"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 5 de diciembre de 2016

El bono “favorito” de los blanqueadores perdió más de 17% de su valor desde septiembre

Por Nery Persichini

La cotización del Bonar 2046 (AA46), uno de los títulos emitidos para pagarle a los holdouts y que prometía ser un vehículo rápido para recuperar la penalidad del blanqueo, perdió más de 17% de su valor desde el 22 de septiembre, fecha en la que había alcanzado el máximo.
En términos de rentabilidad, el AA46 pasó de rendir 6,5% a 8,3% en el mismo lapso.
Las explicaciones de este derrotero las encontramos en motivos propios y ajenos.
En cuanto a lo doméstico, Argentina dejó de comprimir spreads en la segunda mitad de septiembre.
Esto quiere decir que no se verificaron nuevos flujos de capitales que alimentaran la demanda de bonos y, en consecuencia, permitieran continuar bajando el riesgo país hacia niveles de la región.

La hipótesis de que Argentina seguiría comprimiendo su riesgo país alimentaba las expectativas de que los bonos de vencimiento más diferido como el Bonar 2046 (la compra mínima es US$ 150.000) tendrían una rápida apreciación que permitiría recuperar el impuesto del blanqueo de capitales.
Pero luego de que la prima de riesgo tocara un mínimo de 430 puntos básicos el 22 de septiembre, la tendencia se detuvo.
Esta ausencia de interés en la renta fija soberana podría ser explicada por la demorada salida de la recesión y por el escaso grado de avance en materia fiscal por parte del gobierno, en especial por el lado de disminución del déficit fiscal.
No obstante, los determinantes más fuertes de la caída del precio de los títulos públicos “largos” están asociados al “Efecto Trump” que generaron las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
La incertidumbre global de este resultado condujo a movimientos de fly to quality, es decir, una reversión de capitales desde los mercados emergentes hacia los centros financieros del mundo.
Así, acciones y bonos emergentes se “derritieron” y las monedas se depreciaron.

En paralelo, las promesas de corte expansivas del magnate republicano que involucran aumentar el gasto público y reducir impuestos hicieron que los inversores especularan con un mayor déficit fiscal en Estados Unidos.
Y como la deuda está en niveles récord, la válvula de escape que el mercado encuentra es una mayor probabilidad de emisión monetaria y, por lo tanto, de inflación.
Ante este mayor riesgo de crédito, los grandes inversores salieron a vender bonos del Tesoro de Estados Unidos, haciendo que sus precios bajaran y que las tasas escalaran.
Como estos títulos son considerados los activos libres de riesgo del mundo, el nivel mínimo de riesgo global tuvo un salto.
En pocas semanas, la tasa (libre de riesgo) de los bonos de EE.UU. a 10 años trepó desde 1,80% a 2,45%.
Así, tanto por salto en la prima de riesgo como en la tasa de referencia global, en Argentina el impacto más notorio lo sintieron los títulos de largo plazo como el Bonar 2046.
El motivo radica en que tienen un elevado riesgo de duración o, lo que es lo mismo, sus precios son muy sensibles a cambios en la tasa de interés.
En este contexto, entre el 22 de septiembre y el 1 de diciembre, el Bonar 2046 retrocedió 17,4%.
Pero como el 22 de octubre este bono pagó su cupón semestral de 3,8125%, esto amortiguó el deterioro original, dejando la pérdida en 14,1% desde el máximo.

En definitiva, la esperada compresión argentina de spreads en un mundo de tasas bajas había generado expectativas sobre la revalorización de los bonos dolarizados más largos.
Muchos de los grandes adherentes al blanqueo esperaban recuperar rápidamente la penalidad. Sin embargo, la mentada ventaja de la alta duration terminó jugando en contra de títulos como el Bonar 2046 cuando Argentina dejó de recibir capitales en septiembre y, más aún, cuando se disparó la salida de capitales en noviembre y trepó la tasa internacional.
En términos de rendimiento, el AA46 hoy rinde 8,3% anual en dólares, unos 180 puntos básicos por encima de lo que ofrecía hace dos meses.
Entonces, conviene preguntarse: ¿éste y otros bonos similares son una oportunidad?
 La TIR es extremadamente atractiva pero el riesgo de mayores subas de tasas sigue latente. Por eso, la respuesta al interrogante hoy, más que nunca, depende del nivel en que se estabilice la tasa libre de riesgo internacional y la prima de riesgo argentina.
Más allá de esto, el caso del Bonar 2046 (AA46) también contribuye al aprendizaje.
Nos recuerda una noción fundamental de inversión:
No solamente se debe atender la rentabilidad esperada sino que también hay que ponderar los riesgos asociados.

Y si hablamos de bonos largos, la elevada duration es un arma de doble filo según el contexto.

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