Por Beatriz Sarlo |
Cómo concreta Cristina Kirchner sus últimos meses de gestión al marcar el ritmo de la política.
Sigue ella. La Presidenta sigue marcando el ritmo de la política.
CFK no es candidata: inicia la despedida del Gobierno pero se garantiza poder
Carta Abierta intenta recuperarse luego del traspié con Randazzo
Cristina estiró el misterio hasta el final y no se presentó como candidata
Hay muchos gobernadores anotados para ser legisladores
Las turbulencias inevitables que no le preocupan a Scioli
Máximo es candidato a diputado y La Cámpora apunta al Congreso
Hace pocos días, Eduardo Jozami, hombre de Carta Abierta, avanzó más de lo que permiten los ritos kirchneristas y, con ánimo exploratorio, mencionó una fórmula:
Daniel Scioli-Máximo Kirchner.
Una vez elegidos, Scioli podría verse llevado a renunciar y Máximo ocuparía su cargo.
Jozami agregó que esto no lo conformaba.
Entonces, ¿por qué lo dijo?
El recuerdo de “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, aunque fue una operación fracasada y fatal, insiste como si hubiera sido el combate de San Lorenzo.
Ricardo Forster, que ahora es sciolista de la primera hora, afirmó que el maldito periodismo había sacado esas declaraciones de su debido contexto.
La intempestiva intervención de Jozami aludió a algo que estaba flotando.
Florencio Randazzo-Máximo Kirchner era, quizá, el deseo de Carta Abierta, aunque Horacio González, con atinado criterio, dijo que el Hijo debía ser primero diputado.
Pero Jozami, falto de timing, abrió la boca y le dio palabras a un sueño.
Sucedió algo que no pertenece a la lógica del sueño sino a la más diurna lógica de la política K.
Zannini es una garantía: “rojo y experto”, como aconsejaba Mao a los camaradas.
Es decir, un kirchnerista neto que además conoce su trabajo.
Forster, que combina extrañamente su pasión por Walter Benjamin y la aquiescencia a la Realpolitik, ya dijo:
“Scioli ha optado por alguien que garantiza la continuidad de un proyecto, la continuidad de lo recorrido en estos doce años”.
Zannini da garantías.
“Rojo y experto”, como decía Mao.
Esto es, un K neto que conoce su trabajo.
La Presidenta, que odia que alguien pueda primerearla, juntó a los candidatos que quedan en la provincia clave:
Julián Domínguez, Fernando Espinoza y Aníbal Fernández.
Les dio instrucciones de que no deben pelearse feo (error que cometió Randazzo creyendo que las risas que provocaron sus chistes en Carta Abierta eran una encuesta y que los rápidos elogios de la emocionada oposición les agregaban algo a sus gestos).
Aníbal, que también odia que le ganen en cualquier juego, se apuró a anunciar a su vicegobernador:
Martín Sabbatella, un hombre que sabe aceptar las órdenes de mando que llegan desde arriba como sólo se aprende en el Partido Comunista. Sabbatella comenzó su carrera luchando contra la corrupción en el municipio de Morón.
Ahora ha encontrado un camino de sentido opuesto.
Se quema con la ardiente fe del converso.
Cristina quiere ser primer ministro sin cartera, un cargo que no figura en la Constitución, pero que tiene una larga tradición monárquica:
El consejero del rey que finalmente dirige las decisiones.
Desde este cargo sin configuración institucional, importa poco si integrará las listas como candidata a diputada en el Parlasur o como primera candidata en la provincia de Buenos Aires.
Esa decisión tiene que ver con el diseño de la boleta, porque la candidata al Parlamento del Mercosur va adherida a la boleta presidencial que no admitiría cortes, mientras que como candidata a diputada por la provincia existe la posibilidad del corte de esta boleta respecto de la presidencial (¡qué desagradable que Cristina saque menos votos que la boleta S/Z!).
Mauricio Macri fue filmado por las cámaras de TN caminando por un tramo flamante de la autopista Illia (jueces para evitar este abuso).
