"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 6 de febrero de 2020

¡Paren el mundo, que la Argentina se quiere bajar! II

En este contexto es preocupante que el ministro de Producción, Matías Kulfas, haya suspendido la entrada en vigor de la ley de economía del conocimiento.
Una ley fundamental que sancionó el Congreso en mayo pasado, con el apoyo de todos los bloques, a excepción del Partido Obrero.
Su objetivo es alentar el desarrollo y la modernización de industrias y empresas grandes y pequeñas de todo el país, que incorporen inteligencia artificial, robótica, nanotecnología, biotecnología, tecnología nuclear y espacial, neurociencias y talento argentino a su producción y exportaciones.

El ministro Kulfas está por enviar un nuevo texto al Congreso que modifica la ley aprobada, para que favorezca con reducciones impositivas y laborales principalmente a las pymes y limite los beneficios a las grandes multinacionales, sean argentinas, como Mercado Libre y Globant, o extranjeras, como Accenture y J. P. Morgan.
Estas generan el grueso de los US$6000 millones que exportamos en tecnología y conocimiento por año.

"Con la pobreza que hay, ¿por qué el Gobierno va a subsidiar a Marcos Galperin, el hombre más rico de la Argentina?", preguntan unos.
"Hay muchas pymes y empresas de otros sectores que la están pasando mal, ¿vas a apoyar a las multinacionales", exclaman otros.
Estos argumentos parecen razonables, pero dejan de lado un dato fundamental:
Si queremos terminar con la pobreza, la falta de creación de trabajo genuino y las crisis económicas recurrentes, tenemos que generar mucha más riqueza. Países que partieron de situaciones mucho peores que la nuestra comprendieron que en esta era el desafío consiste en producir y exportar productos y servicios de alto valor tecnológico.
Israel, Irlanda, Corea del Sur, Estonia, Islandia, Singapur y China, entre otros, muestran ese camino.

Como primer paso sedujeron con beneficios especiales a las grandes multinacionales, como Apple, Microsoft, Intel, IBM y Google para crecer rápidamente y aprender de ellas.
Lo contrario de lo que el gobierno querría hacer ahora, poniendo cupos a las empresas con miles de empleados.
Por otro lado, las compañías exportadoras de servicios y tecnología ya están siendo castigadas con un 5% de retenciones, una carga impensada en países que lideran la economía del conocimiento o que aspiran a hacerlo.

Irlanda, por ejemplo, era la hermana pobre de Europa hasta fines de los años 80, cuando comenzó una gran reforma económica que tuvo como pilar la apertura a la inversión extranjera y la reducción del impuesto a las ganancias corporativas al 10%.
Se convirtió en la base de operaciones de las principales multinacionales tecnológicas.
Hoy, gracias a un acuerdo social entre partidos, empresas y sindicatos que lleva décadas, y a una gran reforma educativa, tiene el quinto entre los mayores PBI per cápita del mundo: US$77.000 por habitante.

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