Por
Christian Sanz
Amado
Boudou es corrupto, no hay dudas de ello.
No
se trata solo de la condena que le endilgó hace unas horas el Tribunal Oral
Federal 4 por “cohecho pasivo y negociaciones incompatibles con la función
pública”.
También
aparece el rastro de otras tantas denuncias judiciales e incluso puntuales
tópicos de su conducta privada.
No
es casualidad que el ex vice presidente haya sido quien más multas de tránsito
impagas ostenta —más de 20— o uno de los que más causas judiciales llegó a
acumular durante su extenso paso por el kirchnerato.
Respecto
de lo primero, su historial se remonta al 25 de noviembre de 2007, antes de que
fuera designado al frente de la Anses.
En esa ocasión, la sanción se debió a
exceso de velocidad.
Luego, tiene no menos de 11 multas por estacionar en un
lugar prohibido o de forma antirreglamentaria en el mismo sitio, en la calle
Niceto Vega.
Con
relación a las causas judiciales, Boudou llegó a acumular más de 60 denuncias
como imputado.
Siempre según el registro de la Cámara de Apelaciones en lo
Criminal y Correccional Federal.
Con
un detalle: las presentaciones no
incluyen aquellas que se puedan haber iniciado en tribunales de Mar del Plata,
antes de su incorporación al kirchnerismo.
Entre
otras, las causas van desde la propiedad de un auto con falsos papeles o la
compra sin licitación de automóviles para el Ministerio de Economía, pasando
por una denuncia por daño al patrimonio histórico por la remodelación del
Senado.
Ello sin mencionar
la denuncia que le inicié en el año 2012 por enriquecimiento ilícito, investigación por
la cual terminó en prisión en noviembre de 2017.
Boudou
jamás pudo demostrar en ese expediente cómo hacía con su sueldo de
vicepresidente para acopiar —y mantener— autos importados, motos de alta
cilindrada y dinero en efectivo, entre otras cosas.
Todo
mientras vivía en el ostentoso barrio de Puerto Madero.
Cuando hice esa
denuncia fui duramente injuriado por la batería de medios K que se dedicaban
a blindar a los funcionarios kirchneristas.
Fui
“escrachado” por 678, Duro de Domar, Página/12, agencia Télam, revista
Veintitrés, entre otros.
A
falta de acusaciones reales y concretas, me asociaron a delitos aberrantes,
obviamente sin presentar una sola evidencia jamás.
Me destrozaban al
mismo tiempo que aseguraban que mi “embestida” contra Boudou se debía a la
oculta intención de mi parte de voltear un gobierno “nacional y popular” que
había llegado para cambiar el statu quo.
Visto
en retrospectiva, hoy todo parece surrealista.
Sin
embargo, ello ocurrió y fue tan real como la condena que hoy complicó al mismo
exvicepresidente.
Hay
mucho para decir, pero solo faltaría una cosa para terminar de hacer justicia:
La condena a los
periodistas y actores que apoyaron el saqueo del otrora funcionario junto a su
jefa,
Cristina Kirchner.
Son
parte infaltable de la trama de corrupción que sacudió al país durante 12 años.
Y
cuando hablo de condena no me refiero a una cuestión judicial, sino de la
necesaria reprobación social que merecen los ladriprogresistas de hoy y de
siempre.
Aquellos
que hablaron por izquierda y cobraron por derecha con los fondos que nos
robaron a todos los argentinos…
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