A su lado, Michetti, en silla de ruedas.
El team sensible, con “corazón para aportar”, quiere que la gente “viva mejor”.
Mientras tanto, por primera vez en su alianza con los radicales, Macri les tiró un hueso, menos por generosidad que por conveniencia, porque la candidatura de María Eugenia Vidal a gobernadora de la provincia de Buenos Aires no se sostenía con Ritondo de compañero.
Ahora le dieron un radical con respetable currículum.
Cristina quiere ser primer ministro sin cartera, por eso importa poco si se candidatea a algo.
Margarita Stolbizer eligió su vicepresidente con la coherencia que tiene su proyecto político.
Será Miguel Angel Olaviaga, un sindicalista cordobés con probada experiencia organizativa y concentrado interés en los temas de economía social.
Alguien que suma aquello que muchos afirman como valor, pero lo mantienen congelado, porque antes leen encuestas y renuncian al momento creativo, imaginativo, de la política.
Admite Stolbizer: “Su nivel de conocimiento es bajo, y por eso mismo es tan disruptivo como necesitamos los progresistas”.
No se equivoca: el progresismo es, en la actual Argentina, una disrupción, porque valora el futuro, y el presente no es simplemente una pista de cualquier táctica legitimada por la ambición o el miedo.
La presentación pública de la fórmula será mañana lunes en Córdoba.
No sigo más...
Los cierres de lista no son los mejores momentos para juzgar valores y principios.
Se impone lo que los avezados llaman el “poroteo” para todos los cargos. Carrió, que tanto dijo querer a Macri, ya denunció el destrato al que sus candidatos fueron sometidos por el PRO.
Mientras tanto, encerrada en Olivos, la Presidenta estuvo trabajando más fuerte que nunca ad maiorem gloriam de Cristina.
Si hay que tachar a algunos incondicionales, pues bueno, que los decapiten, como gritaba la Reina de Corazones en Alicia en el País de las Maravillas.
Cómo concreta Cristina Kirchner sus últimos meses de gestión al marcar el ritmo de la política.
Sigue ella. La Presidenta sigue marcando el ritmo de la política.
CFK no es candidata: inicia la despedida del Gobierno pero se garantiza poder
Carta Abierta intenta recuperarse luego del traspié con Randazzo
Cristina estiró el misterio hasta el final y no se presentó como candidata
Hay muchos gobernadores anotados para ser legisladores
Las turbulencias inevitables que no le preocupan a Scioli
Máximo es candidato a diputado y La Cámpora apunta al Congreso
Hace pocos días, Eduardo Jozami, hombre de Carta Abierta, avanzó más de lo que permiten los ritos kirchneristas y, con ánimo exploratorio, mencionó una fórmula:
Daniel Scioli-Máximo Kirchner.
Una vez elegidos, Scioli podría verse llevado a renunciar y Máximo ocuparía su cargo.
Jozami agregó que esto no lo conformaba.
Entonces, ¿por qué lo dijo?
El recuerdo de “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, aunque fue una operación fracasada y fatal, insiste como si hubiera sido el combate de San Lorenzo.
Ricardo Forster, que ahora es sciolista de la primera hora, afirmó que el maldito periodismo había sacado esas declaraciones de su debido contexto.
La intempestiva intervención de Jozami aludió a algo que estaba flotando.
Florencio Randazzo-Máximo Kirchner era, quizá, el deseo de Carta Abierta, aunque Horacio González, con atinado criterio, dijo que el Hijo debía ser primero diputado.
Pero Jozami, falto de timing, abrió la boca y le dio palabras a un sueño.
Sucedió algo que no pertenece a la lógica del sueño sino a la más diurna lógica de la política K.
Zannini es una garantía: “rojo y experto”, como aconsejaba Mao a los camaradas.
Es decir, un kirchnerista neto que además conoce su trabajo.
