Los
dichos del candidato muestran el grado de improvisación y la falta de formación
que tiene la dirigencia política argentina, dejando en evidencia, una vez más,
no estar a la altura de las circunstancias
Por
Roberto Cachanosky
El
domingo a la noche Alberto Fernández dijo, en menos de 5 minutos, un cúmulo de
dislates económicos que no sorprenden viniendo de un movimiento como el
kirchnerismo.
Si
bien el tema principal o que más impactó fue cuando dijo que iba a dejar de
pagar los intereses de las Leliq, viendo el video uno observa otras cosas tan
delirantes.
"El primer
paso para exportar más es movilizar el consumo interno", dijo.
Lo
normal es que si se consume más internamente quede menos saldo exportable.
De
todas formas no se entiende cómo relaciona Fernández el aumento del consumo
interno como paso previo al aumento de las exportaciones.
Resulta
difícil calificar esta relación sin caer en una falta de respeto, así que no la
califico, solo remarco la
inconsistencia.
En
lo que hace a las Leliq, todos sabemos que es insostenible esta tasa de interés
en el largo plazo y el crecimiento del stock.
Eso creo que
está fuera de discusión.
Es
más, tiempo atrás publiqué en una nota sobre la inconsistencia de largo plazo
de estas letras y cómo desarmar ese problema.
Aclarado
este punto, vamos a las afirmaciones de Fernández. ¿Qué ocurriría si dejara de
pagar los intereses de las Leliq?
O Fernández no
sabe nada de economía, y dijo esa barbaridad basado en su ignorancia, o bien está
anunciando un feroz ajuste de los sueldos y jubilaciones vía una llamarada
inflacionaria.
Casi
hiperinflacionaria
Como
se sabe, estos instrumentos del Banco Central están en manos de los bancos,
quienes compraron el stock con los depósitos de sus clientes.
Al
momento de redactar esta nota el stock de Leliq es de $1,2 billones, el
equivalente al 86% de la Base Monetaria y casi el mismo monto de depósitos a
plazo fijo en pesos del sector privado.
Bien,
¿qué
ocurriría si el BCRA dejara de pagar los intereses de las Leliq?
Como
los bancos captan depósitos a plazo fijo pagando tasa de interés que luego
cobran una tasa mayor comprando Leliq, no podrían pagarle a sus depositantes
los intereses por un plazo fijo.
Automáticamente
la gente retiraría de los bancos los depósitos a plazo fijo.
Ahora
bien, al presentarse el cliente del banco en ventanilla para retirar su dinero,
automáticamente el banco se daría vuelta y le diría al BCRA:
"Tomá
las Leliq y dame los pesos que tengo al cliente en la ventanilla".
Como
el BCRA no tiene los pesos, tiene que emitirlos, de manera que se cancelaría la
deuda para pagar los depósitos a plazo fijo con una fenomenal emisión monetaria
que, en el extremo, duplicaría la
base monetaria.
Esto
generaría una gran llamarada inflacionaria y cambiaria.
Así
que si Alberto Fernández pretende hacer eso el 10 de diciembre, podrá subirles
el 20% a los jubilados, pero la
inflación que va a generar va a ser tan grande que la caída del salario real y
de las jubilaciones pueden ser de nivel apoteótico, similar de la que se
produjo cuando Eduardo Duhalde salió de la convertibilidad.
En
definitiva, o Fernández no sabe nada de economía, y dijo esa barbaridad basado
en su ignorancia, o bien está anunciando un feroz ajuste de los sueldos y
jubilaciones vía una llamarada inflacionaria.
Casi
diría hiperinflacionaria.
Si uno piensa
mal, hasta puede especular con que la jugada de Fernández consistió en generar
ahora una corrida financiera y cambiaria para complicar al Gobierno.
Es
que desde que la Casa Rosada logró dominar el mercado de cambios en base a
tasas desorbitantes y endeudamiento para frenar la suba del dólar, aumentó la
confianza en el gobierno y la del consumidor.
La realidad es
que desde abril el tipo de cambio se mantiene quieto y con tendencia a la baja.
Es
decir, el dólar bajó en términos nominales y, obviamente, en términos reales.
Al
mismo tiempo pudo mostrar un IPC con tendencia a la baja y ya hay indicadores
de actividad que muestran que la recesión estaría tocando piso.
Estos tres ingredientes
pueden haber mejorado la imagen del Gobierno.
Luego
del acantilado, que es la curva desde noviembre de 2017 hasta abril pasado, en
los últimos tres meses hay una recuperación importante.
En
julio la confianza, siempre según la Universidad Torcuato Di Tella, aumentó el
6,1% respecto a junio y el 28,8% respecto al piso de abril.
En
definitiva, el gráfico muestra que al menos la economía ya no le juega en
contra a las autoridades.
Aclaro
que toda esta tranquilidad cambiaria y con baja de la inflación es forzada y
artificial, pero le funciona a Cambiemos para llegar a las elecciones sin
desbordes cambiarios y una inflación más potable para el estándar inflacionario
de Argentina.
Pero queda al
menos un punto más a tratar del tsunami de dislates económicos que en cinco
minutos dijo el candidato Fernández.
El
ex jefe de gabinete de Néstor Kirchner y de Cristina Kirchner afirmó que el 10
de diciembre, si es elegido presidente, va aumentar un 20% las jubilaciones y
que va a financiar ese aumento con el no pago de los intereses de las Leliq.
Si
uno piensa mal, hasta puede especular con que la jugada de Fernández consistió
en generar ahora una corrida financiera y cambiaria para complicar al Gobierno
Considerando
que hay un stock $1,2 billones, a una tasa del 60% anual, el BCRA tendría que
transferirle a la Anses $140.000 millones anuales de intereses para aumentar
las jubilaciones, pero si el Central no pagara intereses por las Leliq habría
una corrida financiera y cambiaria que duplicaría la base monetaria en un mes,
con lo cual iríamos de cabeza a una hiperinflación y los jubilados y los
asalariados cobrarían migajas.
Resumiendo,
la catarata de dislates que dijo Fernández, desde que para aumentar las
exportaciones el paso previo es incrementar el consumo interno, algo insólito desde el punto de vista
económico, hasta decir que va a pagar el aumento de las jubilaciones no
pagando los intereses de las Leliq, muestran el grado de improvisación y la
falta de formación que tiene la dirigencia política argentina, dejando en
evidencia, una vez más, no estar a la altura de las circunstancias para
enfrentar los serios desafíos que tenemos por delante para volver a la senda de
crecimiento.
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