Christian Sanz
El
papa Francisco es afecto a hablar de cualquier tema, célebre por juntarse con
personajes cuestionados de la talla de Carlos Menem, Guillermo Moreno, Milagro
Sala, Carlos Zannini, José Ottavis, incluso el mafioso sindicalista “Caballo”
Suárez.
Es
toda una celebrity, como puede verse.
Sin
embargo, jamás se ha interesado por la suerte de Leopoldo López, encarcelado en Venezuela por el chavismo.
Tampoco
ha hablado acerca de los gravísimos casos de pedofilia que se dieron a conocer
en los últimos días en Mendoza.
Se
trata de una de las peores perversiones conocidas, en el marco de la cual un
grupo de sacerdotes abusaron de chicos y chicas sordomudos durante años y años.
Uno
de los curas incluso tenía antecedentes históricos en Italia por sus
perversiones, y su único castigo por ello fue un oportuno traslado al instituto
Próvolo, donde se dieron los abusos de marras.
¿A qué se debe
el silencio, no solo de Francisco, sino también de la Iglesia argentina?
¿Cuánto más se
va a tapar a estos delincuentes bajo la impunidad de la sotana?
Es
penoso, vergonzoso, insoportable y, sobre todo, indignante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario