La
bomba de titanio libera menos del 1% de la energía que podría llegar a liberar
– MPL
La luz del alma le
dice a la personalidad “ríndete ante
mí”
Cuando
Gueshe Langri Tangpa recomienda “acepte
su derrota y ofrezca la victoria a los demás”, expresa el pensamiento de
Pan de Leche.
Para
el Maestro, el hecho de aceptar una circunstancia adversa sin que se amargue
nuestro corazón, es encontrar un diamante muy valioso.
Debemos enfrentar
nuestras dificultades sin permitir que la mente se pierda en la desesperanza o
en la confusión.
La
impaciencia y el desánimo, no nos ayudan con las circunstancias adversas.
Algunas
personas prefieren suicidarse antes que aburrirse de sí mismas…
Sí
nos acercamos al fuego y nos quemamos, no podemos enfadarnos con algo cuya
naturaleza es el calor.
Sí
enfermamos, es para aprender de esa experiencia.
Sí padecemos dificultades, debemos valorarlas
como una especie de examen de la vida, una prueba para superar de manera
creativa.
Aceptar las
condiciones adversas con agrado, disfrutar de ellas y aprender a “bailar” con
los conflictos, permite alcanzar metas espirituales.
La
intención pura y elevada colabora para depurar los enfoques y las ataduras
impuros.
Cuando nada
funcione, habrá que admitir esa circunstancia sin agravarla con la
desesperación.
Sí
carecemos de paciencia, no podremos realizar con éxito ninguna práctica
espiritual.
La
vida personal es corta.
Quizá
sólo estemos unos días más en este mundo…
Así
que, en lugar de preocuparnos por nuestros problemas, que en realidad no son
más que el resultado de nuestro propio karma negativo,
debemos
aceptarlos con agrado y utilizar nuestra vida para crear causas de felicidad
duradera.
Sí
toleramos ahora pequeños contratiempos, obtendremos más tarde, grandes
resultados.
En
cambio sí nos preocupamos por cualquier motivo, no podremos mantener “buenas
relaciones amplias con la vida”
La
gente suele conversar sobre temas sin importancia, y, por lo tanto, no vale la
pena discutir por ellos.
Al aceptar la
derrota, hacemos felices a los demás e, indirectamente, reducimos el egoísmo.
Nuestros
problemas desaparecen porque ya no hay sitio en nuestra mente para ellos.
De
manera gradual, las personas entenderán nuestra naturaleza y buenas cualidades,
y estarán contentas con nosotros.
Ofrecer
la victoria significa intentar hacer felices a los demás.
Podemos
lograrlo, practicando la generosidad, la disciplina moral, la paciencia y otras
virtudes.
Podemos
dar amor u ofrecer ayuda material cuando nos sea posible.
También
podemos practicar la meditación de tomar y dar.
Cuanto
más entrenemos a nuestra mente en el deseo de dar, más generosos nos
volveremos.
Entonces,
la felicidad surgirá desde dentro, y dejaremos de depender de las
circunstancias externas.
Cantaba
Gibran Kalil Gibran:
“Derrota,
mi derrota, mi soledad y mi aislamiento…”
“Eres para mí más
querida que un millar de triunfos, y más dulce a mi corazón que toda la gloria
del mundo”
Ahora
bien, sí hay una buena razón para mostrar nuestra disconformidad, debemos
hacerlo.
De
lo contrario, lo mejor es olvidar el asunto.
Las
enseñanzas de paz del Maestro son las mismas que las de Buda y las de Yhe
Tsongkhapa.
La
única diferencia reside en las palabras que se utilicen, pero el significado es
idéntico.
Según
el punto de vista espiritual, el valor del Maestro depende de la visión que
tengamos de él o de ella.
Sí
lo miramos de manera ordinaria, él será ordinario.
Pero
sólo vemos como un ser iluminado, él o ella será como un Buda para nosotros.
El
valor del guía depende más de nuestra propia mente que de él mismo.
Esto
tiene un significado muy profundo…
Aunque
el mismísimo Buda apareciera frente a nosotros y nos impartiera enseñanzas, sin
tener fe en él, no recibiríamos ningún beneficio.
Pero
sí el Maestro es un practicante humilde y lo respetamos como la representación
de Cristo, para nosotros,
él
o ella, realmente lo es, y de esta forma, recibimos las bendiciones de todos los
Budas
Nadie
puede obligarnos a tener fe en un Maestro, pero sí queremos recibir los máximos
beneficios de sus enseñanzas, hay que intentar hacerlo.
Aconsejo
recordar las instrucciones contenidas en el camino gozoso de buena fortuna
sobre cómo escuchar las enseñanzas:
-
“Mi maestro es como un médico espiritual.
Gracias
a la confianza que deposito en él, por fin tengo la oportunidad de curar mi
enfermedad interna”
Tenemos
que cambiar nuestra forma de pensar…
…
Capítulo
22 del libro ¿Hay mariposas en París? [Enrique Mariscal]
No hay comentarios:
Publicar un comentario