Encienden
un fuego y celebran.
Y
de repente la isla se tambalea, los árboles se caen.
La
isla era en realidad el lomo de un pez gigante que había estado inmóvil durante
tanto tiempo que se había acumulado arena encima y habían crecido árboles sobre
él.
El
calor del fuego en su lomo es lo que saca al pez gigante de su sueño.
Se
zambulle en las profundidades, y Simbad es arrojado al mar.
Este
cuento es una parábola, enseña que el
hombre tiene una ceguera fundamental, ni siquiera es capaz de reconocer sobre qué
está de pie, así contribuye a su propia caída.
A la luz de su
impulso destructivo, el escritor alemán Arthur Schnitzler compara a la
humanidad con una enfermedad.
Nos
comportamos con la Tierra como bacterias o virus que se multiplican sin piedad
y finalmente destruyen a quien los hospeda.
Crecimiento
y destrucción se unen.
Schnitz-ler
cree que los humanos son solo capaces de reconocer rangos inferiores.
Frente a rangos
superiores somos tan ciegos como las bacterias.
La
historia de la humanidad es una lucha eterna contra lo divino, que resulta
destruido necesariamente por lo humano.
(Fragmento
de El filósofo surcoreano Byung-Chul Han)
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