riesgo vital.
Avanzan
por un camino incierto, pero elegido.
En
su cartera, fotos, un perfume y algunas lágrimas.
En su mirada,
una decisión...
¡¡¡Ojo
con ellas…!!!
Tal
vez, si tienes suerte, haya una en tu camino...
Jorge Eduardo
Cinto
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