Forster, que combina extrañamente su pasión por Walter Benjamin y la aquiescencia a la Realpolitik, ya dijo:
“Scioli ha optado por alguien que garantiza la continuidad de un proyecto, la continuidad de lo recorrido en estos doce años”.
Zannini da garantías.
“Rojo y experto”, como decía Mao.
Esto es, un K neto que conoce su trabajo.
La Presidenta, que odia que alguien pueda primerearla, juntó a los candidatos que quedan en la provincia clave:
Julián Domínguez, Fernando Espinoza y Aníbal Fernández.
Les dio instrucciones de que no deben pelearse feo (error que cometió Randazzo creyendo que las risas que provocaron sus chistes en Carta Abierta eran una encuesta y que los rápidos elogios de la emocionada oposición les agregaban algo a sus gestos).
Aníbal, que también odia que le ganen en cualquier juego, se apuró a anunciar a su vicegobernador:
Martín Sabbatella, un hombre que sabe aceptar las órdenes de mando que llegan desde arriba como sólo se aprende en el Partido Comunista. Sabbatella comenzó su carrera luchando contra la corrupción en el municipio de Morón.
Ahora ha encontrado un camino de sentido opuesto.
Se quema con la ardiente fe del converso.
Cristina quiere ser primer ministro sin cartera, un cargo que no figura en la Constitución, pero que tiene una larga tradición monárquica:
El consejero del rey que finalmente dirige las decisiones.
Desde este cargo sin configuración institucional, importa poco si integrará las listas como candidata a diputada en el Parlasur o como primera candidata en la provincia de Buenos Aires.
Esa decisión tiene que ver con el diseño de la boleta, porque la candidata al Parlamento del Mercosur va adherida a la boleta presidencial que no admitiría cortes, mientras que como candidata a diputada por la provincia existe la posibilidad del corte de esta boleta respecto de la presidencial (¡qué desagradable que Cristina saque menos votos que la boleta S/Z!).
Mauricio Macri fue filmado por las cámaras de TN caminando por un tramo flamante de la autopista Illia (jueces para evitar este abuso).
A su lado, Michetti, en silla de ruedas.
El team sensible, con “corazón para aportar”, quiere que la gente “viva mejor”.
Mientras tanto, por primera vez en su alianza con los radicales, Macri les tiró un hueso, menos por generosidad que por conveniencia, porque la candidatura de María Eugenia Vidal a gobernadora de la provincia de Buenos Aires no se sostenía con Ritondo de compañero.
Ahora le dieron un radical con respetable currículum.
Cristina quiere ser primer ministro sin cartera, por eso importa poco si se candidatea a algo.
Margarita Stolbizer eligió su vicepresidente con la coherencia que tiene su proyecto político.
Será Miguel Angel Olaviaga, un sindicalista cordobés con probada experiencia organizativa y concentrado interés en los temas de economía social.
Alguien que suma aquello que muchos afirman como valor, pero lo mantienen congelado, porque antes leen encuestas y renuncian al momento creativo, imaginativo, de la política.
Admite Stolbizer: “Su nivel de conocimiento es bajo, y por eso mismo es tan disruptivo como necesitamos los progresistas”.
No se equivoca: el progresismo es, en la actual Argentina, una disrupción, porque valora el futuro, y el presente no es simplemente una pista de cualquier táctica legitimada por la ambición o el miedo.
La presentación pública de la fórmula será mañana lunes en Córdoba.
No sigo más...
Los cierres de lista no son los mejores momentos para juzgar valores y principios.
Se impone lo que los avezados llaman el “poroteo” para todos los cargos. Carrió, que tanto dijo querer a Macri, ya denunció el destrato al que sus candidatos fueron sometidos por el PRO.
Mientras tanto, encerrada en Olivos, la Presidenta estuvo trabajando más fuerte que nunca ad maiorem gloriam de Cristina.
Si hay que tachar a algunos incondicionales, pues bueno, que los decapiten, como gritaba la Reina de Corazones en Alicia en el País de las Maravillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario