Alejandro
Borensztein
Se
trata de un problema de la cocina política.
En
el Senado, CFK dijo que no se arrepentía de nada.
¿En
serio?
Yo
reconozco que no es fácil, pero hay que tratar de salir del tema de los
cuadernos porque si no el pasado nos va a terminar devorando antes de que
llegue el futuro.
Sinteticemos:
ya sabíamos que se afanaron una bocha.
Sin
embargo, lo realmente grave es que los
mismos que nos chorearon son los que nos administraron.
Eso
lo explica todo.
Puesto
a elegir, si nos tenía que administrar un delincuente, me quedaba con Al Capone.
El
tipo te partía el marulo con un bate de béisbol pero por lo menos era
eficiente.
Punto.
Fin del tema.
Sigamos.
Este
es un momento en el que hay que ponerle onda, buscar ideas más creativas,
empujar entre todos y salir del pantano.
Si
bien la batucada de Río Gallegos dejó el país al borde del abismo, la realidad
demuestra que estos muchachos del Cardenal Newman aún no le encuentran la
vuelta.
Huele a cierta mala praxis del gobierno que hoy se está pagando caro.
Tanto
el oficialismo como la oposición carecen de pensamiento lateral y no tienen
ideas alternativas.
Seguimos
encerrados en lo de siempre.
El
problema del gobierno se resume en una sola frase: “No alcanza la tarasca”.
Algunos
reclaman que activen un plan B.
Otros
le piden un plan C, teniendo en cuenta que el B es el de ahora y el A ya se les
quemó hace rato.
Tal
vez el gobierno piense que no hace falta otro plan ya que las dos cosas más
importantes que hacen, endeudarse y
devaluar, les salen como los dioses.
El
mejor equipo en 50 años.
El
problema de la oposición está contenido en otra simple frase:
“Ya no saben cómo
hacer para sacársela de encima”.
Es
tan recurrente que alcanza con decir “sacársela de encima” para que todos
entendamos de quién estamos hablando.
Ni
hace falta nombrarla.
Lo
único que se le ocurre al peronismo es unirse y buscar un candidato para ir
todos contra Macri.
Podría
ser Pichetto con Lavagna, Urtubey con Massa, cualquiera de estos mezclados con
Ricardo Alfonsín, transar algo con Agustín Rossi, rescatar a De la Sota y
Duhalde o jugar una liguilla entre todos y después el campeón va con Tinelli.
Están
viendo.
Picó
en punta Felipe Solá, un tipo que participó de todos los gobiernos y formó
alianzas con medio mundo, incluida una con Macri en 2009 sellada una noche de
copas en alguna pulpería de la Pampa Húmeda.
Esa
vez, junto a De Narváez, le ganaron las elecciones legislativas al trío Néstor
“Samsonite” Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa.
Ahora,
ya de grande, descubrió su verdadera vocación: ser presidente.
Dijo
que Macri es la mancha venenosa y que no tiene problemas en sumar a Cristina,
pero como no la ve hace varios años no sabe lo que piensa.
Raro.
Yo
nunca la vi y sin embargo le conozco todas sus neuronas de memoria.
Las
cuatro, incluida esa gigante donde se aloja el cuento chino de la década ganada
y la otra, la chiquitita, la que se ocupa de las estrategias electorales.
Esta
semana Felipe anunció que se reunió con Cristina y declaró textualmente:
“Le
dije que haga el esfuerzo de olvidar el sectarismo”.
No
reveló lo que le contestó ella, pero no es difícil de adivinar.
Imaginemos
la escena:
Felipe
se baja del caballo, lo ata al palo que sostiene las chapas que dicen “Uruguay”
y “Juncal”, se acerca a la entrada del edificio donde vive la ex presidenta y,
rebenque en mano, toca el portero eléctrico del piso 5.
-
¿Hola? (voz femenina)
-
Hola Cristina, soy Felipe Solá.
-
¡Hola Felipe! ¿Querés subir?
-
No, no… Pasaba por acá para decirte que hagas el esfuerzo de olvidar el
sectarismo…
-
Ajá… decime una cosa, Felipe, ¿por qué no te vas a suturar el orto? Vos, Gioja
y todos los otros suturados…
-
Ok, Cristina, entendido… yo ahora les aviso a los muchachos, gracias.
