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sábado, 31 de agosto de 2019

Déficit fiscal, la clave de todo


Por Pablo Dócimo


Algo que cualquiera debería entender
Con fecha 29 de agosto, el economista Iván Carrino publicó en su cuenta de Twitter algo tan simple como real, que dice:
"No hay default sin deuda.
No hay deuda sin déficit.
No hay déficit sin exceso de gasto público.
Y no hay exceso de gasto sin una población que en promedio adora al Estado y le pide que haga de todo.
¿Culpables?
“Mirarse al espejo."


Como dijimos, es algo tan simple y real que hasta cualquier peronista o simpatizante de izquierda, ambos amantes de todo lo que tenga que ver con la intervención estatal, deberían entender.
Son harto conocidas las gestiones de gobiernos que siguen modelos populistas -entre otras cosas- por las arengas, la demagogia y gritos de histeria acusando al imperio, la oligarquía y las multinacionales como responsables de todos los males que sufren los sectores más humildes.
Luego, cuando se consolidan, se transforman en autoritarios y lo más totalitaristas posible para poder controlar la máxima cantidad de instituciones y ámbitos estatales posibles.

Son gobiernos con gestores que deciden aumentar el déficit fiscal, que más tarde o más temprano nos llevan a endeudarnos.
Por otro lado, tenemos aquellos gobiernos que deciden bajar ese déficit fiscal con la necesidad de sanear la economía, buscando reducir el gasto público.
Con ello el grado de impopularidad los lleva a ser conocidos como oligarcas, vende patrias y gorilas.

Unos destruyen el futuro y otros intentan construirlo pagando un alto costo económico social, más conocido como "ajuste".
Veamos en el siguiente gráfico cómo evolucionó el gasto público en nuestro país desde la década de los 60 hasta la actualidad.

Bajo la misma tesitura, los gobiernos populistas, como ya dijimos, tratan de manejar -léase estatizar- lo máximo posible, generando empelo así público, una de las principales fuentes de déficit fiscal que es, además, ficticio.
En el siguiente gráfico se puede apreciar claramente el aumento de empleados públicos -especialmente en provincias y municipios- desde 2005 a 2018.


Como bien dijo Iván Carrino en su tuit:
"No hay deuda sin déficit. No hay déficit sin exceso de gasto público", y esto, se financia solo de dos maneras, imprimiendo billetes, generando inflación, o pidiendo préstamos, generando deuda.

Y repito: algo tan simple y real que hasta cualquier peronista o simpatizante de izquierda, ambos amantes de todo lo que tenga que ver con la intervención estatal, deberían entender.

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