Roberto
Cachanosky
En
las últimas semanas, algunas víctimas del terrorismo han transitado por algunos
medios exponiendo sus sufrimientos.
Se
ve a periodistas y juristas escucharlos con atención y decir que lamentan los
que les pasó pero que como hubo terrorismo de estado no tienen nada que
reclamar.
Algo
así como:
Tengo
que darte la razón para no quedar mal ante el público, pero me importa un
carajo si los terroristas mataron a niños, a gente inocente, si secuestraron o
torturaron.
Nunca se ve una
condena explícita y categórica hacia el terrorismo e
inmediatamente remiten a la represión militar a partir del 24 de marzo de 1976
para desviar el eje del debate, no mostrar las atrocidades que cometieron los
terroristas y volver a centrar la atención en el golpe militar.
En
rigor hacen casi lo mismo que cuando entrevistan a una persona que se defendió
de un acto delictivo.
¿Usó
el agredido una fuerza excesiva contra el delincuente que lo amenazaba con un
arma?
¿No
podía defenderse de otra manera?
¿Tenía
balas el revólver con que lo amenazaba el delincuente?
¿Estaba
seguro que el delincuente le iba a disparar?
Nuevamente
la víctima del delito pasa a ser sospechosa para muchos periodistas, con lo
cual alientan la criminalidad y las muertes de inocentes porque terminan
envalentonando a los criminales, cuando no terminan justificándolos.
Volviendo
al tema principal, este sistemático comportamiento de buena parte del
periodismo demuestra que su supuesta defensa de los derecho humanos es solo una
postura y que en última instancia comparten el proyecto autoritario que a
sangre y fuego quisieron establecer en Argentina y en buena parte de América
Latina organizaciones terroristas entrenadas en Cuba, Libia y con el apoyo de
la Unión Soviética.
El grado de
cinismo de buena parte del periodismo llega a niveles tales como querer hacer
un arbitrario corte el 24 de marzo de 1976.
¿Por
qué ese deliberado corte histórico?
¿Es
que ese día se levantaron de mal humor una docena de generales y empezaron
matar y desaparecer gente?
No,
el corte se hace deliberadamente el 24 de marzo de 1976 porque durante la época
de Perón comienza el terrorismo de estado con la creación de la Triple A.
Un
grupo que fuera de la ley empezó a combatir al terrorismo.
En
rigor desde España, Perón alentó a los terroristas en sus fechorías y luego,
cando llegó a la Argentina y vio que los terroristas querían coparle el poder,
es Perón el que inicia la acción contra los terroristas.
El
punto de máxima tensión llega el 25 de septiembre de 1973, dos días después de
que Perón gana las elecciones de septiembre de 1973, cuando Montoneros asesina al dirigente sindical José Ignacio Rucci,
amigo de Perón.
El
mensaje de Montoneros fue muy claro a Perón:
O
hacía una revolución al estilo cubano para establecer una dictadura o ellos la
iban a hacer por su cuenta desalojando a los tiros y los bombazos al gobierno
de Perón.
La realidad es
que el periodismo nunca dice que los terroristas atacaron a un gobierno elegido
en las urnas:
El de Perón.
En ese momento
no combatían contra el gobierno militar...
Combatían contra un gobierno elegido
por el voto.
Frente
a este asesinato y tantos otros, Perón reacciona y lanza todas las fuerzas
legales y no legales para combatir a los terroristas, pero por conveniencia
política muchos dirigentes políticos y periodistas hacen silencio sobre el
período previo al 24 de marzo de 1976.
¿Por
qué no hablan de esos años anteriores a marzo de 1976?
Tal
vez por ignorancia o, lo que es más grave, porque
es políticamente incorrecto señalar a Perón como el que inicia la cacería fuera
de la ley de los terroristas.
Es
esa postura la que los hace poco serios como periodistas.
Pero
ojo que también fue terrorismo de estado lo que hicieron los terroristas.
En
efecto, el apoyo logístico, entrenamiento y financiamiento que recibían de Cuba
los transforma en una fuerza agresora externa que mediante el terror apoyado en
estados extranjeros intentaron tomar por la fuerza el poder en Argentina para
establecer una dictadura.
En
otras palabras, muchos de los terroristas hoy andan dando vueltas por los
medios hicieron terrorismo de estado
y deberían estar presos.
Es
más, siendo que el terrorismo de estado de los terroristas se apoyaba en
estados extranjeros, es, a mi juicio, mucho más grave que el terrorismo de
estado de los militares, porque
mediante el terror otro estado quiso tomar el poder en Argentina.
En
todo caso acá hubo dos terrorismos de estado, pero el más grave fue el de los
terroristas apoyados por estados extranjeros.
Cabe
aclarar, también, que hay serias sospechas que acciones terroristas utilizaron
el apoyo logístico de gobiernos provinciales que simpatizaban con los sectores
marxistas, lo cual los hace terroristas de estado, como fue el caso del
mencionado asesinato de Rucci.
Luce
patético también que algunos periodistas sostengan que si bien la cifra de los
30.000 desaparecidos no es cierta, hay que mantenerla como un emblema nacional.
Ninguna mentira
puede ser emblema nacional y menos se puede construir un país basándose en la
mentira.
Eso
muestra, una vez más, que mucho periodista y político no tienen realmente
interés en los derechos humanos, sino que solo pretenden defender a los
terroristas con los que simpatizan forzando el argumento hasta el ridículo para
no reconocer que los montoneros, ERP y demás bandas armadas también cometieron
crímenes de lesa humanidad.
Ahora
que se está levantando el velo de tanta mentira y hechos que tratan de
ocultarse de la década del 70, pareciera ser que los falsos defensores de los
derechos humanos buscan nuevos argumentos para defender a los terroristas de
estado apoyados en estado extranjeros.
Como
última reflexión le formulo la siguiente pregunta:
¿Cómo
llamaría Ud. a un argentino que se levanta en armas contra un gobierno elegido
por el voto para establecer una dictadura mediante el terror, siendo apoyado,
estimulado e impulsado por un gobierno extranjero?
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