El
84% de los lectores de "El País": favorables al autobús.
(También
a usar pene y vulva)
El autobús, el
pene y la vulva
"Los
niños tienen pene”
“Las
niñas tienen vulva”
¡Que
no os engañen!".
He
ahí lo que, como todo el mundo sabe, se podía leer estos últimos días en las
calles de Madrid.
Javier
R. Portella
El
Manifiesto.com
¡Oíd,
oíd, buena gente!
¡Asombraos,
pasmaos, maravillaos!
Sabed
por fin que “Los niños tienen pene.
Las
niñas tienen vulva.
¡Que
no os engañen!”.
He
ahí lo que, como todo el mundo sabe, se podía leer estos últimos días en las
calles de Madrid.
Se
podía, pero tranquilizaos, buena gente:
Ya
no se puede, pues tales ignominias —una vulneración manifiesta del derecho a la
libre elección de sexo; perdón, de “género”— ya han sido prohibidas por un bien
pensante juez de la bien pensancia.
Las
ignominias en cuestión figuraban inscritas en un autobús fletado por la
organización Hazte Oír.
Ni
que decir tiene que palabras tan reaccionarias y “tránsfobas” han llenado de
rabia e indignación a las muchedumbres transexuales y transgénero que pueblan
—es bien sabido— las calles de Madrid y del conjunto del planeta.
Su
más que legítima indignación ha sido compartida y respaldada por el mundo
progre tanto de izquierdas como de derechas.
Tanto
más cuanto que “el autobús del odio”, como lo ha calificado la prensa del
Régimen, tenía la jeta de exponer otros lemas aún más escandalosos:
“Si
naces hombre, eres hombre.
Si
naces mujer, seguirás siéndolo”.
Y
la mayor de todas sus insolencias: “No permitas que manipulen a tus hijos en el
colegio”:
En
estos colegios, tanto públicos como privados, en los que cada vez se está
difundiendo más la ideología de género.
Pero
es a todas luces insuficiente.
Más
aún deberían difundirla si quieren que su adoctrinamiento cale en el espíritu
de la gente y acabe venciendo las imposiciones de la naturaleza.
Porque
esto es lo que se juega, en últimas, en
la ideología de género:
Alzarse
contra las leyes de la naturaleza, ese último bastión que le impide hacer lo
que le viene en gana al individuo, pretendido fundamento de todo.
Una
encuesta, en efecto, llevada a cabo por el periódico bien pensante de
izquierdas El País (pero los medios de la derecha bien pensante opinan y actúan
igual) nos indica que el 84,38% de sus lectores son unos redomados
reaccionarios que han respondido “No” a la pregunta.
¿Qué
piensas de la campaña tránsfoba lanzada por la asociación Hazte Oír?
¿Debe
ser prohibida?”.
Hay
de qué afligirse y rasgarse las vestiduras:
¡Sólo
el 15,62% de los lectores de El País avanzan por el recto camino defendido por
el periódico!
Qué
más da que la aplastante mayoría de la gente no tenga nada contra las leyes con
las que la naturaleza conforma a hombres y mujeres. (
Es
la propia naturaleza, es cierto, la que hace sentir a veces la imperiosa
necesidad de cambiar de sexo.
Que
quede claro: nadie se opone a que un adulto consintiente trate, mediante tal
cambio, de salirse de los tormentos de la desgracia que le aflige.
Pero
¡no es esto, en absoluto, lo que pretende la ideología de género!
Qué
más le da a dicha ideología que el pueblo no tenga nada que ver con ella:
Quienes
la defienden tampoco tienen nada que ver con él.
Por
ello, respondiendo a las demandas tanto del Fiscal (a las órdenes del Partido
denominado Popular) como de los partidos de la oposición —desde el partido
denominado socialista, obrero y español hasta los denominados “populistas de
izquierdas” de Podemos—, un juez acaba
de prohibir la circulación del “Autobús del odio”.
Ahora
bien, los “odiosos tránsfobos” son testarudos como una mula y astutos como un
zorro:
Acaban
de obviar la prohibición añadiendo una interrogación a sus lemas, los cuales
son ahora:
“¿Los
niños tienen pene? ¿Las niñas tienen vulva?”.
Hará
falta, así pues, que los jueces y juezas, abriendo sus braguetas y alzando sus
faldas (las suyas o las de sus cónyuges o amantes), palpen la cosa e intenten
responder a la pregunta.
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