Por Roberto Cachanosky
Ayer asistimos a un acto intentando impedir
que funcione uno de las instituciones del estado como es el Congreso de la
Nación.
Durante tres horas en el país entero y
también en el exterior se pudo ver cómo la policía de la Ciudad aguantaba
estoicamente ante un importante grupo de sediciosos que le tiraba piedras,
tuercas, bombas caseras y botellas de vidrio.
Durante esas tres horas, apelando a las
cuestiones de privilegios, una legión de diputados del FPV, de la izquierda y
del massismo, mentían descaradamente ante las mismas cámaras de televisión
diciendo que había que suspender la sesión porque estaban "reprimiendo al
pueblo".
Claramente asistimos a un acto de sedición
intentando impedir que funcione una de las instituciones del estado como es el
Congreso de la Nación.
Y también pudimos ver que esos sediciosos no
eran jubilados achacados reclamando por sus jubilaciones.
Eran grupos de choque
que directamente se levantaron contra el orden constitucional.
Lo más patético es que todo ese accionar sedicioso no fue
por una reforma de fondo, que obviamente tampoco se hubiese justificado.
El debate era solo por un cambio en la forma
de ajustar las jubilaciones.
Ni siquiera era un debate para cambiar el
sistema de reparto y volver a la jubilación privada.
Nadie puede ser tan ingenuo como para creer que lo
ocurrido fue un acto espontáneo de protesta y que hubo reacción de la gente
ante una agresión desmedida de la policía.
Todos sabemos que esto fue organizado por
alguien que usa como excusa el ajuste de las jubilaciones para tratar de
cubrirse de la lluvia de juicios que se le vienen encima por corrupción y
traición a la patria.
Ahora bien, es evidente que todos los
argumentos que se vienen esgrimiendo en favor del gradualismo para que no se
produzca un conflicto social fueron desmentidos por lo que vimos el jueves
pasado y ayer.
Los conflictos sociales, en la mayoría de los
casos en la Argentina, son organizados.
Impulsados por sectores políticos.
Y más cuando ese sector político advierte que
va a tener que rendir cuentas ante la justicia.
Dicho esto, con lo que se vio ayer en
televisión, el peronismo en general, y el kirchnerismo en particular,
perdieron
más imagen ante la población.
Pero el Gobierno pagó un costo político por
no explicar adecuadamente el problema previsional y negarse sistemáticamente a
presentar un plan económico consistente.
Un plan bien articulado.
El Gobierno pagó un costo político por no
explicar adecuadamente el problema previsional y negarse sistemáticamente a
presentar un plan económico consistente
Tener dividida la administración de la
economía en tantos ministerios es un delirio, pero mucho más delirio es
considerando la herencia económica recibida del kirchnerismo.
No hay docencia económica
Me parece que Mauricio Macri debería tomar
nota de lo ocurrido y advertir que tiene que poner al frente de la economía a
alguien que tenga un plan global en su cabeza, con un equipo económico que
inspire confianza y, por sobre todas las cosas, sea más docente que ministro de
Economía para explicar con claridad, ante la población, los problemas
económicos.
Uno de los errores más groseros de este proyecto de ley
modificando el ajuste de las jubilaciones es que nadie del Gobierno supo
explicarlo con claridad.
Les falta hacer docencia económica para que
la gente entienda las medidas que se adoptan.
En vez de dilapidar el capital político
recientemente obtenido en las elecciones de octubre discutiendo cómo ajustar
las jubilaciones o si las gaseosas azucaradas van a pagar más impuestos o menos
impuestos, luce más lógico apostar el capital político en encarar un mínimo de
reformas estructurales que le den
sustento de largo plazo a la política económica.
Es más razonable tomar deuda para financiar
la reforma del Estado, de manera de bajar el gasto público y equilibrar las
cuentas del sector público, que tomar
deuda permanentemente para financiar un bache fiscal que lejos de reducirse
aumenta por el costo de financiamiento que genera el gradualismo.
En síntesis, al momento de diagramar su
política económica, el Gobierno debería tener en cuenta que el gradualismo no
es la medicina adecuada para enfrentar la terrible herencia recibida del
kirchnerismo.
Que cualquier cosa que haga en materia de
política económica, los sectores políticos que siempre conspiran, ahora tienen
más razones para conspirar ante el tsunami de juicios que tienen que enfrentar.
En ese contexto político, es claro que el
Gobierno va a recibir el apoyo de buena parte de la población si presenta un
plan económico consistente y explicado con toda claridad por un ministro de
Economía que sea más un docente que un tesorero del club.
El salvaje ataque sedicioso al Congreso de la Nación
perpetrado por un grupo de delincuentes que enfrentan juicios debería
hacerle reflexionar a Mauricio Macri sobre su estrategia económica.
La gente tiene paciencia y apoya.
Pero no tiene toda la paciencia del mundo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario