Por Lili Oger
La
ves llegando al juicio y ni todo el botox, ni las extensiones, ni el maquillaje
pueden disimular la putrefacción de su persona interior.
Y
es que su cara define quien es, aunque suene Lombrosiano.
Ya
sólo encierra envidia, maldad, odio, revancha, furia...
Cristina
Elisabet Fernandez sabe despertar pasiones pero no siente nada, salvo ambición.
No ama a sus
hijos.
Se
nota en la forma vacía en que habla de ellos, incluso en tercera persona.
No ama a nadie.
Como
no siente busca algo que reemplace ese vacío interior, y eso la pierda.
Quizás
la mejor muestra de humanidad con este ser repugnante, fruto del vacío sería la
pena capital.
El peor castigo
no sería la cárcel sino el ostracismo definitivo en alguna isla solitaria,
donde
se viera obligada a confrontar con ella misma hasta el fin de sus días…
Lili
Oger
No hay comentarios:
Publicar un comentario