Malú
Kikuchi
El
coraje es un hecho que despierta respeto y admiración.
Su
significado habla de valor, apasionamiento con que se acomete una acción.
Es
“echar el corazón por delante”.
El coraje es
imprescindible para vivir con dignidad.
La
libertad de América se hizo con coraje.
Los
inmigrantes la construyeron con el coraje de abandonar todo lo conocido y
llegar a tierras extrañas y trabajar de sol a sol.
Pero
desde hace demasiado tiempo, el coraje pasó a ser sólo una palabra…
El
hecho en sí, desapareció.
Los
líderes políticos, los sindicales, los diplomáticos, todos aquellos que
representan naciones, lo desconocen.
La
Organización de Estados Americanos, la OEA, reunió de urgencia su Consejo
Permanente el 28/3/17 en Washington, para tratar la crisis humanitaria en
Venezuela. Grandes y elocuentes discursos.
Discursos
memorables.
Ningún
país fue capaz de tocar el tema de la Carta Democrática.
Esta
fue solicitada por Luis Almagro, ex canciller del Uruguay en tiempos del Pepe
Mujica, hoy secretario general de la OEA, en diciembre pasado, después de un
demoledor informe sobre Venezuela.
De
los 35 países que conforman la OEA, 34 presentes, 2 abstenciones, un representante
fue al baño en el momento clave, 11 votaron a favor de Venezuela y 20 en
contra.
Los
20 juraron hacer sus mejores esfuerzos para propiciar el diálogo con el
gobierno de Maduro ¿¿??
“Para
llegar a una salida constitucionalmente democrática”.
¡Ideal!
¿Pero
cómo?
En
1999 Chávez cambió la Constitución de su país.
Seguro
de sí mismo, introdujo el artículo 72 que permite, cumplida la mitad del
mandato (6 años para presidente), llamar a un referéndum revocatorio, si se
consigue el 20% de las firmas del padrón electoral.
Si
el mandatario pierde el referéndum, debe convocar a elecciones.
El
6/12/15, la oposición consiguió la mayoría calificada (112) en la Asamblea
Nacional, órgano unicameral legislativo de 167 miembros.
En
4/2016 (3 años del gobierno de Maduro), la mayoría pidió referéndum para fines
del 16.
El
Consejo Electoral dijo que recién para el 1° trimestre del 17.
Desde entonces,
triquiñuelas sucias y rebuscadas le sirvieron a Maduro para alargar los plazos,
hasta que revocó el referéndum.
Que
sólo pide que el pueblo, vote.
Y
mientras se reunía la OEA, el Tribunal Superior de Justicia (equivalente a la
Corte Suprema), declaró a la Asamblea en desacato, le quitó los fueros a los
diputados y le permitió a Maduro juzgarlos como delincuentes comunes o
terroristas y de ser necesario, por el Código de Justica Militar.
Una República
está representada por la división de poderes.
En
Venezuela el poder judicial anuló al poder legislativo y se lo presentó en
bandeja al poder ejecutivo.
O
sea a Nicolás Maduro.
Y
los países escandalizados con el devenir antidemocrático de Venezuela, ¡quieren
dialogar!
¿Con
quiénes se dialoga?
El
gobierno de Venezuela no lucha por quedarse en el poder por el poder en sí, o
para robar un poco más (por eso también), pero la lucha más importante es por su libertad.
Libertad
física no sólo en Venezuela, sino en
otros muchos países, también.
Diosdado
Cabello, ex presidente de la Asamblea está acusado en los EE.UU de ser el jefe
del cartel de los Soles, compuesto por militares de alto rango y funcionarios
destacados.
Dos
sobrinos de Cilia Flores, esposa de Madura, están presos en EE.UU por
narcotráfico.
El
actual vicepresidente, Tareck El Aissaimi (43 años, elegido a dedo), está
acusado de pertenecer a Hezbollah y de haber ocupado el lugar de Cabello en el
tema drogas.
¿Cómo
y con quién se dialoga en Venezuela?
Por
lo menos hay que activar la Carta Democrática (se necesitan 24 votos), los
miembros de la OEA se lo deben al pueblo venezolano, sumido en una atroz crisis
humanitaria.
¿O
será que el coraje no es políticamente correcto?
Me
disculpo, todo el coraje está reunido en el sufrido pueblo venezolano y su
aguerrida oposición.
No
se los puede dejar solos, los estados americanos le deben a los venezolanos un
apoyo total y dejar de lado esta formal hipocresía del diálogo en el que nadie
cree.
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