Por
Carlos Tórtora
Los
primeros pasos de Alberto Fernández como presidente electo permiten confirmar
algunas tendencias.
Por
ejemplo, en lo internacional, el apoyo
dado a Evo Morales, que enfrenta serios cuestionamientos por fraude, y la
presencia del ex presidente del gobierno español, Luis Rodríguez Zapatero,
confirman que la Argentina se va a ubicar en el contexto del recientemente
creado Grupo de Puebla.
Se
trata de 30 líderes izquierdistas de América Latina y España que en julio se
reunieron en Puebla, México, para
fundar un movimiento que hiciera contrapeso al llamado Grupo de Lima,
el cual había tomado la batuta en la lucha contra la dictadura en Venezuela.
Entre
sus miembros se destacan los ex presidentes Lula da Silva y Dilma Rousseff, de
Brasil; Fernando Lugo, de Paraguay; Ernesto Samper, de Colombia; Leonel
Fernández, de República Dominicana y José Luis Rodríguez Zapatero, de España.
Además,
aparecen los dirigentes Carlos y Marco Enríquez Ominami por Chile, junto al ex
secretario de la OEA, José Miguel Insulza;
Yeidckol
Polevsky, representante de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México; y
Daniel Martínez, candidato a presidente del Frente Amplio de Uruguay.
Aunque
en la reunión de Puebla no hubo presencia del chavismo, allí se acordó defender a la revolución bolivariana,
condenar la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca
(TIAR) en la OEA y otorgarle el
liderazgo al Alberto Fernández, una vez éste asuma la Presidencia.
Así
las cosas, este último pasaría a ser el líder de una coalición que confrontaría
sobre todo con el gobierno brasileño, de ahí que Jair Bolsonaro continúe
profundizando sus embestidas contra el nuevo presidente argentino.
En
consonancia con el Grupo de Puebla, el embajador de China en la Argentina
estaría por reunirse con Alberto F para transmitirle un mensaje del presidente
chino Xi Jinping.
En
lo que hace a la estrategia política interna, el resultado final de la
elección, con Macri apenas 8 puntos abajo, demuestra
que habrá una oposición consistente y que el PRO está lejos de quedar quebrado
como fuerza política.
Así
es que Alberto F da señales de integrar la diversidad del peronismo con la
designación de un cuarteto de dirigentes que representan la complejidad del
espectro peronista para ocuparse de la transición con el macrismo.
Eduardo Wado de
Pedro, Vilma Ibarra, Gustavo Beliz y Santiago Cafiero componen un arco político
bastante amplio.
La
levantada final de Macri con el “Sí se puede” obliga también en cierta medida a
Alberto a movilizar el apoyo de los gobernadores justicialistas y éste sería
uno de los motivos para la postergación del anuncio de su futuro gabinete:
Algunos
jefes territoriales podrían terminar de ministros o secretarios.
El otro motivo
para dilatar los anuncios es que 40 días son demasiados y el desgaste podría
complicarles las cosas a los que sean elegidos.
Los
números finales de la elección también habrían entusiasmado a Sergio Massa ya
que, según él interpretaría, sin su incorporación al Frente de Todos, éste
habría quedado en paridad de fuerzas con Juntos por el Cambio.
De
ahí que ahora suene cada vez más fuerte que Malena Galmarini ocupará un
ministerio.
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