No
se admiten excusas.
Un
evasor es un evasor, y con ese cuento han perseguido a miles de argentinos de
poca monta, poniéndolos contra la pared y persiguiéndolos con invasiones a sus
magras cuentas bancarias, o imponiéndoles multas severas, por cuestiones que no
se acercaban siquiera a la voluntad de delinquir.
Un
ciudadano común paga el mínimo de su tarjeta de crédito y los bancos lo
asesinan a intereses.
Un
pobre tipo se demora cinco días en pagar un crédito o un alquiler, y su vida se
convierte en un infierno de punitorios y llamados telefónicos a cualquier
horario, a cualquier teléfono, a cualquier hora.
Pero
un presidente tiene una cuenta Off-Shore en Panamá, sin declarar, o una ex
presidenta multiplica por cien su patrimonio mientras trabajaba exclusivamente
en la administración del estado, y son "operaciones políticas".
Encima
los tipos, son los mismos, no importa el orden, que usan a la propia
administración del estado para perseguir a quienes piensan distinto, o corregir
a quienes no hacen lo que deben hacer, o peor aún:
Para
recaudar lo que finalmente se termina mezclando entre sus patrimonios.
Porque
la guita se mezcla, es fungible, y nunca podremos saber bien cuales de los
miles de millones de billetes que se llevaron a sus cuentas en Panamá o Scheychelles,
eran nuestros o de ellos.
Y
si encima de todo eso, te dicen que para "ordenar" el desastre que
dejaron los anteriores, te fusilan económicamente y te pulverizan el poder
adquisitivo, y dejan que los bancos, los supermercados, los intermediarios y todos
los que ganan con la especulación se enriquezcan a cuenta de empobrecer a los
demás, la cosa se pone aún más dura e injusta.
Los
que eluden al fisco, son ladrones.
Pero
mucho más si son al mismo tiempo administradores del estado.
No
importa si fueron antes o durante.
En
cualquiera de los casos, ofrecen un mensaje moral imposible de revertir: nadie
cree que la honestidad es un valor, si desde arriba la deshonestidad es moneda
corriente.
Por
las filtraciones de los #PANAMAPAPERS, ya renunció el Presidente de Islandia.
Lo
hizo porque se avergüenza de haberle escondido fondos a su fisco.
Y
porque su sociedad, que paga un 56 % de impuestos anuales, no lo admite.
Si
la corrupción Kirchnerista nos horroriza, no podemos distinguirla de las
cuentas de Mauricio y su padre. SOBRE TODO, porque es el tipo que - en el afán
de "curar los males que nos dejaron los anteriores"- prefiere
ajustarle el cinturón hasta la asfixia a los que menos tienen, antes que
tocarle el bolsillo a los pocos multimillonarios en condiciones de hacer un
"aporte patriótico" para sacar al país del complejo momento que vive.
Ni
una sola cuota de corrupción tiene autorizado MACRI, NI UNA SOLA.
Lo
dijo él en su discurso de asunción, y era lo único que le daba crédito frente
al ciudadano común que lo votó.
Si
tiene una cuenta en Panamá, si efectivamente es o fue un evasor, no debería dejar pasar la oportunidad para
demostrar que es distinto.
SI
la respuesta va a ser : "Es una operación política, de la prensa
opositora, o de los grupos que no me quieren en el gobierno", cagamos.
Es
la misma historia, pero con ajuste.
Con
un ajuste que ya empieza a dejar sin aire a millones de argentinos.
Coni
Cherep (periodista)
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