Se
acerca la "Marcha de todas las Marchas"
De
pronto crece la sensación nítida de que se ha puesto un límite a la capacidad
de vivir sufriendo.
Salir a la calle
el 19 de abril es decir que el cambio ya no puede esperar
Emilio
J. Cárdenas
La
popularidad del patológico presidente venezolano, Nicolás Maduro, está por
debajo del 10%. Nada.
Esto
es lo que acreditan las encuestas de opinión.
Una
tras otra.
La
gente está harta de su dictadura y agobiada por la situación de la economía del
país que los obliga a tener que vivir en la escasez de todo.
Alimentos
y medicamentos incluidos.
Desde
hace una semana, las calles de las principales ciudades venezolanas se han
llenado de protestas.
Pero el próximo
miércoles 19 de abril la oposición unificada ha convocado a lo que aspira sea
una marcha gigante.
La
“madre de todas las marchas”, según algunos…
La
“megamarcha, según otros.
La idea es
mostrar, en las calles, la evidente urgencia del cambio que el pueblo de
Venezuela necesita.
Esto
es obtener, por lo menos, tres cosas.
Primero,
elecciones urgentes.
Nicolás
Maduro ha dejado de convocarlas, para que no se acredite definitivamente su
carencia absoluta de respaldo.
Segundo, la
liberación de los presos políticos que, desde hace años, están en las cárceles
de Maduro por el delito de pensar distinto y animarse a decirlo públicamente.
Por
su disenso, entonces.
Y tercero,
paliar la desesperante situación humanitaria en que está sumergido el pueblo de
Venezuela,
jaqueado por la falta de los insumos más elementales para la vida, situación
insostenible que es consecuencia directa de la incapacidad de Nicolás Maduro
para gestionar a un país que él mismo ha arruinado.
De pronto crece
la sensación nítida de que se ha puesto un límite a la capacidad de vivir
sufriendo.
Salir
a la calle el 19 de abril es decir que el cambio ya no puede esperar.
Porque
el daño acumulado es ya enorme y, además, creciente.
Por
todo eso la presión a la que se convoca desde la Mesa de la Unidad Democrática
es inevitable.
Pacífica,
por cierto.
Pese a que el
régimen de Nicolás Maduro tiene en sus hombros seis muertes producidas en la
represión de las marchas de la última semana.
A
las que se suman 117 detenciones específicamente admitidas por el gobierno.
Y
pese a que obviamente la muerte misma puede estar ya a la vuelta de la esquina,
entonces.
En
Caracas, solamente, habrá nada menos que 26 puntos de concentración.
Y
el mismo número de ríos humanos en marcha pacífica hacia la columna común.
El gobierno,
siguiendo el asesoramiento profesional que le llega desde La Habana, tratará de
ensombrecer la marcha opositora.
Instruyendo
a los medios adictos que no la difundan.
Más
aún, convocando a su propia marcha, una no espontánea, sino digitada y pagada
con los recursos del Estado, los de todos.
Esto último es
lo que organiza personalmente Tareck El Aissami, el actual hombre fuerte del
gobierno bolivariano y vice-presidente del gobierno de Nicolás Maduro.
Además,
el hombre de confianza de la inteligencia cubana.
Una
provocación que puede conducir a la violencia, de la que El Aissami será
naturalmente responsable.
Pese
a que para El Aissami protestar es ser terrorista, cuando la verdad es que se
trata de la consecuencia de un derecho humano, el de pensar, que naturalmente
conlleva la capacidad de exteriorizar las ideas mediante la protesta.
Se
acerca un día que puede bien ser una fecha clave para el ansia de libertad y
normalidad de los venezolanos. ¡¡¡Desde lejos, toda nuestra solidaridad…!!!
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