Felipe
desata las riendas del caballo, monta y sale al galope por la bicisenda de la
calle Uruguay hacia su campo.
Fin
de la escena.
También
se lanzó Guillermo Moreno, insistiendo con que hay que salir a combatir a este
“gobierno ateo”.
Una
mezcla de Seineldín, Suarez Mason y Jerry Lewis.
Es
una oferta electoral interesante, sobre todo pensando en ese nicho de personas
que, después de cenar, pone un long play de Wagner y se tira a leer su libro
favorito: “Mein Kampf”.
No
veo la hora de que salgan Carta Abierta, Nuevo Encuentro y otras sectas para
explicar por qué apoyaron a este muchacho durante tantos años.
Y
no me vengan con que es la oveja negra del proyecto nacional y popular porque
ese argumento lo gastaron con José López, Ricardo Jaime y Roberto Baratta.
Próximamente Julio De Vido.
En
el caso de la famosa Unidad Ciudadana, o como vayan a bautizar esta vez al
grupo kirchnerista puro que contra Gladys Gonzalez perdió sólo por 4 puntos,
el
Plan A es igual al Plan B o al C: incendiar el país y juicio político a Macri.
Y
a Majul.
A
esta propuesta D’Elía le sumó la idea de cerrar la embajada de EE.UU. y
deportar a quienes estén adentro.
Sobre
esto último, yo les daría un preaviso antes de las deportaciones, ya que
durante toda la década ganada, a cada fiesta de la Independencia de EEUU,
asistía medio gabinete de Cristina y buena parte de sus legisladores.
No
sea cosa que cuando llegue el momento de la revolución, entre todos los que
están presos y todos los que puedan estar comiendo canapés en la embajada, no
les queden funcionarios disponibles para armar el nuevo gobierno.
A
propósito, una preguntita: ¿Milani también está invitado al revival de los
pibes para la liberación?
Para
rematar este monótono círculo vicioso del que no podemos salir, Cristina habló
en el Senado.
Nada
nuevo.
Decir
que, así como en su momento los militares hacían desaparecer gente ahora son
los medios lo que te hacen desaparecer, es una banalización que, por ser ella,
vamos a dejársela pasar.
Decir
que la CIA organizó una conspiración internacional con los jueces y los medios
para perseguir a los líderes populares como Ex Ella, Correa y Lula es menos
grave que lo de las desapariciones y un poquito más divertido.
Además
de Ex Ella, Correa y Lula, en Perú está prófugo Toledo (neoliberal y ex
presidente), está preso Ollanta Humala (populista y ex presidente) y renunció
por corrupción el liberal Kuczynski (último presidente).
En
Brasil encanaron a la mitad de los legisladores oficialistas y opositores y la
propia Dilma rajó a medio gabinete por chorros.
En
Colombia, metieron presos por el tema Odebrecht a ministros de los ex
presidentes Santos y Uribe (liberales).
Inclusive
el ex primer ministro español Rajoy (no me acuerdo si era guevarista o de
derecha) fue destituido por balbucear cuando le preguntaron si él sabía que su
partido, el PP, tenía una contabilidad paralela desde los años 70, como tantos
restaurantes de Buenos Aires.
Finalmente,
en cualquier momento le inician juicio político a Trump.
Conclusión:
o los conspiradores de la CIA, la justicia y los medios están fumando faso
paraguayo y confunden a los líderes populares o Cristina pifió por completo
su estrategia de defensa.
Podría
haber pensado otra.
Por
ejemplo, reclamar que en los operativos realizados en sus casas, el juez
Bonadio incluyó mal un policía y pedir que le den por ganado los allanamientos
por 3 a 0.
Era
más serio.
Finalmente,
el “no
me arrepiento de nada”.
Mi
Dios.
El
viernes en Telenoche (programa producido por Bob McNamara, Condoleezza Rice y
Colin Powell) mostraron que en el partido de Almirante Brown, a sólo 30
kilómetros del Obelisco, la mitad de la población no tiene agua potable y
específicamente en Claypole no existe el agua potable.
La
gente (jóvenes y ancianos) llenan bidones con agua en las canillas de Burzaco y
las llevan arrastrando hasta sus casas.
Doce años gobernó.
¿De
verdad no se arrepiente de nada…?
No hay comentarios:
Publicar un comentario